1

Dossier. Más allá de Montoneros: los otros peronismos revolucionarios de los setenta

ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier. Más allá de Montoneros: los otros peronismos revolucionarios de los setenta

 

Mora González Canosa (IdIHCS / UNLP- CONICET)

Fernanda Tocho (IdIHCS / UNLP)

 

Hace años que el campo de estudios consolidado alrededor de los procesos de activación social, politización y radicalización ocurridos en los años sesenta y setenta viene recibiendo un renovado impulso, que es nutrido desde diferentes perspectivas disciplinares. Con todo, se ha señalado la tendencia de buena parte de la bibliografía a realizar un “doble recorte” al analizar estos procesos, concentrándose en los acontecimientos y actores más resonantes. Es decir, considerando sólo los últimos tramos de esa historia -simplificando así el encadenamiento de conflictos que envolvió al país tras la caída del peronismo-, y privilegiando el estudio de los “partidos armados”, invisibilizando de ese modo buena parte de los actores -políticos, sindicales, culturales, religiosos- que dieron densidad al movimiento de oposición del cual las organizaciones armadas formaron parte.[1] Sin embargo, a nuestro juicio, perder de vista esa trama mayor en la que se inscribieron los grupos armados -de modo complejo y a veces tenso-, conlleva el riesgo de volver incomprensible tanto su emergencia y crecimiento, así como las adhesiones que lograron concitar. A esa tendencia podríamos sumar otra dentro del campo específico de las organizaciones armadas: la concentración de estudios sobre aquellas que resultaron hegemónicas, es decir, el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo) y Montoneros. Se trata de otro recorte que invisibiliza, en este último caso, la gran heterogeneidad y riqueza del peronismo revolucionario, homogeneizando y simplificando su enorme variedad interna.

Ahora bien, también es cierto que desde que este mismo campo de estudios se fue consolidando, contamos con conceptualizaciones que buscaron evitar esos recortes e invisibilizaciones. De ellas, nos referiremos a dos que resultaron especialmente productivas, inspirando la elaboración de diversos estudios empíricos de caso, entre ellos, varios de los que componen el presente dossier. Ambas son el resultado de la sistematización y reflexión sobre lo que originalmente fueron categorías nativas.

En el primer caso, se trata del enfoque de la “nueva izquierda”, desarrollado por Tortti[2] en polémica con diversos trabajos surgidos en la década de los ochenta que, sustentados en una concepción de la política fuertemente consensualista, exploraron el período previo a partir de la revalorización de los métodos democrático-parlamentarios propia de la época de la “transición”.[3] Desde dicha óptica, esos trabajos circunscribieron el fenómeno de la “nueva izquierda” a las organizaciones armadas, enfatizando las diferencias entre su accionar y un vasto movimiento popular de carácter “espontáneo” en que las primeras habrían querido implantarse desde “afuera” y desde “arriba” obstruyendo su carácter democratizador. En abierto contrapunto con aquellos trabajos pioneros, Tortti retomó el concepto de “nueva izquierda” para caracterizar al conjunto de fuerzas sociales y políticas disímiles que desde fines de los sesenta protagonizó un vasto proceso de protesta social y radicalización política que incluyó desde la revuelta cultural y el activismo social, hasta la política revolucionaria y el accionar armado.

Dos son los aportes de ese enfoque que nos interesa destacar en relación con este dossier. Por un lado, que aún reconociendo la importancia que la violencia política y el activismo armado adquirieron en el período, invita a una mirada de conjunto, destacando la importancia de explorar los vínculos gestados entre los distintos grupos, movimientos y organizaciones que protagonizaron el fenómeno. Fueron esos nexos -a veces concretados y otras sólo prometidos o imaginados, exitosos o fallidos, de modalidades variadas y no exentos de tensiones- los que, al decir de Tortti, contribuyeron a que los diversos actores de la “nueva izquierda” se percibieran y fueran percibidos como parte de una misma trama, la del “campo del pueblo” y la “revolución”, generando una poderosa “sensación de amenaza” en el gobierno y los sectores dominantes. En definitiva, creemos que la indagación de esos nexos, particularmente entre política revolucionaria y protesta social, es central para analizar las características del fenómeno, su envergadura, así como las posibilidades de expansión y las limitaciones que enfrentó.

