Estado – historiapolitica.com https://historiapolitica.com El sitio web del Programa Interuniversitario de Historia Política Tue, 18 May 2021 01:29:22 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.2 https://historiapolitica.com/wp-content/uploads/2014/08/cropped-logo1-32x32.png Estado – historiapolitica.com https://historiapolitica.com 32 32 Dossier | Trabajo, género y política en América Latina, siglos XIX y XX https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-trabajo-genero-y-politica-en-america-latina-siglos-xix-y-xx/ Tue, 18 May 2021 01:05:03 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=4219 ISSN sección Dossier 2618-415x

 

Dossier | Trabajo, género y política en América Latina, siglos XIX y XX


Inés Pérez (CONICET-UNMdP) y Débora Garazi (CONICET-UNQ-UNMdP)

 

Introducción

La historia del trabajo ha construido una narrativa de acuerdo a la que, desde fines del siglo XIX, se habría observado un progresivo predominio del trabajo asalariado por sobre otras formas de trabajo. En los últimos años, distintos estudios han tensionado la linealidad de esa interpretación y la homogeneidad que atribuía a los mundos del trabajo. En este sentido, se ha señalado que esa conceptualización se adecua con dificultad a los mundos del trabajo latinoamericanos, fuertemente heterogéneos, con altos índices de trabajo no registrado, donde las relaciones asalariadas conviven con otras en las que el intercambio de trabajo está atravesado por vínculos de dependencia y no siempre acompañado de una remuneración monetaria. En este dossier se presentan algunas de las investigaciones que no solo discutieron el progresivo predominio de las relaciones salariales, sino que además destacaron el peso del género en esa interpretación, que, desde una mirada androcéntrica, privilegió un concepto y unas formas de trabajo que se adecuaban a trayectorias eminentemente masculinas.

La disputa en los sentidos de la historia del trabajo se apoya en una discusión sobre las fuentes y las formas de leerlas. Como muestran algunos de los textos reunidos en este dossier, el registro de los mundos del trabajo y las categorías a partir de las que se lo cuantificó fueron el resultado de intervenciones políticas. La lectura a contrapelo de las fuentes históricas que realizan los artículos aquí reunidos permite poner en evidencia los modos en que fueron construidas, lo que quedó por fuera, y lo que puede leerse a partir de un ejercicio de cruce de fuentes y de problematización e historización de las categorías utilizadas en ellas. Del mismo modo, los textos que forman parte de este dossier proponen la ampliación de los archivos donde buscar rastros para la historia del trabajo, como discursos de médicos y autoridades de la salud, memorias del departamento de policía, expedientes de la justicia de paz, registros de ingresos y gastos de la cámara municipal, etc.

Las investigaciones aquí reunidas también problematizan las intervenciones políticas sobre los mundos del trabajo. Distintas agencias estatales tuvieron un papel relevante en la delimitación de lo que en distintos momentos se entendió como trabajo y no trabajo, así como en la distinción entre las formas de trabajo legales y clandestinas, libres y dependientes, remuneradas y no remuneradas. Las políticas del trabajo son claves para comprender las jerarquías entre las actividades laborales y les actores que las realizan. Dichas intervenciones también resultan centrales para reconstruir la configuración de las políticas de les trabajadores, que es otro de los ejes que atraviesan el presente dossier.

Como mencionamos anteriormente, les trabajadores no solo eran objeto de las políticas e intervenciones, sino que elles se constituyeron como actores que, en tanto trabajadores, hacían política en sentidos amplios. En ese sentido, la política del trabajo puede entenderse como una arena de encuentros, diálogos, conflictos y tensiones, de la que tanto el Estado y sector empresarial como les trabajadores  participaban con una agenda propia. Los artículos que reúne este dossier dan cuenta de que, de distintas maneras, les trabajadores politizaron sus experiencias de trabajo y, lo que es más, su vida cotidiana y familiar. A través de la acción sindical más tradicional que caracterizó gran parte del siglo pasado, y de negociaciones o resistencias cotidianas más pequeñas, les trabajadores reclamaron por aquello que consideraban justo, dando cuenta de que -como ha señalado el feminismo- lo personal también era político. Los artículos muestran el protagonismo que adquirieron las familias en el marco de reclamos y defensa de derechos laborales y, por lo tanto, la imposibilidad de abordar el mundo del trabajo público sin atender a aquello que ocurría en el mundo doméstico y familiar. En esa articulación, el género de les trabajadores fue central.

En el primer texto incluido en este dossier, Fabiane Popinigis propone pensar la historia del trabajo en el siglo XIX en diálogo con la de la esclavitud, tensionando la política de la historia que los construyó como campos historiográficos independientes. A partir del análisis del caso de Desterro (hoy Florianópolis), Popinigis muestra que, más que por una transición del trabajo esclavo al trabajo libre, el siglo XIX estuvo marcado por una fuerte diversificación e intensificación de las formas de trabajo compulsivo. La autora pone el foco en las instancias de negociación y destaca el lugar del trabajo y las relaciones entabladas a partir de esa actividad, así como la agencia de las mujeres esclavizadas.

En el siguiente texto, Valeria Pita también muestra la heterogeneidad de actividades consideradas trabajo en la ciudad de Buenos Aires entre las décadas de 1850 y 1870, un tiempo identificado como constitutivo de las relaciones de trabajo capitalistas. Pita pone el foco en las trayectorias de mujeres que desarrollaron sus estrategias para alcanzar la supervivencia alternando entre colocaciones o conchabos caracterizados por márgenes de dependencia variables. El texto permite reponer la historicidad de la noción de trabajo, así como la complejidad de las relaciones en el marco de las que se desarrollaba, que el uso de categorías como trabajo libre o asalariado han tendido a simplificar.

El tercer artículo, de Christiana Schettini, analiza la diversidad de arreglos en los que se superponían relaciones laborales y familiares en la Buenos Aires finisecular, y las disputas que muestran los sentidos múltiples que les actores asignaban al trabajo. El artículo muestra la productividad de la normativa municipal, más allá de los intentos de ordenar la sociabilidad masculina y el trabajo sexual femenino, en la configuración de demandas y derechos surgidos de la confrontación de les actores respecto del poder municipal y en los intersticios creados con el de la policía.

Más adelante, Cecilia Allemandi avanza hasta las primeras décadas del siglo XX y recompone el mapa de los mundos del trabajo en Buenos Aires. Allemandi utiliza los censos nacionales y municipales pero, lejos de leerlos como evidencia transparente, recupera la política de registro a partir de la que el Estado produjo información sobre esos mundos. A partir de una lectura a contrapelo, Allemandi construye una imagen que privilegia actores y ocupaciones hasta ahora relegadas en la historiografía, como niñes jóvenes y mujeres, que desarrollaban distintas tareas vinculadas a la reproducción y el trabajo doméstico. De igual forma, señala la inestabilidad de las ocupaciones en un escenario que era muy cambiante y dinámico, pero atravesado por procesos de segregación laboral por género y edad.

En el quinto artículo, Andrea Andújar hace foco en las huelgas de les trabajadores de la actividad petrolera en Comodoro Rivadavia de 1932, para indagar en las nociones de lo justo que sustentaron los derechos enunciados y defendidos por varones y mujeres trabajadoras. Lejos de circunscribir su análisis al ámbito estrictamente laboral la autora sitúa dichas concepciones en el marco de la comunidad y el hogar. Los lazos de sociabilidad que se generaron en dichos espacios dieron lugar a la construcción de relaciones de confianza, intercambio de información y percepciones que incidieron en los modos en que les trabajadores reclamaron aquello que consideraban justo mediante distintas vías.

Luego, Florencia Gutiérrez explora los modos en que, en el primer peronismo, el Estado incidió en la construcción de liderazgos sindicales masculinos en los ingenios azucareros tucumanos. Tanto los liderazgos masculinos como las formas de negociación sindical fueron modelados por el modo en que el peronismo redimensionó la masculinidad obrera al asociarla a un modelo de trabajador caracterizado por la virilidad, las actitudes desafiantes, la valentía y la fuerza personal. De esta manera, la autora muestra cómo el peronismo contribuyó a resignificar las nociones de lo justo, atravesadas por clivajes de género, clase y oficio, y habilitó la denuncia pública de situaciones que anteriormente se dirimían en la esfera privada.

A partir de la experiencia mexicana en las décadas de 1940 y 1950, el texto de Sandra Aguilar aborda distintos modos en los que el Estado se hizo presente en la vida cotidiana de los sectores populares -trabajadores y campesinos- a partir del desarrollo de políticas que buscaban mejorar su alimentación como vía para superar la pobreza y el atraso. Aguilar muestra que, en la aplicación de dichas políticas sanitarias, fue central el papel de las mujeres en un doble rol: por un lado, como profesionales de la enfermería y del trabajo social que informaban sobre higiene, nutrición y medicina preventiva; y, por otro, como trabajadoras domésticas y madres de familia, encargadas de adaptar y poner en práctica esas nociones cotidianamente. La autora entiende que dichas políticas generaron espacios de participación femenina en los que, tanto las amas de casa como las enfermeras visitadoras, negociaron y adaptaron los programas a sus intereses y necesidades.

