Dossier. La Independencia de México: problemas históricos y perspectivas de estudio

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ISSN sección Dossier 2618-415x

Rodrigo Moreno Gutiérrez (Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM)

Uno de los motores de la producción de conocimiento histórico es el calendario cívico de las conmemoraciones. En el mundo hispanoamericano estamos terminando un larguísimo ciclo de conmemoraciones bicentenarias relacionadas con las revoluciones de independencia. En los pasados 15 años vio la luz una ingente cantidad de publicaciones sobre las independencias que estuvieron directa o indirectamente vinculadas al ritmo de las sucesivas coyunturas bicentenarias. Ese alud impreso y electrónico revitalizó las visiones y los debates con que entendemos la disolución de los imperios ibéricos en América y la lenta construcción de los estados nacionales en donde antes hubo dominios coloniales. El caso mexicano formó parte de esa renovación. Este dossier ofrece una reducidísima pero altamente significativa muestra de la historiografía cocinada al calor de los hornos bicentenarios.

En estas líneas no trataré de ofrecer un balance historiográfico[1] propiamente dicho sino de animar la lectura de los textos seleccionados a partir de la muy apretada presentación de sus propuestas. Quien se asome a estas aportaciones podrá percatarse de la diversidad temática que, no obstante, comparte un suelo común de concepciones sobre el proceso independentista que buscan restituir la complejidad histórica y, al mismo tiempo, desprenderse de la fatalidad o la teleología nacionalista. Por aquí hay historia política pero también historia social, historia económica y fiscal, historia de la salud, historia de las prácticas religiosas e historia de la guerra, porque diversa es la realidad histórica y así mismo tienen que ser las perspectivas desde donde se le mira.

El género, la representación política, la violencia, la legitimidad o la nación son problemas históricos visibles a cada paso del proceso independentista y analizados de manera actualizada y sugerente en los textos que aquí se incluyen y que reflejan el tipo de preocupaciones historiográficas que engloba eso que muy genéricamente llamamos “Independencia”. Ese rico horizonte temático también historia las experiencias electorales con que se renovó o creó una cultura política, al igual que los impactos políticos, económicos, fiscales, sociales y culturales de la guerra y todo su despliegue de violencia, enfermedad y muerte.

La selección también pretende mostrar que el estudio y la comprensión del proceso independentista (el mexicano en este caso, pero cualquiera) no se puede constreñir a una o unas fechas precisas ni a un ámbito particular. Si bien aquí hay artículos que ahondan en momentos que han sido señalados como alfa y omega de la crisis y la revolución (1808 y 1821), queda bien expresado que para entender el calado de las transformaciones es necesario retroceder al siglo XVIII y navegar mucho más adelante en el XIX.

De esta manera el dossier incluye el texto de Virginia Guedea dado que se le puede ubicar en la corriente inaugural de la revisión del convulso verano de 1808 en la ciudad de México. Había sido una de sus primeras estudiosas y con este capítulo recuperó la experiencia mexicana del juntismo abortado o fallido. Con un relato claro y mesurado, Guedea explica el debate que tradujo en términos novohispanos la crisis política de la monarquía. Al ritmo del arribo de noticias y enviados, los argumentos se fueron radicalizando y dejaron ver la distancia entre las distintas visiones de la crisis y del papel de América y de los súbditos americanos en ella. El abrupto degüello de la alternativa juntista mediante un golpe de estado que abrió la puerta a la violencia política, envió a la clandestinidad la discusión de las alternativas y aumentó presión a la olla que explotó en 1810 con una inédita rebelión masiva y popular.  