El otro aporte que queremos subrayar también tiene que ver con complejas confluencias y articulaciones. Se trata de la idea de que la “nueva izquierda” debe entenderse como una suerte de magma resultante de las convergencias entre distintas tradiciones político-culturales, no todas ellas incluidas por otros enfoques sobre el tema. Básicamente: el peronismo, el nacionalismo, el catolicismo y la izquierda. De hecho, las rupturas y transformaciones que cada una de esas tradiciones experimentó en el período y los puentes que esas rupturas posibilitaron entre los grupos, movimientos o partidos ligados a todas ellas, fueron claves a la hora de ensanchar los márgenes de la “nueva izquierda”, constituyendo otro factor central para comprender la envergadura que alcanzó.

Se trata, en suma, de una conceptualización que, a diferencia de otras, no circunscribe el fenómeno a las experiencias armadas ni tampoco lo reduce a los itinerarios exclusivos de la izquierda, sin incluir sus múltiples hibridaciones con otras tradiciones políticas.

Elementos coincidentes, en cuanto a su productividad y a los problemas de investigación que permite pensar, podemos encontrar en la caracterización de Lenci sobre la “Tendencia Revolucionaria Peronista”, un término nativo y sumamente recurrente en la bibliografía que la autora recoge y sistematiza como actor específico dentro del campo peronista.[4] Bajo dicho término la autora incluye no sólo al conjunto de las organizaciones armadas peronistas de principios de los años setenta: FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), Montoneros y Descamisados, sino también a las numerosas organizaciones de base que desarrollaron sus actividades en los denominados “frentes de masas”, siendo la Juventud Peronista Regionales ligada a Montoneros la de mayor peso, pero no la única. A su vez, Lenci da cuenta de otros actores menos visibilizados -de variados matices ideológicos, que desarrollaron diversidad de prácticas sociales y políticas y con diferentes posicionamientos respecto de la lucha armada- que acompañaron este proceso de radicalización, confluyendo en la aspiración de unificarse en torno a una “Tendencia Revolucionaria” dentro del peronismo. Tal es el caso de núcleos sindicales combativos herederos de la CGT de los Argentinos, diversas organizaciones de profesionales, sectores de las Ligas Agrarias del noroeste argentino y una enorme variedad de agrupaciones de activistas de diversos ámbitos sociales, así como personalidades del mundo de la cultura.

En síntesis, esta definición amplia y laxa de la Tendencia, como emergente del proceso de radicalización hacia la izquierda de importantes sectores del movimiento peronista, también trasciende la focalización exclusiva en las organizaciones armadas, abriendo nuevas preguntas sobre la diversidad de actores y la multiplicidad de prácticas encaradas desde ese espacio. En este sentido, al igual que el concepto de “nueva izquierda”, es un término que habilita la exploración de los vínculos entre las organizaciones armadas y el activismo social, cultural y político más amplio, rastreando las articulaciones establecidas y las tensiones surgidas, en este caso, específicamente dentro del campo peronista.

Finalmente, aún si nos centramos en las organizaciones armadas de la “Tendencia Revolucionaria del Peronismo”, el panorama no puede reducirse a Montoneros, ni tampoco suponer a esta última como una entidad homogénea. Un conjunto de clivajes, como las diferentes concepciones sobre el movimiento peronista, sus sectores internos y el rol de su líder, la forma de pensar la contradicción principal y el objetivo final del proceso revolucionario que debía desencadenarse en el país o la mejor estrategia y táctica para impulsarla, dividían aguas entre los denominados “movimientistas”, “tendencistas” y “alternativistas”.[5] De hecho, los debates resultaron interminables tanto entre los grupos originarios de Montoneros, como entre las distintas organizaciones armadas peronistas de existencia independiente que desde 1972 comenzaron a fusionarse con aquel grupo, como los Descamisados, las FAR o -antes y después de esa fecha- sectores de las FAP. Todas ellas expresan, además, variadas hibridaciones entre distintas tradiciones político-culturales, uno de los rasgos centrales en la conformación de la “nueva izquierda”. Finalmente, cabe añadir que los clivajes y discusiones mencionadas no se apaciguaron, sino que sumaron nuevos ribetes al calor de un tempo político vertiginoso y en constante aceleración, como muestran las rupturas y disidencias de Montoneros, ya sea la de los “alternativistas” de la organización Montoneros José Sabino Navarro o la de los “movimientistas” de la Juventud Peronista-Lealtad, ya entre 1973 y 1974.