Seguidamente, Débora Garazi problematiza un punto central en la narrativa que supone el predominio progresivo de las relaciones de trabajo mercantiles y contractuales: el de la remuneración. Garazi centra su mirada en el ámbito gastronómico y de la hotelería para historizar las diferentes formas de remuneración utilizadas en el sector desde inicios del siglo XX -propinas, salarios, laudo-, problematizando sus implicancias no sólo en términos de los ingresos de les trabajadores, sino también de sus derechos y en su estatus en la sociedad salarial. La autora marca un arco que va desde un trabajo que identifica como “de servidor” a uno calificado como “asalariado”, pero destaca la permanencia de elementos propios de las relaciones serviles, asociados al género de una actividad con estrechos puntos de contacto con la reproducción y el trabajo doméstico.

Finalmente, Elizabeth Hutchison analiza el proceso de construcción del sindicato de trabajadoras domésticas en Chile en la segunda mitad del siglo XX y examina cómo, en ese contexto, las activistas crearon y sustentaron redes de solidaridad política y religiosa. La autora sostiene que la movilización política de estas trabajadoras estuvo estrechamente ligada a la transformación del Estado chileno y profundamente impactada por los distintos regímenes laborales y agendas populares. Sin embargo, muestra que, a diferencia de otros colectivos de trabajadores, las dificultades que atravesó el movimiento de trabajadoras del hogar dan cuenta de los desafíos en torno a la organización colectiva, participación política y conquista de derechos que enfrentaron las mujeres cuyo trabajo era a la vez remunerado y reproductivo y que no se ajustaba a las definiciones hegemónicas de trabajo imperantes durante el período.

 

Textos seleccionados para el dossier:

Popinigis, Fabiane (2015). Trabajo, libertad y esclavitud: estrategias y negociaciones en el sur de Brasil, siglo XIX. Trashumante. Revista Americana de Historia Social, 6, pp. 146-168.

Pita, Valeria (2017). El género de la historia del trabajo: lecturas y dilemas situados. Buenos Aires, segunda mitad del siglo XIX. En Susana Bandieri y Sandra Fernández (coords.), La historia argentina en perspectiva local y regional. Nuevas miradas para viejos problemas, tomo 3 (pp. 255-270). Buenos Aires: Teseo.

Schettini, Cristiana (2016).  Ordenanzas municipales, autoridad policial y trabajo femenino: la prostitución clandestina en Buenos Aires, 1870-1880. Revista Historia y Justicia, 6, pp. 72 – 102.

Allemandi, C. (2017). El servicio doméstico y el mundo de las ocupaciones urbanas. En Sirvientes, criados y nodrizas: una aproximación a las condiciones de vida y de trabajo en la ciudad de Buenos Aires a partir del servicio doméstico (fines del siglo XIX-principios del XX) (pp. 33-66). Buenos Aires: Teseo.

Andújar Andrea (2014). En demanda de lo justo: conflictos por derechos en la Patagonia petrolera. Comodoro Rivadavia, 1932. Páginas. Revista Digital de la Escuela de Historia, 6 (12), pp. 41-67.

Gutiérrez, Florencia (2013). Desigualdad social, masculinidad y cualificación en el sindicalismo azucarero. Tucumán, 1944-1949. Anuario IEHS, 28, pp. 59-75.

Aguilar, Sandra (2008). Alimentando a la nación: género y nutrición en México (1940–1960). Revista de Estudios Sociales, 29, pp. 28-41.

Garazi, Débora (2016). Del “trabajo de servidor” al “trabajo asalariado”. Debates en torno a la remuneración de los trabajadores del sector hotelero-gastronómico en Argentina en las décadas centrales del siglo XX. Pasado Abierto, 2 (3), pp.105-127.

Hutchison, Elizabeth (2013). Identidades y Alianzas: El movimiento chileno de las Trabajadoras de Casa Particular durante la Guerra Fría. Nuevo Mundo Mundos Nuevos. [En línea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en línea el 11 abril 2013.

 

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Dossier. Frontera, política y literatura https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-frontera-politica-y-literatura/ Mon, 19 Mar 2018 19:39:48 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3740 Dossier: Frontera, política y literatura[1]

Claudia Torre (UdeSa-UNaHur)

 

La primera imagen que se visualiza cuando pensamos en la idea de frontera es la de una línea, la de un límite, la de una separación. Sin embargo, luego de esa primera percepción, llega la idea de la proximidad, porque, si bien la frontera separa espacios y sociedades, es justamente por eso mismo que las aproxima. Entonces, en esta mirada más detenida de una imagen de aproximación, se abre el campo crítico a pensar ya no sólo la frontera, -o las fronteras- en tanto hiatos o no-espacios, sino como: entrecruzamiento, hibridación, mezcla, interacción. De este modo, la frontera llega a ser, en sí misma, una espacialidad, una sociedad, un territorio, una verdadera geografía y cultura per se, aunque esta última consideración, es relativamente reciente en los estudios de investigación, porque durante siglos predominó la conceptualización de la frontera como una línea divisoria.

Propongo para estudiar este tema, considerar no sólo las variables geográficas, económicas, históricas, sino sobre todo pensar la frontera como una forma de narración, esto es focalizar nuestra atención en su puesta en texto. Los relatos de fronteras, las obras literarias, los ensayos, las fotografías e imágenes territoriales que cuentan la frontera se han convertido en una discursividad de influencia, -siempre política y experiencial- que permite estudiar sus dinámicas de funcionamiento, sus límites y sus efectividades.

Este dossier propone pensar la frontera en la Argentina del siglo XIX. Asociada a la avanzada de la conquista y colonización de América en el siglo XVI, a la demarcación de límites por parte de la Metrópolis en los siglos XVII y XVIII, la frontera adquiere una configuración muy específica en el siglo XIX vinculada al proceso revolucionario y a la construcción del Estado-nación. Retoma de aquellas concepciones del siglo XVI, algunas marcas, sobre todo las vinculadas a la administración borbónica -que la concebía como línea divisoria-, pero se fortalece en una nueva matriz: la del contacto, que la concibe como territorio altamente “problemático” de sociabilidad e intercambio. En esta forma de pensarla (más porque se ha impuesto que como resultado de una conceptualización libresca) aparece subrayado el rol de un protagonista central: el Estado. Porque los textos que tematizan la frontera, por un lado, oscilan entre una respuesta a esa omnisciencia estatal que concibe y financia ejércitos, expediciones, guerras, demarcación topográfica, construcción de cartografía, etc., y, por el otro, convierten al Estado en su interlocutor y destinatario principal: en su primer lector.

En la Argentina del siglo XIX las fronteras son muchas y múltiples y se transforman con el paso del tiempo. Pueden ser residuales o emergentes, pueden durar siglos pero no fueron definitivas, justamente por su carácter contingente. La frontera del centro y del sur del territorio argentino (Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, la NorPatagonia y la Patagonia misma) fueron territorios atravesados por fronteras. Aquí no tendremos en cuenta, los procesos de avance sobre la frontera Norte ni los de provincias del centro y nordeste (NEA, Santa Fe, Formosa, Chaco) porque excede nuestra tarea, pero es importante tener en cuenta que la demarcación de fronteras y la conquista territorial decimonónica del NOA y del NEA abrevan en muchas de las políticas que definieron la frontera sur.

En líneas generales, puede decirse que la literatura y las narraciones expedicionarias han tematizado, insistentemente y de forma sistemática,  la idea de frontera y otros conceptos que podemos pensar en red con éste, tales como desierto, tierra adentro, civilización y barbarie, guerra, pueblos aborígenes.

Agregaremos un tercer aspecto, además de Estado y territorio, un factor ineludible para pensar la frontera desde la política, la historia y la literatura: el concepto de violencia que atraviesa expediciones y diplomacias, otredades e instituciones.

Para armar este dossier, he re-leído algunas antologías/compilaciones de trabajos críticos que han aportado, en los últimos años, varios conjuntos de narraciones y-o ensayos críticos muy útiles. En particular, me refiero a Indios Ejército y Fronteras (1982) de David Viñas, a Fronteras escritas. Cruces, desvíos y pasajes en la literatura argentina (2008) de Graciela Batticuore, Loreley El Jaber y Alejandra Laera, a El otro desierto de la nación argentina. Antología de Narrativa Expedicionaria (2011) de Claudia Torre, a Heterodoxia y Fronteras en América Latina (2013) de Andrés Kozel, Horacio Crespo y Héctor A. Palma, a En torno a fronteras e intelectuales. Conceptualizaciones, itinerarios y coyunturas institucionales (2014) de Horacio Crespo, Luis Gerardo Morales y Mina Alejandra Navarro y a Entre el humo y la niebla. Guerra y cultura en América Latina (2016) de Felipe Martínez Pinzón y Javier Uriarte. Recomiendo la lectura de estas compilaciones.

