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Dossier. Literatura y política

Literatura y política

 

Ximena Espeche (CONICET/FFyL-CHI/UNQ)

 

Si hay un par que es tenso, ese es el de “Literatura y política”. O al menos así lo parece si revisamos la producción académica argentina (y no sólo argentina): es un par complejo porque el consenso sobre qué alcances toma el problema no está saturado. A qué se llama “política” en ese par. A qué “literatura”. Armamos la dupla, asumimos su o sus sentidos a cada uno de los términos, les exigimos una historia y sobre ello van los análisis. {{1}} Esto es, podemos decir que se trata de los modos en que desde la crítica literaria, y no sólo desde ella: sociología, ciencia política, historia, etc., una serie de autorxs, una serie de textos, una serie de problemas y una serie de lecturas instituyen y son instituidas como conjunto sine qua non de la entente “literatura y política”.

Podemos, también, encontrarnos con la afirmación de que uno de los términos es inexistente, en el sentido de que la literatura no existe, o no es más que lo que “se enseña”; o que es una institución al menos desde el siglo XVIII y que antes su sentido no era tal como lo conocemos hoy. O, por el otro lado, que el otro de los términos, el de política, es mucho más que la exacerbación de “política” como el accionar concreto de un grupo o la puesta en marcha de unas ideas en función de una doctrina; es la insistencia en que “política” supone la disputa por lo sensible y la legitimidad de los modos de nombrar. {{2}} Y, también, que la afirmación de que toda literatura intrínsecamente es política reduce la tensión que opera en el vínculo, entre eso que “no se enseña” y eso que es disputa concreta, cuerpo a cuerpo, por el reparto de lo sensible y quién estaría en condiciones de nombrarlo.

El dossier presentado pone en perspectiva esas afirmaciones. Dentro de la enorme cantidad de muy buenos trabajos relativos a la relación entre literatura y política, este dossier está compuesto por textos que se ocupan del siglo XX, exceptuando uno que se remite a los orígenes de la Argentina “moderna”, en el último tramo del siglo XIX.

El trabajo de Claudia Román sigue de cerca los vaivenes de la imagen de Sarmiento en la prensa periódica. Especialmente, en las caricaturas porque en realidad lo que tematizan, paradojalmente, es el uso que el propio Sarmiento hace de la figura por la que es caricaturizado: el loco. Sebastián Hernaiz revisa a su vez las lecturas normativizadas de la narrativa cortazariana en Casa tomada, y allí pregunta hasta qué punto el relato mismo construye un narrador que, dando vuelta la operación canónica de lectura, está planteado como un “mentecato” y el cuento todo pasa a ser más bien filoperonista que antiperonista. O, en su recuento por las modulaciones de las palabras, María Pía López explora en el análisis de la figura de Rodolfo Fogwill y su novela Los Pichiciegos cierta caracterización de la lengua y del habla sociales. Una madre que viendo la televisión dice “hundimos un barco” durante la Guerra de Malvinas expresa mucho de la militarización de la sociedad pero también de la imposición de una guerra como pantalla y, luego, como síntoma de una herencia cultural. Adriana Petra desgaja punto a punto cómo las discusiones sobre la tradición cultural y la literatura nacional -sobre todo la gauchesca, el criollismo y la figura del gaucho-, fueron centrales a la hora de disputar los bienes simbólicos y materiales de una sociedad como la argentina peronista en la voz de intelectuales comunistas. Y donde, además, la relación entre el compromiso y el arte confluía en la sospecha de que la autonomía de este último era un punto ciego: ¿quiénes definían los criterios de uno y otra? ¿Cuáles eran esos criterios y en relación con qué tradiciones culturales? Finalmente, Claudia Gilman analiza de muy cerca, y con un interés especial en el problema de la periodización, el drama de los escritores vueltos intelectuales por las derivas de la Revolución Cubana, la espera de una literatura que le hiciera ambiguos honores (que fuera revolucionaria tanto en forma y fondo), la reconfiguración de los valores de esa literatura y de esos escritores según su vínculo con el Mercado, y cómo esa trama definió las posturas antiintelectualistas dentro y fuera de la isla.

Los trabajos elegidos proponen entonces que la relación entre literatura y política es un ángulo de toma para mirar mejor ciertos problemas. Para nombrar sólo algunos de ellos: la disputa por el lugar de los escritores y de ahí la configuración de las “ideologías de escritor”; el análisis sobre la asunción del lugar de intelectuales latinoamericanos frente al Mercado, la Revolución o América Latina; las discusiones dentro del partido Comunista a la hora de pensar una tradición cultural que tiene su tempos cruzados con los usos políticos del pasado nacional en el presente de la Guerra Fría -que no puede entonces dejar de pensarse como tensión entre nacional/regional/internacional/global-; las modulaciones de una “tradición de lectura” que volvieron a un narrador el espejo de una clase social, una univocidad a ser cuestionada; y justamente sobre esa polivalencia de los sentidos y la disputa por su normalización, el trabajo en torno de la sátira y los usos que hace Sarmiento y que hacen sobre su misma figura: el loco, el moro, el bárbaro; y el que ausculta la lógica de un lenguaraz como Fogwill.

En definitiva, todos ellos rodean lo que parece una afirmación para volverla una pregunta: ¿cómo es posible?

[[1]] Entre los varios trabajos que se dedican a escudriñar esta relación y hacerla parte activa de la composición de una mirada de y sobre la literatura y la crítica literaria en Argentina la lista es larga y, además, incompleta. Nombro aquí algunos de los que al menos a mí me han ayudado a pensar esa relación: Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz (1997), Ensayos argentinos. De Sarmiento a la Vanguardia. Buenos Aires: Ariel; Gilman, Claudia (2002), Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario en América Latina, Buenos Aires: Siglo XXI; Gramuglio, María Teresa (2013), Nacionalismo y cosmopolitismo en la literatura argentina. Rosario: Editorial Municipal de Rosario; Raimondi, Sergio, El poeta y el Estado. En A.A.V.V., La letra argentina. Lenguajes, política y vida en el siglo XXI (pp. 113-119). Buenos Aires: Ministerio de Cultura de la Nación, Secretaría de Pensamiento Estratégico; Viñas, David (1995), Literatura argentina y realidad política. Buenos Aires: Sudamericana. Véase también: Eagleton, Terry (1998), Introducción a la teoría literaria. México: Fondo de Cultura Económica; Rama, Ángel (1995), La ciudad letrada. Montevideo: Arca; Ranciere, Jaques (2011) La política de la literatura. En Política de la literatura. Buenos Aires: libros del Zorzal; Rinesi, Eduardo (2003), Política y tragedia. Hamlet entre Hobbes y Maquiavelo. Buenos Aires: Colihue; Williams, Raymond (1980), Marxismo y literatura. Barcelona: Península. [[1]]
[[2]] Ranciere, Jaques (2011), La política de la literatura, op. cit, pp. 15-54. [[2]]

Textos seleccionados para el dossier