El presente dossier reúne un conjunto de trabajos, mayormente de jóvenes investigadores, que hace tiempo vienen desafiando la tendencia a las diversas invisibilizaciones que hemos esbozado. Es decir, que más allá de la hegemonía adquirida por Montoneros en el período, han indagado o bien en el variado y heterogéneo espectro de las organizaciones armadas del peronismo revolucionario, o bien en las diversas agrupaciones de activistas identificadas con la Tendencia que se ligaron de distintos modos con ellas.

Siguiendo este doble criterio, en el primer grupo de trabajos podemos ubicar cuatro investigaciones: las de Campos, González Canosa, Seminara y Pozzoni.

Por un lado, los artículos de Campos y González Canosa abordan el itinerario de dos organizaciones, provenientes de distintas tradiciones políticas y bien disímiles entre sí, que se fundaron a inicios de los setenta y luego confluyeron en Montoneros: Descamisados y las FAR.

En “Venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos”. La organización Descamisados: entre la Democracia Cristiana, el peronismo revolucionario y la lucha armada”, Campos aborda algunos ejes de la discusión sobre la transición que hicieron sectores laicos del catolicismo postconciliar hacia la guerrilla peronista a fines de los sesenta. Tomando distancia de las interpretaciones que vieron en los orígenes religiosos de Montoneros y Descamisados un síntoma inalterable de irracionalismo político integrista y mesiánico, el autor propone pensar dicho pasaje como parte del proceso de secularización y modernización que atravesaron grupos cristianos en proceso de peronización y en diálogo con otros sectores de la “nueva izquierda”.  En este sentido, lejos de ver mera continuidad de la cosmovisión religiosa tradicional, Campos aporta elementos para pensar las rupturas producidas en la historia política de los movimientos armados, en particular el proceso de descristianización de la militancia católica.

A partir del análisis de un pasaje que en este caso va desde la izquierda marxista al peronismo, también encontramos la pregunta por las rupturas y las continuidades en el artículo de González Canosa “‘Libres o muertos, jamás esclavos’. Marxismo, peronismo y lucha armada: las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la Argentina de los primeros setenta”. Allí la autora analiza el itinerario de gestación y desarrollo de las FAR considerando que el grupo fue emergente de las reconfiguraciones de la cultura política de la izquierda, es decir, expresión de un “cauce de radicalización política” distinto del que dio lugar al resto de las organizaciones armadas del peronismo. Desde esa perspectiva, la autora evidencia tres procesos convergentes en la trayectoria del grupo. En primer lugar, la existencia de un proceso de doble ruptura respecto de las tradiciones político-ideológicas y las formas de hacer política de los partidos donde los fundadores de las FAR habían iniciado su militancia en los sesenta -es decir, ruptura con tradiciones liberales y antiperonistas y con métodos legales de lucha. En segundo lugar, la persistencia, más allá de esas rupturas, de ciertas huellas de origen que le imprimieron a las FAR su perfil distintivo, al menos durante sus primeros años (1970-1971) -la huella marxista para pensar el peronismo y la huella guevarista para pensar su relación con las masas. Por último, y a la luz de los cambios operados en la coyuntura electoral de 1972, la autora analiza las formas en que tal perfil distintivo experimentó variaciones sustantivas que contribuyen a explicar su posterior acercamiento a Montoneros.

Por su parte, los trabajos de Seminara y Pozzoni abordan dos disidencias de Montoneros, también muy disímiles entre sí: la de los “alternativistas” de la organización Montoneros Sabino Navarro en 1972 y la de los “movimientistas” de la Juventud Peronista-Lealtad.

En “Los Sabino”, Seminara echa luz sobre aspectos muy poco conocidos de la historia de esta organización, cuyo derrotero comenzó a delinearse a partir de un temprano desprendimiento de Montoneros en 1972, desarrollando su actividad política en distintos lugares del país hasta el año 1975. El foco de atención está puesto en la singularidad del grupo respecto de otras organizaciones armadas del peronismo, centralmente: el alternativismo y clasismo de sus postulados, la crítica sin concesiones a la burocracia sindical y las estructuras tradicionales del movimiento y el fuerte cuestionamiento hacia las prácticas de Montoneros, consideradas “foquistas”, “militaristas” y responsables de su aislamiento respecto de la clase trabajadora. Finalmente, la autora brinda elementos que permiten conocer el anclaje nacional que alcanzó la organización, el grado de autonomía organizativa y política que desarrolló, y su inserción -de variado calibre- en diferentes espacios de sociabilidad sindical, universitaria y territorial.