En este dossier, he reunido siete textos que, desde distintas miradas estudian las representaciones de la frontera y proponen hipótesis abiertas y muy agudas que no cristalizan el análisis de la guerra de frontera en sus dos estereotipos más difundidos: el avance de la frontera como una gesta -en la versión castrense- o su contrapartida, en la versión revisionista: el genocidio. Ambos estereotipos tienden a clausurar el estudio y desarrollo de estos temas.

El primer texto seleccionado es un artículo de Cristina Iglesia titulado “Mejor se duerme en la pampa. Deseo y naturaleza en Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla”. Junto con “La ley de la frontera. Biografías de pasaje en el Facundo de Sarmiento” compilado en este mismo Programa de Historia Política, en el dossier que organizó Patricio Fontana (Usos de la biografía en el siglo XIX. Argentina y Cuba), constituyen ambos un aporte para pensar la frontera en las representaciones emblemáticas de autores clásicos argentinos. Iglesia analiza el proyecto de escritura de Mansilla que consiste en usar el folletín, con su sistema de texto por entregas, para contar al público de Buenos Aires su vida con los indios ranqueles. Lo interesante es que Mansilla se vuelve un lenguaraz de la literatura argentina del siglo XIX porque posibilita las traducciones necesarias cada vez que se instala una frontera histórica y cultural.

El segundo texto pertenece a Julio Vezub “El Album de Encina y Moreno como libreta de viaje; antes, durante y después de los campos de batalla del Neuquén”. En este trabajo puede verse el relato de construcción de una frontera territorial del siglo XIX y su cotejo en el siglo XXI, porque refiere la campaña topográfica realizada para mensurar los territorios -a la par que eran conquistados- realizada por los ingenieros Encina y Moreno y la edición de las fotografías tomadas en el territorio en 1882-83. En 2014, Vezub viajó y confrontó sobre el terreno, el antes, el durante y el después, localizando los parajes donde el topógrafo y sus asistentes habían obtenido las vistas. Lo hizo para pensar lógicas militares y científicas aplicadas a la frontera, negociaciones, modos de habitar y de resistir por parte de los aborígenes. Fotos, mapas, fuentes y memorias componen el archivo histórico territorial que puede ser leído, como las formas hegemónicas de imponer soberanía y que explica bien las luchas de las lof por articular las capas de historicidad del paisaje como recurso de primer orden.

El tercer texto, de Álvaro Fernández Bravo, es parte de su libro de 1999: Literatura y frontera. Procesos de territorialización en las culturas argentina y chilena del siglo XIX y comienza con la pregunta “¿qué hay en la geografía y en la naturaleza de una región que exprese la identidad de una cultura?” Fernández Bravo parte de la hipótesis de que en las narrativas del Cono Sur se concibió la frontera como una posición para evaluar la nación, localizando en ella una condensación semántica de la identidad nacional

El cuarto texto, de Verónica Tell nos ofrece el trabajo de una historiadora del arte y especialista en fotografía del siglo XIX. Tell estudia las fotografías de frontera tomadas por Antonio Pozzo, quien acompañó a la primera columna del Ejército de Roca en la Expedición al Río Negro de 1879.  Su lectura sobre esos álbumes es útil para pensar no sólo qué significa la frontera para los expedicionarios del siglo XIX, sino también qué procuran que signifique,  en la construcción de una visualidad territorial. Esto es ¿cómo se produce un registro de frontera y para qué y por qué?

Me he ocupado, cuando publiqué Literatura en tránsito, de estudiar la relación entre Estado y frontera y de pensar cómo se construyen discursividades cuyo dispositivo fundante es el cruce entre la experiencia personal -de aventura y expedición- y la demanda del Estado -que financia viajes con los ejércitos y necesita obras escritas para construir los archivos-. Por eso, incluí aquí el capítulo I de ese libro que constituye el quinto texto seleccionado. Me interesó estudiar el carácter institucional de la narrativa de frontera, su construcción textual, que se tensa entre el documento y la non-fiction, entre el texto estatal y la autobiografía.

En el sexto texto, Fermín Rodríguez piensa y analiza lo que denomina escrituras del vacío y trabaja a partir de los clásicos de la literatura argentina del siglo XIX (La cautiva, Facundo, Martín Fierro) pero también la trilogía de Estanislao Zeballos y su re-escritura en la novela La liebre de César Aira, entre otros. Vemos en el capítulo seleccionado del libro de Rodríguez que la pampa y la frontera están gobernadas por ficciones y por personajes que son los señores de la frontera, y vemos en ellos los cuerpos, que la frontera somete a sus reglas más inexorables.

Para cerrar, y como séptimo, el texto de Andrea Bocco analiza, desde los estudios de la heterodoxia, fronteras argentinas del siglo XIX. Piensa configuraciones territoriales que articulan un contra-discurso que se pone en tensión con el discurso colonizador del Estado decimonónico. A partir de la escritura de Mansilla y de Baigorria en Córdoba, nos alerta sobre el componente testimonial de la literatura de frontera.

Los textos reunidos aquí ofrecen riquísimas perspectivas de análisis y a su vez, generan nuevas preguntas y nuevos entramados para conocer y estudiar la frontera en la literatura y la literatura en la frontera.

 

Textos seleccionados

Cristina Iglesia. “Mejor se duerme en la pampa. Deseo y naturaleza en Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla”, en La violencia del azar. Ensayos sobre literatura argentina,Buenos Aires, FCE, 2003, pp. 87-98.

Julio Esteban Vezub. “El Álbum de Encina y Moreno como libreta de viaje: antes, durante y después de los campos de batalla del Neuquén, 1883-2015”, en Vezub, Julio [et altri]; compilado por María Inés Rodríguez Aguilar; Vezub, Julio; editado por Juan Manuel Corbetta; Andrea Fabiana Savall; fotografías de Pozzo, Antonio; Pedro Morelli.-1ª ed. ilustrada-. Patrimonios visuales patagónicos. Territorios y sociedades. Álbumes fotográficos de Antonio Pozzo y Encina, Moreno y Cía, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ministerio de Cultura de la Nación, 2017, pp. 125-146.

Álvaro Fernández Bravo. “No todo es mentira”, en Literatura y frontera. Procesos de territorialización en las culturas argentina y chilena del siglo XIX, Buenos Aires, Editorial Sudamericana / Universidad de San Andrés, 1999, pp. 9-30.

Verónica Tell. “Sombras (y opacidades) de la fotografía en las campañas de 1879 y 1882-83”, en Vezub, Julio [et altri]; compilado por María Inés Rodríguez Aguilar; Vezub, Julio; editado por Juan Manuel Corbetta; Andrea Fabiana Savall; fotografías de Pozzo, Antonio; Pedro Morelli.-1ª ed. ilustrada-. Patrimonios visuales patagónicos. Territorios y sociedadesl. Álbumes fotográficos de Antonio Pozzo y Encina, Moreno y Cía, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Ministerio de Cultura de la Nación, 2017, pp. 31-47.

Claudia Torre. “Escrituras del estado. Escrituras institucionales”, en Literatura en tránsito, la narrativa expedicionaria de la conquista del desierto, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010, pp. 33-87.

Fermín A. Rodríguez. “Vida precaria: Frontera”, en Un desierto para la nación. La escritura del vacío, Buenos Aires, Eterna Cadencia Editora, 2010, pp. 297-362.

Andrea Bocco. “Postas heterodoxas en la literatura de fronteras”, en Corona Martínez, Cecilia Mapas de la heterodoxia, Córdoba, Babel Editorial, 2013, pp. 97-112.

 

[1] Este dossier está dedicado a Santiago Maldonado (In Memoriam)

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Dossier. El campo de los derechos humanos y la memoria. Miradas desde la sociología, la historia y la antropología https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-el-campo-de-los-derechos-humanos-y-la-memoria-miradas-desde-la-sociologia-la-historia-y-la-antropologia/ Sat, 06 May 2017 23:59:04 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3613 El campo de los derechos humanos y la memoria. Miradas desde la sociología, la historia y la antropología

 

Santiago Cueto Rúa

 

Desde el retorno de la democracia hasta nuestros días, diversas disciplinas de las ciencias sociales han estudiado los discursos y las prácticas de los organismos de derechos humanos (en adelante ODH), nacidos en su mayoría al calor del terrorismo de Estado. {{1}} Durante los años ochenta, la idea de “movimiento” fue central como categoría analítica capaz de dar cuenta de la novedad que suponía el colectivo compuesto por los ODH. Una serie de trabajos, algunos elaborados muy tempranamente, mostró la especificidad de este colectivo, sus matices internos, sus diferentes modos de evaluar las experiencias políticas de los años setenta, sus posiciones respecto de la dictadura y del incipiente gobierno democrático. {{2}} Bajo una lógica argumental en la que primaba la distinción entre “sociedad civil” y “sociedad política”, los actores cuyas demandas se indagaban (los ODH y otras organizaciones que se fueron sumando a sus reclamos) aparecían distanciados de las agencias estatales, con diverso grado de enfrentamiento. El Estado, por su parte, era concebido como una institución poco permeada por las organizaciones humanitarias, que en algunas ocasiones respondía satisfactoriamente a sus demandas, como en el caso del Juicio a las Juntas.

[[1]] Los organismos denominados “ocho históricos” por la bibliografía, ordenados por su fecha de creación, son: Liga Argentina por los Derechos del Hombre (1937), Servicio de Paz y Justicia (1974), Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (1975), Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (1976), Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas (1976), Madres de Plaza de Mayo (1977), Abuelas de Plaza de Mayo (1977), y Centro de Estudio Legales y Sociales (1979. [[1]]
[[2]] Tales son los casos de: Jelin, Elizabeth (1985), “Los movimientos sociales en la Argentina contemporánea: una introducción a su estudio” en Jelin, E (comp.) Los nuevos movimientos sociales, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina; Sonderéguer, María (1985), “Aparición con vida. (El movimiento de derechos humanos en Argentina)” en Jelin, Elizabeth (comp.), op.cit. ; pp. 7-32; González Bombal, Inés y María Sonderéguer (1987), “Derechos humanos y democracia”, en Elizabeth Jelin (comp.), Movimientos sociales y democracia emergente, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina; pp. 85-112; y Veiga, Raúl (1985), Las organizaciones de derechos humanos, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina. [[2]]

A medida que los años pasaban, la democracia se consolidaba, los gobiernos retrocedían en el cumplimiento de las demandas de encarcelar a los responsables del terrorismo de Estado y los ODH comenzaron a apelar a la “memoria” como un reclamo que se complementaba con el de “verdad y justicia” por los crímenes cometidos. En esa misma línea, la “memoria” como categoría de análisis comenzó a tener centralidad en la bibliografía que abordaba a estos actores. Muchos de estos trabajos abrevaban en las producciones desarrolladas en los países europeos que habían sufrido experiencias de exterminio a mediados del siglo pasado. Los textos dedicados a estos temas comenzaron a poner el foco, por un lado, en los cambios en la cultura política que había traído consigo la expansión del lenguaje de los “derechos humanos” (lo que implicaba la existencia de nuevos actores), y por el otro, en las jerarquías internas que estructuraban ese colectivo de organizaciones en términos de legitimidad, cuyas posiciones de privilegio eran ocupadas por los organismos formados por familiares directos de las víctimas de la dictadura. {{3}}
[[3]] Por ejemplo, los siguientes libros: AA.VV. (1995), Juicio, Castigos y Memoria. Derechos humanos y justicia en la política argentina , Buenos Aires, Nueva Visión; Groppo, Bruno y Patricia Flier (comps.) (2001), La imposibilidad del olvido , La Plata, Ediciones Al Margen; Jelin, Elizabeth (2002), Los trabajos de la memoria , Buenos Aires, Siglo XXI Editores (y la colección de diez volúmenes que sucedió a este libro). [[3]]

A fines de la década del noventa surgen algunos trabajos cuya novedad consiste en que comienzan a indagar en las zonas de porosidades entre ese colectivo llamado “movimiento de derechos humanos” y las distintas agencias estatales dedicadas a satisfacer o incluso promover sus históricas demandas. A su vez, varios de estos trabajos se concentran no sólo en los discursos, las “memorias”, de estos actores, sino también en las prácticas orientadas a sostener esas memorias y a defender los derechos humanos, muchas de las cuales implican la implementación de políticas públicas en articulación con diferentes agencias estatales.

Haciendo un uso algo flexible de la idea de “campo” de Bourdieu, creemos que el “campo de los derechos humanos y la memoria” es una categoría que permite dar cuenta del espacio social conformado por los organismos de derechos, otros actores que comparten sus demandas (sindicatos, asociaciones profesionales, agrupaciones estudiantiles, periodistas, intelectuales, investigadores, etc.) y las agencias del Estado, que desde el retorno de la democracia hasta nuestros días han tenido diversas respuestas frente a las demandas de estos actores. Esta incorporación del Estado dentro del campo permite comprender de mejor modo la porosidad entre estas instituciones y el resto de los actores sociales. {{4}}
[[4]] Para una argumentación más completa sobre la pertinencia de esta categoría se puede ver mi tesis doctoral “´Ampliar el círculo de los que recuerdan´. La inscripción de la Comisión Provincial por la Memoria en el campo de los derechos humanos y la memoria (1999-2009)”, disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=tesis&d=Jte1313. [[4]]

A su vez, tal como lo piensa Bourdieu, hacia dentro del campo, el reparto del capital no es homogéneo, lo que se refleja en las diferentes legitimidades que tienen los actores. Esta categoría permite además comprender muchas de las disputas que han atravesado al movimiento de derechos humanos, cuya heterogeneidad en ocasiones se ha transformado en enfrentamientos internos. Buena parte de las disputas entre estos actores puede entenderse porque comparten un interés en jugar el juego del campo, la illusio en términos de Bourdieu. Es decir, están interesados en definir qué son los “derechos humanos” (¿deben defenderse sólo los derechos violados en el pasado, en dictadura, o también hay que denunciar las violaciones del presente?) y cómo se llena de contenido el significante “memoria” (por citar sólo una tensión: ¿las víctimas del terrorismo de Estado deben ser recordadas en tanto víctimas o además es necesario recuperar o incluso reivindicar sus luchas políticas, aún aquellas realizadas en el marco de la lucha armada?).

Los textos aquí presentados abordan la lógica del campo de los derechos humanos desde distintas miradas. En primer lugar, el texto de Virginia Vecchioli es una pequeña etnografía realizada en la ciudad de Buenos Aires entre 1998 y 2000, durante el proceso de armado de una nómina que daría cuerpo a un homenaje a las “víctimas del terrorismo de Estado”. El principal rasgo de originalidad de este trabajo es que su objeto es de naturaleza mixta (la comisión que debe armar la nómina está compuesta por legisladores, funcionarios del Poder Ejecutivo y representantes de organismos de derechos humanos) lo que desarma la distinción tajante entre “sociedad civil” y “sociedad política” que sostenía buena parte de la bibliografía. En segundo lugar, el texto resulta valioso porque la autora no solidifica las identidades de los militantes y los representantes estatales; a partir de un análisis de las trayectorias de estos actores, el trabajo construye una mirada que no toma de modo excluyente nociones como “militante de DH” y “agente estatal”. Por último, otro aporte del texto se funda en que, a partir de un objeto de análisis relativamente acotado, problematiza algunos temas que son centrales para el campo: ¿cómo definir a las “víctimas”? ¿Quién las define? ¿Qué disputas cruzan esta definición y quién porta el capital para dirimir estos desacuerdos? En ese sentido, el trabajo muestra cómo las decisiones de los agentes estatales revelan y a la vez refuerzan las legitimidades ganadas en el campo.

El texto de Emilio Crenzel, al igual que el de Vecchioli, toma una institución mixta: la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Persona (CONADEP). Se trata de una institución que pese a su relevancia histórica y política hasta esta investigación, publicada en 2008, no había sido indagada con esta profundidad. El libro titulado La historia política del Nunca Más es central para comprender la lógica del campo en la medida en que pone el foco en un objeto (la CONADEP y su producto, el Nunca Más) de un modo sumamente original, dando cuenta de la zona de articulación existente, ya desde los inicios de la democracia, entre las agencias del Estado, las organizaciones humanitarias y ese conjunto de “personas notables” que integró la comisión. El Estado no es concebido como una institución alejada de la sociedad civil, que satisface o no las demandas que recibe. Por el contrario, lo que se muestra es un trabajo coordinado entre las diferentes esferas, en el que se destaca un flujo de legitimidades que circula de un sector al otro. En el capítulo seleccionado, Crenzel muestra y analiza cómo se fue construyendo la “narrativa humanitaria”, una manera de entender la violencia de estado que fue decisiva a la hora de elaborar el Informe y que se constituyó como un modo altamente legítimo hacia dentro de las lógicas del campo.

Al igual que los dos primeros textos, el trabajo de Ana Guglielmucci se concentra en el mundo estatal y en su articulación con otros actores sociales. El trabajo elegido es un capítulo de su libro La consagración de la memoria en el que se indagan los modos en que diferentes agencias estatales de CABA construyeron políticas públicas orientadas a elaborar y sostener memorias sobre lo sucedido en nuestro país en la década del setenta. Específicamente el capítulo seleccionado muestra uno de los aspectos microsociológicos más interesantes de la zona de confluencia entre el mundo estatal y el de la militancia, anteriormente referida: el proceso por el cual activistas de los derechos humanos ingresaron a las estructuras político administrativas del Estado para llevar adelante esas políticas públicas que tienen como objetivo central la preservación y promoción de la memoria.