La preocupación por experiencias de disidencia con Montoneros poco exploradas por la historiografía también se encuentra presente en el artículo de Pozzoni “Los orígenes de la Juventud Peronista Lealtad: los ‘soldados de Perón’ (1973-1974)”. Allí la autora reconstruye los orígenes de esta agrupación de carácter “movimientista” analizando los diversos momentos y episodios que, entre junio de 1973 y febrero de 1974, abonaron el camino hacia la ruptura con la conducción de Montoneros. En su análisis, las razones fundamentales de la escisión se vinculan tanto con el rechazo provocado por el cuestionamiento al liderazgo de Perón por parte de los jefes montoneros, como con las dudas respecto de la legitimidad de continuar con la lucha armada en un gobierno democráticamente elegido, debate, este último, que ya había estado presente en el origen mismo de la agrupación.

Por otro lado, hemos seleccionado para el dossier cuatro trabajos que dan cuenta de la variedad de agrupaciones de activistas de la Tendencia que, desarrollando sus prácticas en distintos ámbitos sociales, se ligaron de diversos modos con las organizaciones armadas del peronismo.

En “El desafío institucional: las prácticas políticas no armadas de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo en el Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires (1973-1974)”, Tocho reconstruye el proceso de incorporación de militantes de la Tendencia a la gestión provincial de Oscar Bidegain, indagando las expectativas, objetivos y sentidos que acompañaron la trayectoria de quienes, aún signados por fuertes tensiones, intentaron conjugar la participación en las estructuras del gobierno democrático con un proyecto revolucionario. En el marco de esta perspectiva, la autora da cuenta de las prácticas políticas desarrolladas en el Ministerio de Asuntos Agrarios, observando un amplio y heterogéneo repertorio de modalidades de acción -institucionales, territoriales, barriales- que los protagonistas inscribían en un programa mayor de cambio de estructuras con vistas a la construcción del denominado “socialismo nacional”.

En una dirección similar, pero profundizando el análisis de las formas de militancia barrial y las prácticas no armadas desplegadas en el territorio, se encuentra el artículo de Robles “La retaguardia revolucionaria. Las unidades básicas controladas por la Juventud Peronista y Montoneros en los barrios populares de la ciudad de La Plata (1972-1975)”. Allí el autor reconstruye pormenorizadamente la red de unidades básicas organizada y controlada por los montoneros en el territorio y período mencionado, con la intención de aportar una descripción empírica sobre los nexos que los sectores populares establecieron con las organizaciones armadas. En este marco, Robles distingue los actores intervinientes, la amplia gama de prácticas desplegadas y las representaciones gestadas sobre diferentes tópicos de gran relevancia en el período: la relación con Perón, el “socialismo nacional” y la lucha armada, dando cuenta de la magnitud -y también de los límites- del proceso de radicalización entre los sectores populares.

Por su parte, el trabajo de Dip “En busca de un relato para la universidad. Reminiscencias reformistas y peronistas en Antropología 3er. mundo (1968-1973)” analiza el proceso de peronización de izquierda de importantes sectores universitarios entre 1966 y 1973, con especial foco en el análisis de la revista Antropología del Tercer Mundo, publicación académica vinculada a las Cátedras Nacionales de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. En particular, indaga cómo se debatió el rol de los intelectuales, la nacionalización del movimiento estudiantil y la cuestión universitaria a través de una publicación con importante incidencia en grupos de docentes, estudiantes e intelectuales que se sumaron al campo del peronismo revolucionario durante esos convulsionados años.