Elizabeth Jelin, por su parte, analiza en el texto aquí presentado algunas de las lógicas de funcionamiento del movimiento de derechos humanos. Específicamente muestra las diferentes legitimidades que cruzan a aquellos ciudadanos interesados en las demandas de defensa de los derechos humanos y la memoria, y a la vez se pregunta cómo se relaciona el “familismo” con la posibilidad de extender la lógica de sus demandas al resto de la sociedad. A partir de un recorrido que comienza por el surgimiento de los organismos y avanza en analizar las acciones del movimiento de derechos humanos en democracia, muestra y problematiza cómo los familiares de las víctimas se han ido constituyendo en las voces más legitimas para enarbolar esas banderas, lo que bajo la lógica del campo se puede leer como los portadores de mayores dosis de capital.

El artículo de Enrique Andriotti Romanin también se concentra en el movimiento de derechos humanos, pero en su caso la indagación se focaliza en uno de los organismos más relevantes de ese colectivo (las Madres de Plaza de Mayo) y especialmente en sus vínculos con el Estado. El texto pone el foco en indagar cómo y por qué las Madres pasaron de tener una posición de claro y enfático enfrentamiento con las instituciones del Estado a incorporarse en las estructuras gubernamentales, luego de la asunción de Néstor Kirchner en 2003. El texto es sumamente interesante y útil para iluminar la zona de porosidades entre el movimiento de derechos humanos y el mundo estatal, puesto que indaga el organismo que históricamente más se había enfrentado con el Estado y, posiblemente, el que más profundamente luego articuló políticas con él.

Por su parte, el texto de Gabriel Gatti es un capítulo de su libro Identidades desaparecidas, en el que al autor aborda, mediante una sólida articulación entre teoría social y trabajo empírico, lo que él llama la “catástrofe de sentido” que implicó la sistemática desaparición de personas en nuestro país. En el capítulo seleccionado el autor indaga en la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo como una institución dedicada a producir sentido. Ese sentido se construye en base a una noción de identidad estrechamente ligada a lo familiar y lo genético, vía los estudios biológicos que permiten la recuperación de los nietos cuyas identidades fueron robadas. El autor muestra, mediante una mirada no exenta de ironía (habilitada quizás por su particular lugar de enunciación: es él mismo “hijo de desaparecidos”), cuáles son los modos en que Abuelas construye identidad y cómo se realiza esta tarea desde una posición dominante hacia el interior de las lógicas del campo, sostenida a su vez en base a una alto consenso de sus demandas y una notable estabilidad institucional.

El trabajo de Raggio también se focaliza en los sentidos producidos para intentar comprender y recordar la violencia estatal de la década del setenta. Este trabajo analiza los soportes centrales de la memoria construida alrededor del episodio conocido como “La noche de los lápices”: el libro así llamado, escrito por María Seoane y Héctor Ruiz Nuñez. El trabajo ayuda a comprender cómo esta publicación construyó una memoria tan eficaz para denunciar los crímenes de las fuerzas represivas como para señalar la radical diferencia entre democracia y dictadura. A su vez, este relato supone cierta dificultad para reponer el carácter político de las víctimas del terror estatal, cuyas trayectorias quedan limitadas a la lucha por el boleto estudiantil. Lo interesante del trabajo es que ofrece herramientas para desplegar las complejidades que tiene uno de los rasgos distintivos del campo: llenar de contenido el significante memoria.

Los trabajos seleccionados ponen el foco en objetos diferentes: los organismos, el movimiento de derechos humanos, las agencias estatales, las políticas públicas, los relatos sobre el pasado reciente y la relación entre los actores que intervienen en estos temas. Todas estas cuestiones son centrales para comprender cuáles son y cómo operan algunas de las lógicas de funcionamiento del campo.

Textos seleccionados para el dossier

 

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Dossier. Historia, política y educación en la provincia de Buenos Aires: maestros, escuelas y funcionarios (siglos XIX y XX) https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-historia-politica-y-educacion-en-la-provincia-de-buenos-aires-maestros-escuelas-y-funcionarios-siglos-xix-y-xx/ Tue, 06 Dec 2016 15:22:51 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3576 Historia, política y educación en la provincia de Buenos Aires: maestros, escuelas y funcionarios (siglos XIX y XX)

 

Laura Graciela Rodríguez (CONICET/ IdIHCS/UNLP) y Eva Mara Petitti (CONICET/CEHis-UNMdP)

 

Resulta difícil exagerar la importancia que la provincia de Buenos Aires supone para el país, tanto por su peso demográfico, económico y político como por las dimensiones de su sistema educativo. Sin embargo, escribir su historia ha presentado ciertas complicaciones. Como se ha dicho recientemente, por lo menos hasta 1880 “la historia de la Argentina se escribió en gran medida con la vara de Buenos Aires (ciudad y provincia) e, inversamente, la de la provincia fue escrita con la vara de la nación”. Se trata entonces –aunque no solamente- de advertir los matices y/o las diferencias que los grandes procesos nacionales adoptaron en territorio bonaerense, y “testear sus alcances, comprobar sus límites o interpretar sus diferentes significados”. {{1}} Al igual que en otros aspectos, la historia educativa de la provincia se ha visto reflejada en parte, en los dos tomos de la obra clásica de Ricardo Levene Historia de la provincia de Buenos Aires y fundación de sus pueblos. Allí se plantea, por ejemplo, el importante rol que cumplieron las asociaciones de padres y las organizaciones locales en la fundación y el financiamiento de las primeras escuelas. {{2}}
[[1]] Palacio, Juan Manuel (2012) “La provincia de Buenos Aires en la historia y en la historiografía”, Historia de la provincia de Buenos Aires. Población, ambiente y territorio, La Plata, Unipe/Edhasa, p. 9. [[1]]
[[2]] Levene, Ricardo (1940), Historia de la provincia de Buenos Aires y fundación de sus pueblos, La Plata, Archivo Histórico, Tomo 2. [[2]]

En la actualidad, contamos con un considerable conjunto de investigaciones gracias al desarrollo de las últimas décadas. Además de los trabajos que presentamos aquí, mencionaremos, sin ánimos de ser exhaustivas, las investigaciones que se han realizado sobre la educación a principios del siglo XX, el gobierno de Fresco, el peronismo clásico y la última dictadura. {{3}}Asimismo, se han llevado a cabo estudios que abarcan un arco temporal mayor, como el desarrollo del nivel primario, las reformas educativas del período 1930-1970 y la estructura de la administración central. {{4}}
[[3]] Pineau, Pablo (1997), La escolarización de la provincia de Buenos Aires (1875-1930), Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, FLACSO; Béjar, María Dolores (1992) “Altares y banderas en una educación popular: la propuesta del gobierno de Manuel Fresco en la provincia de Buenos Aires (1936-1940)” en Mitos, altares y fantasmas. Aspectos ideológicos de la historia del nacionalismo popular. Estudios/Investigaciones núm. 12. Universidad Nacional de La Plata; Bisso, Andrés (2011) La Revista de Educación bonaerense durante el período de gobierno de Manuel A. Fresco (1936–1940). Acerca de los “usos del pasado” en los discursos y las prácticas escolares, en Clío & Asociados. La Historia Enseñada, número 15, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, FLACSO; Cammarota, Adrián (2009) “Eugenesia y educación en la Provincia de Buenos Aires (1936-1955)” en Segundas Jornadas Nacionales de Historia Social 13, 14 y 15 de mayo, La Falda, Córdoba ; Vázquez, Silvia (2005) “Entre la herejía y la restauración: la política educativa del peronismo durante la gobernación del Coronel Domingo Mercante, 1946-1952” en Panella, Claudio (Comp.) El gobierno de Domingo A. Mercante en Buenos Aires (1946- 1952). Un caso de peronismo provincial, Instituto de Cultura, Archivo Histórico de la Provincia; Vassiliades, Alejandro (2008), “Entre la homogeneización moralizante y la adaptación al entorno: la escolarización bonaerense durante la última dictadura (1976-1983)”, Archivos de Ciencias de la Educación, pp. 145 – 158. [[3]]
[[4]] Misuraca, María Rosa y Vázquez, Andrea (1999) El estado y la educación primaria en la provincia de Buenos Aires, en Vior, Susana (Dir.) Estado y educación en las provincias . Madrid, Miño y Dávila; Munin, Helena (1993) La Dirección General de Escuelas: 1817-1992 , Buenos Aires, ATE; Katz, Ricardo S. (1996) Historia de la educación en la provincia de Buenos Aires . Buenos Aires, Biblioteca Educativa; Pinkasz, Daniel y Pittelli, Cecilia (1997) “Las reformas educativas en la provincia de Buenos Aires (1934-1972) ¿Cambiar o conservar?”, Puiggrós Adriana y Ossana, Edgardo, La educación en las provincias (1945-1985) , Buenos Aires, Galerna. [[4]]

Como podrá apreciarse, resta aún cubrir varias áreas temáticas que nos permitan, por ejemplo, reconstruir en el largo plazo lo ocurrido con los distintos niveles del sistema (inicial, primaria, secundaria y terciario); y las modalidades (educación especial, de adultos y artística, entre otras). Asimismo, conocemos poco sobre la manera en que se crearon y se desarrollaron las universidades provinciales; los movimientos y asociaciones de maestros; los distintos sindicatos o cómo ha sido la relación de los docentes con los partidos políticos u otras organizaciones (religiosas, de inmigrantes, étnicas, etc.). Sería interesante también analizar en particular los perfiles y el rol de los inspectores, quienes resultan figuras claves de la burocracia, para comprender los procesos de implementación de las políticas de nivel central o bien conocer las trayectorias de los ministros y directores generales que ocuparon la cartera. Sumado a esto, podría pensarse una historia centrada en la educación en los municipios, como una continuidad del trabajo pionero de Levene. Ciertamente, todas estas temáticas deberán estar atravesadas por una perspectiva de género que problematice – y no naturalice- la presencia o la ausencia de las mujeres en cualquiera de los ámbitos del sistema educativo.

Reconstruir la historia educativa de la provincia de Buenos Aires hará posible, en síntesis, obtener un panorama más variado del que hoy disponemos y, eventualmente, servir de insumo para los funcionarios encargados de la elaboración de la política pública. Consideramos, que conocer el pasado del organismo que se está gestionando, contribuye a direccionar mejor el diseño de las futuras acciones. Del mismo modo, una historia de la educación bonaerense posibilitará la realización de comparaciones más sistemáticas con las otras provincias, y, en definitiva, resultará un aporte fundamental para complejizar aún más la historia de la educación nacional.

Sin lugar a dudas, los artículos aquí reunidos son centrales para avanzar en esta reconstrucción. Han sido seleccionados teniendo en cuenta la diversidad temporal y buscan ser ilustrativos de las investigaciones que se vienen publicando en los últimos diez años. Abordan tres grandes áreas temáticas relacionadas. Por una parte, las trayectorias de los funcionarios y su relación con los distintos niveles de la política municipal, provincial y nacional. Por otra, el diseño y la implementación de las políticas. Finalmente, el impacto de las medidas y la manera en que fueron apropiadas por los docentes de las distintas instituciones educativas.

Estos procesos han sido estudiados considerando a los otros actores y el contexto más general en el que se inscribieron, que limitaron y/o habilitaron las posibilidades concretas de llevar a cabo las transformaciones propuestas. Presentaremos a continuación las ocho investigaciones, que han sido ordenadas cronológicamente. Las primeras están centradas en el siglo XIX (José Bustamante Vismara, Lucía Lionetti y Susana Schoo), los siguientes trabajos se detienen en las décadas de 1940 y 1950 (Claudio Panella y Mara Petitti) y las restantes plantean lo sucedido durante la segunda mitad del siglo XX (María Luz Lafiosca, Laura Graciela Rodríguez y Talia Gutiérrez).

El texto de Bustamante Vismara caracteriza la tarea de los docentes, sus condiciones de trabajo, de formación y las relaciones que establecieron con los sacerdotes católicos, observando en qué sentido los afectaron los cambios políticos y escolares que se produjeron en la campaña a mediados de siglo XIX. Por su parte, Lionetti estudia la escolarización entre 1850 y 1875, un contexto signado por una alta inestabilidad. Hace foco en el complejo entramado social y político, y de disputas y negociaciones entre un Estado con vocación centralizadora y una sociedad civil activa. Schoo analiza en su investigación de qué manera ciertas iniciativas provinciales referidas a los colegios de enseñanza media fueron recepcionadas por los funcionarios nacionales en distintos momentos del proceso de formación y consolidación del Estado central.

Los escritos de Petitti y Panella arrojan luz sobre la educación y el peronismo. Petitti examina las políticas educativas dirigidas al ámbito rural, centrándose en las demandas, la legislación y los proyectos que tuvieron lugar en relación a las escuelas primarias en la campaña bonaerense. Mientras que Panella, concentra su estudio en el proceso de elaboración y aprobación del Estatuto Docente de 1951, describiendo el contenido de la propuesta, los debates legislativos y la relación de las autoridades con los docentes.

Acerca de las investigaciones que se proponen explorar la segunda mitad del siglo XX, Lafiosca aborda la relación entre el magisterio, las organizaciones gremiales y el Estado a través de origen y desarrollo de una de las agremiaciones más importantes que se crearon en el ámbito provincial: la Federación de Educadores Bonaerenses (1959). Por su parte, Rodríguez observa qué tipo de regulaciones estatales sufrieron los docentes en los años más oscuros de la historia argentina -1976-1983-, destacando las medidas que tomaron los distintos ministros bonaerenses y las modificaciones que realizaron en particular al Estatuto del Magisterio y al Reglamento de Licencias. Por último, Gutiérrez estudia la evolución de la educación agraria estatal entre 1960 y 2010, caracterizada por cambios institucionales y curriculares, así como las distintas situaciones jurídicas y presupuestarias que vivían las escuelas y las relaciones que mantenían sus autoridades con las comunidades locales.

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Dossier. Estado, agrónomos y ciencia aplicada al campo. Miradas sobre las iniciativas públicas y privadas en el desarrollo agroindustrial en América Latina (fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX) https://historiapolitica.com/dossiers/agroal/ https://historiapolitica.com/dossiers/agroal/#respond Wed, 04 Dec 2013 15:55:21 +0000 http://historiapolitica.com/?page_id=1772 Estado, agrónomos y ciencia aplicada al campo. Miradas sobre las iniciativas públicas y privadas en el desarrollo agroindustrial en América Latina (fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX)

 

Daniel Moyano (ISES/CONICET-UNT), Florencia Rodríguez Vázquez (INCIHUSA/CONICET), Graciela de Souza Oliver (UFABC/CCNH)