Por último, en “‘Las aventuras de Tendencio’ en la revista Militancia Peronista para la Liberación: humor gráfico para la disputa peronista de los años 70” Stavale analiza las representaciones, críticas y tensiones que expresaron sectores “alternativistas” del campo político-cultural durante el tercer gobierno peronista. La autora se centra en las coyunturas conflictivas que hicieron que el peronismo revolucionario entrara en crisis y en la particular forma en que la tira de humor gráfico condensó la ruptura de este grupo político y editorial con el líder justicialista, su enfrentamiento con los sectores de la derecha peronista y el avance del Estado de excepción, y sus discusiones al interior de la Tendencia, particularmente con la Juventud Peronista y Montoneros.

 

Textos seleccionados para el dossier

Campos, Esteban (2012). “Venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos”. La organización Descamisados: entre la Democracia Cristiana, el peronismo revolucionario y la lucha armada. Polhis, 10, pp. 133-145.

González Canosa (2017). “Libres o muertos, jamás esclavos”. Marxismo, peronismo y lucha armada: las Fuerzas Armadas Revolucionarias en la Argentina de los primeros setenta”. Tempo e Argumento. Revista de História do Tempo Presente, 22, pp. 364 – 395.

Nicolás Dip (2016). En busca de un relato para la universidad. Reminiscencias reformistas y peronistas en Antropología 3er. mundo (1968-1973), E-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, 56, pp. 18-35.

Pozzoni, Mariana (2015). Los orígenes de la Juventud Peronista Lealtad: los “soldados de Perón” (1973-1974). Cuadernos del CLAEH, 101, pp. 33-61.

Robles, Horacio (2015). La retaguardia revolucionaria. Las unidades básicas controladas por la Juventud Peronista y Montoneros en los barrios populares de la ciudad de La Plata (1972-1975). En Cristina Tortti, Mauricio Chama y Adrián Celentano, La nueva izquierda argentina (1955-1976). Socialismo, peronismo y revolución (pp. 157-188). Rosario: Prohistoria.

Seminara, Luciana (2015). “Los Sabino”. En Bajo la sombra del ombú. Montoneros Sabino Navarro, historia de una disidencia (pp. 10-29). Buenos Aires: Imago Mundi.

Stavale, Mariela (2017). “Las aventuras de Tendencio” en la revista Militancia Peronista para la Liberación: humor gráfico para la disputa peronista de los años 70. Izquierdas, 35, pp. 1-30.

Tocho, Fernanda (2015). El desafío institucional: las prácticas políticas no armadas de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo en el Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires (1973-1974). Sociohistórica, 35, pp. 1-22.

 

[1] Tortti, Cristina (2015). La nueva izquierda argentina. La cuestión del peronismo y el tema de la revolución. En Cristina Tortti, Mauricio Chama y Adrián Celentano (comps.), La nueva izquierda argentina (1955-1976). Socialismo, peronismo y revolución (pp. 15-33). Rosario: Prohistoria.

[2] Tortti, Cristina (1999). Protesta social y Nueva Izquierda durante el Gran Acuerdo Nacional. En Alfredo Pucciarelli, Alfredo (ed.), La primacía de la política. Lanusse, Perón y la Nueva Izquierda en tiempos del GAN (pp. 205-230). Buenos Aires: Eudeba y (2006). La Nueva Izquierda en la historia reciente de la Argentina. Cuestiones de Sociología, 3, pp. 19-32.

[3] Hilb, Claudia y Lutzky, Daniel (1986), La nueva izquierda argentina: 1960-1980. (Política y violencia). Buenos Aires: CEAL y Ollier, María Matilde (1986), El fenómeno insurreccional y la cultura política. 1969-1973. Buenos Aires: CEAL y (1998), La creencia y la pasión. Buenos Aires: Ariel.

[4] Lenci, Laura (1999). Cámpora al Gobierno, Perón al Poder. La tendencia revolucionaria del peronismo ante las elecciones del 11 de marzo de 1973. En Pucciarelli Alfredo (ed.), op. cit.

[5] Sobre las formas de caracterizar estas corrientes político-ideológicas al interior de la Tendencia, que deben considerarse como posiciones polares típico-ideales puede consultarse Lanusse, Lucas (2005), Montoneros. El mito de sus doce fundadores. Buenos Aires: Vergara y González Canosa, Mora (2015) “Las Organizaciones Armadas Peronistas (OAP): un análisis comparativo de los (re) posicionamientos de las FAR”. En Cristina Tortti, Mauricio Chama y Adrián Celentano (comps.), op. cit.