Para amplios sectores de las élites dirigentes de los nacientes Estados latinoamericanos, el impulso de la producción agrícola en diferentes regiones productivas se presentó como requisito indispensable para el desarrollo económico de base capitalista de sus sociedades (Weinberg, 1998). Tomando a la ciencia como la vía predilecta para ingresar en el concierto de las naciones “civilizadas”, durante el último tercio del siglo XIX cristalizaron una serie de políticas públicas tendientes a modernizar el campo, mediante la elaboración de proyectos de investigación y educación orientados a diversos grupos socioeconómicos. De este modo, a través de la inauguración de establecimientos de enseñanza agronómica de nivel medio y superior, de centros científicos de experimentación agropecuaria y de organismos de fomento y extensión, se conformaron los primeros planteles de agrónomos y núcleos técnicos que se desempeñaron a nivel local. En forma simultánea, se instrumentaron mecanismos para transferir los conocimientos e ilustrar a los agricultores en principios agrícolas ‘racionales’, en un proceso de vinculación y retroalimentación mutua. Así, se esperaba que estas medidas alentaran movimientos de cambio, adaptación e innovación tecnológica en el ámbito rural.
Una vertiente de los estudios históricos sobre enseñanza agrícola, industrial y difusión de conocimientos técnicos ha reparado en los espacios creados por los poderes estatales para la generación, adaptación y vinculación de tecnologías novedosas en el medio local, polemizando con las visiones que concebían un sector agrícola estancado y apático, que solo progresaba esporádicamente mediante la adopción acrítica de paquetes tecnológicos importados (Saldaña, 1996; Szmrecsányi, 1999-2000; Pacheco Troconis, 2003; Arellano Hernández, 2005; Oliver y Figueirôa, 2006; Oliver, 2009; Martocci, 2011). Concretamente, el desempeño de la función técnica encontró un importante campo de acción en la organización de estaciones agronómicas y experimentales -algunas fundadas anexas a establecimientos educativos con cierta trayectoria-, mientras otras se erigieron en zonas distantes de las metrópolis, donde funcionaron como los únicos núcleos de conocimientos científicos y técnicos aplicados al agro.
Estas iniciativas, aunque no exentas de dificultades, lograron sustentabilidad temporal y se constituyeron como tempranos antecedentes de los posteriores complejos científicos-tecnológicos en sus diferentes áreas de influencia. En esta línea, podemos ubicar el trabajo de Daniele Bonfanti (Universidad de la República, Uruguay), quien analiza los desafíos y logros del Instituto Experimental “La Estanzuela”, en la República Oriental del Uruguay, enfatizando el rol del Estado en su empeño por atender los requerimientos técnicos productivos del sector agrícola -particularmente por medio de la mejora genética de las semillas de trigo-, a pesar de las críticas del empresariado y de los productores en la premura por disponer de resultados expeditivos y aplicables. La reconstrucción presentada permite evidenciar las particularidades del desenvolvimiento histórico de la ciencia y la tecnología agrícola en ese país, y comparar dicho proceso con lo acontecido en la región pampeana argentina.
Empero, la resolución de los problemas derivados de la especialización agrícola o agroindustrial a través de la dotación de un sustento técnico no corrió exclusivamente por la esfera estatal. De allí surge el interés por indagar en las instancias no formales, en las que empresarios y productores discutían técnicas, ponían a prueba innovaciones y divulgaban sus resultados, estimulando así un proceso dinámico de experimentación y circulación de saberes, lo que representa un aspecto alternativo sobre la institucionalización de las ciencias agrícolas. Por cierto, en no pocas oportunidades, estas iniciativas fueron complementadas por la gestión estatal a través de la figura de los agrónomos, y en este punto, permite relativizar la supuesta separación de la gestión privada y pública en el desarrollo de conocimientos y técnicas genuinos aplicados al agro.
En efecto, el rol del personal agronómico -expertos, especialistas, miembros de una “elite intelectual en el sentido agrario” (Girbal de Blacha, 1992; Gutiérrez, 2007; Mendonça, 2004)-, osciló entre la profesionalización mediante la dirección de emprendimientos privados, las trayectorias publicistas (colaboraciones en revistas y periódicos), y la fundación de entidades sectoriales que aglutinaban los intereses profesionales y sociopolíticos de un campo en formación, junto con el ingreso a los cuadros burocráticos de las esferas estatales. Este recorrido se muestra entonces como el corolario mismo de una política de formación de recursos humanos técnicos de base local para satisfacer las demandas de modernización y especialización estatal.
En esta línea se destaca el artículo de María Isabel Palacios Rangel y Jorge Ocampo Ledesma (Universidad de Chapingo, México), al reconstruir y revelar una vinculación clave entre la preparación técnica de los agrónomos en escuelas especialmente organizadas y su posterior inserción en las filas burocráticas. A su vez, dan cuenta del modo en que este grupo de expertos aplicó una serie de paradigmas tecnológicos que incidieron en las formas que adquirió el desarrollo rural en ese país. Desde esta vertiente, la relación entre política y tecnología aflora de manera evidente, cristalizando como un factor central de gobernabilidad, a la vez que aporta elementos sugerentes para reconstruir la institucionalización de la ciencia agrícola en México.
Pero también el agrónomo ofició como un actor clave para la divulgación de técnicas en las zonas distantes de los centros urbanos. En efecto, su labor buscaba extender –en el espacio y en el tiempo- los conocimientos generados ad hoc , aportando soluciones concretas para poner en producción vastos terrenos incultos, hacer más rentables las explotaciones con resultados precisos y contundentes, mientras acompañaron el diseño y ejecución de políticas económicas con incidencia en el agro. De este modo, se desprende que su función no solo fue de índole técnica sino también política y, sobre todo, social (Girbal-Blacha, 1998; Mendonça, 2004).
Como complemento, cobra interés la actuación de estos especialistas en la colaboración y edición de publicaciones técnicas. Estas eran producto del trabajo científico realizado en establecimientos de experimentación o bien en las mismas escuelas agrícolas, cuyo fin era dialogar con instituciones análogas de diferentes regiones o países, además de aportar al proceso de divulgación de tecnologías y nuevos saberes en el agro. Pero también surgieron de la iniciativa personal de agrónomos que, en ciertas oportunidades, confeccionaron guías y manuales para afianzar una determinada producción, neutralizar una crisis o estimular el desarrollo de actividades alternativas en procura de la diversificación productiva. Así lo explica Juan José Saldaña (Universidad Nacional Autónoma de México, México), por medio de la contextualización y análisis de un “Tratado” sobre las posibilidades de la producción de seda en el México porfiriano. Así, aporta un ejemplo concreto de la sistematización de conocimientos novedosos y aplicables en manuales e informes técnicos, como una manera alternativa de dar visibilidad a esa dinámica de circulación de información que ya no estaba reservada al ámbito de los especialistas. Esta tarea cuasi editorial es concebida acertadamente por el autor como una forma de institucionalización de los saberes científicos que necesariamente redundaría en la divulgación y uso público de las tecnologías.
Todo este proceso de experimentación y difusión de la información fue bastante previo a la consolidación de los complejos científicos, que tuvo lugar solo a mediados del siglo XX. A través de estas perspectivas analíticas, se le otorga claridad a una labor previa realizada por instituciones y personal especializado, a pesar de la crónica escasez de recursos y su sujeción a las alternancias en las orientaciones dictadas por las instancias de poder. Además, otorga herramientas para entender el rol deficitario de algunos de estos organismos, donde tuvieron preeminencia cuestiones exógenas a la propia gestión, como los conflictos al interior del “campo científico” o la falta de adecuación de las políticas públicas con las necesidades de las producciones regionales.
Sobre estas últimas temáticas se destacan los artículos de Leida Fernández Prieto (Centro de Ciencias Humanas y Sociales, España) y Graciela de Souza Oliver (Universidad Federal de ABC, São Paulo-Brasil). La primera de las autoras analiza la tensión existente entre un núcleo de reformadores cubanos que propiciaban la enseñanza agrícola superior en la Gran Antilla -en estrecha relación con las demandas productivas de los hacendados azucareros- y el gobierno peninsular, que buscaba conservar la formación de agrónomos en la metrópoli. A pesar de las destacadas iniciativas acometidas por los reformadores agrícolas y hacendados, como la erección de escuelas y estaciones experimentales, el gobierno español abortó estos emprendimientos, dando cuenta que la producción de conocimientos y formación de recursos humanos especializados implicó no solo el monopolio del saber científico, sino también una forma clara de dominación social.
Por su parte, Graciela de Souza Oliver enmarca su estudio en una coyuntura de crisis agrícola para analizar comparativamente las medidas tomadas por los Estados de São Paulo y Minas Gerais ante los efectos de una plaga en los cañaverales. Tras destacar la labor primigenia desarrollada por el personal agronómico, demuestra cómo el Estado paulista fue tomando cartas en el asunto al diagramar un plan de combate contra la plaga mediante el otorgamiento de fondos para la investigación, la jerarquización de los establecimientos científicos y educativos, y la reorientación de políticas de fomento y pesquisa antes aplicados a la caficultura. En todo este proceso, se destaca la conexión fluida entre el sector público y privado, que colaboró y demandó el accionar político en investigación y desarrollo. En el caso minero, si bien el Estado acompañó este proceso, su eficacia y rapidez fueron menores por cuestiones de índole institucional (escasez de infraestructura, de recursos humanos capacitados) y político-sociales (falta de relación entre las esferas públicas y los usineros para realizar maniobras coordinadas), lo que generó que el grueso de las acciones contra la plaga recayera en estos últimos. Así, las consecuencias corrieron en dos sentidos: por un lado, los esfuerzos resultaron dispersos y atrasó la consolidación de una institución que nucleara el conocimiento y dirigiera las orientaciones del proceso; y por otro, sirvió como aliciente para que los usineros mineros encararan unilateralmente la modernización de la actividad, prescindiendo, en muchos casos, del apoyo del sector público.
En suma, los trabajos aquí reunidos son producto de reconocidos investigadores latinoamericanos que ponen en relieve el rol del accionar estatal en la gestión de estaciones agronómicas y el desempeño de núcleos técnicos, y refuerzan el análisis de las instancias articuladas por esas instituciones para transferir y vincular tecnologías mediante la difusión de conocimientos y demostraciones in situ en espacios distantes de los establecimientos experimentales o de educación agrícola. Por otro lado, aportan sustento empírico para concebir a la tecnología “en contexto”, es decir, comprender que las trayectorias de modernización y adaptación no se desarrollan mecánica o secuencialmente, sino que están signadas por cuestiones sociales e institucionales específicas. En este sentido, no ocurren con la simple imitación de paquetes tecnológicos foráneos, sino que su eficacia y eficiencia dependen del uso que los potenciales usuarios hagan de esos saberes, técnicas y/o equipamientos, y de su adaptabilidad a condiciones ambientales locales (Vence Deza, 1995; Saldaña, 1996; Naclerio, 2005; Djenderedjian, 2010). Además, en este proceso de institucionalización de las ciencias agrícolas y su aplicación a las producciones agropecuarias, el papel de las agencias estatales (de forma general, aunque no determinante), y de las publicaciones especializadas, resultaron claves para que ese conocimiento novedoso fuese asequible a un mayor espectro de destinatarios.
El tratamiento de estos escenarios, aunque necesariamente diversos y puntuales, permite, sin embargo, un contrapunteo entre diferentes contextos con el fin de aportar una mirada plural sobre la gestación y aplicación de políticas públicas de orientación agraria en áreas “periféricas”, atendiendo a las características específicas de sus regiones. Así, se busca resaltar cuán impetuosas fueron las demandas y las acciones para “instaurar el progreso” y colocar a la actividad agrícola a la vanguardia durante la corta pero acelerada revolución tecnológica y cultural del siglo XX (Hobsbawm, 1998), destacándose los procesos de especialización y profesionalización en las ciencias agrícolas.
Además, dan cuenta sobre el accionar específico de los Estados nacionales –en ocasiones complementados por las autoridades locales- por atender los procesos de generación, difusión y adaptación de técnicas, en contextos políticos y económicos variables. Estas iniciativas, con niveles dispares de institucionalización, respondieron, en definitiva, a las necesidades de un aparato productivo rural “racional y eficiente”. Así, más allá de los obstáculos en la materialización de las propuestas (escasez de recursos, problemas organizacionales, quiebres al interior de los grupos profesionales) y de los resultados obtenidos, es posible poner en cuestión las visiones que remarcan la crónica falta de políticas de generación autóctona de conocimientos y fomento agrícola, o aquellas que identifican a un Estado “colonizado” por los intereses dominantes, que solo habría atendido sus intereses particulares, relacionados con la producción orientada a la agroexportación.

Referencias bibliográficas
Arellano Hernández, Antonio [comp.] (2005): Ciencias agrícolas y cultura científica en América Latina , Prometeo, Buenos Aires.
Djenderedjian, Julio (2010): “Modernización e innovación. Reconsiderando el papel y las particularidades de los fenómenos de cambio técnico en la agricultura pampeana entre 1840 y 1900”, en Encuentros Latinoamericanos , núm. 10-11, CEIL, U. de la República de Uruguay. Disponible en : http://enclat.fhuce.edu.uy/index.php?option=com_content&view=article&id=18:-modernizacion-e-innovacion-reconsiderando-el-papel-y-las-particularidades-de-los-fenomenos-de-cambio-tecnico-en-la-agricultura-pampeana-entre-1840-y-1900&catid=7:articulosdossier&Itemid=8
Girbal-Blacha, Noemí (1992): “Tradición y modernización en la agricultura cerealera argentina, 1910-1930. Comportamientos y propuestas de los ingenieros agrónomos”, Jarbuch fur Geschichte von Staat , Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, núm. 29, pp. 369-395.
Girbal- Blacha, Noemí (dir. y comp.) (1998): Agro, universidad y enseñanza. Dos momentos de la Argentina rural (1910-1955) , Centro de Estudios Histórico-Rurales, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata.
Gutiérrez, Talía (2007): Educación, agro y sociedad. Políticas educativas agrarias en la región pampeana, 1897-1955 , Bernal, Universidad Nacional de Quilmes.
Hobsbawm, Eric (1998): Historia del Siglo XX , Buenos Aires, Crítica-Grijalbo Mondadori.
Martocci, Federico (2011): Enseñar a cultivar en el Territorio pampeano. Escuelas, agronomías y estaciones experimentales (1900-1953) , INTA-UNLa Pampa.
Mendonça, Sonia Regina de (2004): “Agronomía, agrónomos y estado en Brasil: organizaciones y disputas (1930-1961)”, en Mundo Agrario. Revista de estudios rurales , Universidad Nacional de La Plata, nº 9, segundo semestre. Disponible en: http://mundoagrarioold.fahce.unlp.edu.ar/nro9/Mendonca.htm
Naclerio, Alejandro (2005): “Los Sistemas Nacionales de Innovación y las capacidades innovativas. Una tipología de países para explicar las diferencias en sus desarrollos económicos”, en Ciclos en la Historia, la Economía y la Sociedad , IIHES FCE, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, vol. XV, núm. 30, pp.
Pacheco Troconis, Germán (2003): “La institucionalización de la investigación agrícola en Venezuela: los primeros tiempos 1870-1935”, en Agroalimentaria , v.16, núm. 16, pp. 65-82.
Saldaña, Juan José [coord] (1996): Historia Social de las Ciencias en América Latina. Purrúa, México.
Oliver de Souza, Graciela y Figueirôa de Mendonça, Silvia (2006): “Características da institucionalização das ciências agrícolas no Brasil”, en Revista Da SBHC , Rio de Janeiro, v. 4, núm. 2, julio- diciembre 2006. Disponible en www.mast.br/arquivos_sbhc/310.pdf
Oliver de Souza, Graciela: Institucionalização das ciências agrícolas e seu ensino no Brasil, 1930-1950 , Annablume, São Paulo, 2009.
Szmrecsányi, Tamás (1999-2000): “Origens da liderança cientifica e tecnológica paulista no Século XX”, en Travesía. Revista de Historia Económica y Social , Facultad de Ciencias Económicas, UNTucumán, núms. 3-4, pp.
Vence Deza, Xavier (1995): Economía de la innovación y del cambio tecnológico: Una revisión crítica , Madrid, Siglo XXI editores.
Weinberg, Gregorio (1998): La ciencia y la idea de progreso en América Latina, 1860-930 , Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.

Autores y trabajos propuestos:

 

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Dossier. Las guerras frente a la crisis del orden colonial. Hispanoamérica. https://historiapolitica.com/dossiers/lasguerrash/ https://historiapolitica.com/dossiers/lasguerrash/#respond Fri, 26 Nov 2010 02:15:24 +0000 http://historiapolitica.com/?page_id=935 Las guerras frente a la crisis del orden colonial. Hispanoamérica.

 

Marcela Ternavasio

 

Este dossier incluye cinco trabajos que reflejan las nuevas perspectivas desde las cuales se están explorando las guerras desatadas con la crisis monárquica de 1808 en Hispanoamérica. Se han seleccionado cinco textos representativos y se ha intentado cubrir con ellos algunas de las áreas más importantes de lo que fue el imperio hispánico a comienzos del siglo XIX (sobre las guerras en el espacio específico del Río de la Plata véase el dossier “Las guerras frente a la crisis del orden colonial. El Río de la Plata” en esta misma página). Los diferentes enfoques que el lector podrá observar en los textos de este dossier son sólo una muestra de las múltiples y variadas líneas de investigación que se están desarrollando dentro del campo.
Manuel Chust y José Antonio Serrano, en “Milicia y revolución liberal en España y en México” (publicado en Manuel Chust y Juan Marchena (eds.), Las armas de la Nación. Independencia y ciudadanía en Hispanoamérica (1750-1850) , Madrid, Iberoamerciana, 2007) analizan comparativamente el papel de la milicia nacional y cívica en la problemática construcción de los estados-naciones en España y México en el marco de la revolución liberal de comienzos del siglo XIX. Juan Ortiz Escamilla, “Entre la lealtad y el patriotismo: los criollos al poder” (publicado en Brian Connaugton, Carlos Illanes y Sonia Pérez Toledo (coord), Construcción de la legitimidad política en México, El Colegio de Michoacán-Universidad Autónoma Metropolitana-Universidad Autónoma de México-El Colegio de México, México, 1999) se concentra en el caso mexicano y especialmente en la incorporación de los criollos en las fuerzas armadas y en el discurso que utilizaron ante la opinión pública para legitimar su accionar. El artículo de Juan Marchena, “¿Obedientes al rey y desleales a sus ideas? Los liberales españoles ante la ‘reconquista’ de América durante el primer absolutismo de Fernando VII. 1814-1820″ (publicado en: Juan Marchena y Manuel Chust (eds.) Por la fuerza de las armas. Ejército e independencias en Iberoamérica, Universidad Jaume I, Castellón, 2008) presenta una rica y completa perspectiva de las guerras desplegadas con el quiebre de la monarquía, concentrándose especialmente en las circunstancias políticas que rodearon la organización de las expediciones enviadas desde la península en el período que anuncia el título. Clément Thibaud desarrolla en “Formas de guerra y mutación del Ejército durante la guerra de independencia en Colombia y Venezuela” (publicado en Rodríguez O., Jaime. Revolución, independencia y las nuevas naciones de América, México, MAPFRE, 2005) las diferentes formas de guerra que se desplegaron en Nueva Granada y Venezuela en el arco que abarca el ciclo revolucionario. Y finalmente, Natalia Sobrevilla en el texto titulado “‘Hermanos Compañeros y Amigos de sus mismos contrarios’: las guerras de independencia en el Sur Andino 1805-1825” (basado en la ponencia presentada en las II Jornadas de Historia Política, Mendoza 17 abril 2010) analiza el conflicto bélico en el sur andino poniendo en consideración las distintas vinculaciones existentes entre los ejércitos enfrentados, los posicionamientos de diversos actores dentro de dichos ejércitos y las opciones que tenían abiertas.

 

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