Una parte sustancial de la renovación historiográfica de las independencias tuvo que ver, desde la década de los 1990, con el estudio de la representación política. De esta forma quedó claro que uno de los pilares de la revolución fue la experimentación de muy diversos proyectos y diseños de sistemas representativos dentro de los cuales latía la figura del ciudadano. Producto de un proyecto colectivo especialmente fructífero que muestra dicha renovación y que ha arrojado valiosa luz sobre las prácticas electorales del siglo XIX mexicano, este capítulo de Matilde Souto tiene la virtud de explicar con paciencia didáctica la cultura política en la que se erigió la representación moderna. Así queda claro que las prácticas del liberalismo desatadas en el contexto del proceso independentista solo pueden ser entendidas a cabalidad si se considera el mundo corporativo, jerárquico y privilegiado de la monarquía española que las engendró. La organización del voto, las concepciones del universo electoral (con sus muy dicientes exclusiones y requisitos) y las movilizaciones políticas y mecanismos que rodearon el ejercicio electoral muestran la distancia entre un régimen y otro pero también la forma en que el antiguo orden de cosas condicionó las innovaciones del naciente constitucionalismo.

Por su parte, Michael T. Ducey ofrece una cara complementaria de la transformación de la representación política de aquellos años: la de los pueblos insurgentes. Vista desde las capas medias y bajas de la rebelión, Ducey nos obliga a recordar que el hispanoamericano de principios del XIX era un mundo abrumadoramente rural. Las elecciones pueblerinas en plena guerra es una vía fascinante y expresiva para entender no solo las bases de la rebelión sino más aún las condiciones en que se cimentó del Estado moderno. Aquí aparecen, entre otros problemas, el surgimiento de liderazgos locales (muchos a través de las armas); la importancia de los curas en la vida de las comunidades; el peso del voto corporativo (ahí también) y la ritualidad de las experiencias electorales.

Erika Pani disecciona las ambigüedades del liberalismo, de la ciudadanía, de la igualdad y del estado moderno con relación a las mujeres y su lugar en la vida política. En su artículo, Pani revela a través de la necesaria perspectiva de género las implicaciones de las identidades políticas y las anomalías y exclusiones de la supuesta universalidad del discurso liberal. De esta manera, la autora supera la historiografía anecdótica empeñada en encontrar heroínas al servicio de la patria para, en cambio, cuestionar –a partir del caso mexicano– las desigualdades de los supuestos básicos con que se proyectó el poder, el espacio público y el cuerpo político del tiempo de las independencias. Género, clase y raza modelaron el imaginario político del estado nacional decimonónico. A través de actitudes de mujeres concretas y actos de represión o prácticas políticas o religiosas, Pani explica percepciones, expectativas y valores alrededor de la figura de la mujer en el contexto de la guerra civil y las primeras décadas independientes.

Juan Ortiz es uno de los especialistas que más ha enfatizado la importancia de considerar la faceta bélica del proceso independentista. La independencia fue, entre otras muchas cosas, en Nueva España como en buena parte de Hispanoamérica, una guerra o distintos tipos de guerras. En este trabajo Ortiz propone entender el conflicto novohispano a través del tamiz de la guerra civil. En esta sustanciosa síntesis Ortiz muestra las contradicciones y profundas divisiones políticas y sociales con que se desarrolló el conflicto y algunas de sus muchas particularidades regionales.

El artículo de Marco Landavazo escudriña las prácticas y lenguajes de la violencia insurgente. El odio al gachupín aparece aquí como uno de los rasgos más característicos y estremecedores de la rebelión, pero también sirve al autor para mostrar las posibilidades de una historia sociocultural de la guerra. Discursos vengativos y condenatorios y prácticas justicieras y sanguinarias de ese peculiar terror novohispano permiten asomarse a un plano repulsivo pero central de la guerra. De este modo, Landavazo ayuda a comprender fenómenos como la construcción del enemigo, la conformación de la identidad combativa, el uso del miedo y el papel que tuvo en todo ello el rumor.

Y de la violencia a la enfermedad que, como se sabe, mató más gente que las armas en aquellos años. El capítulo de María del Carmen Sánchez Uriarte coloca en el punto de mira la doble hélice formada por la guerra y la enfermedad. El texto se vale de la gravísima epidemia que asoló las regiones centrales de la Nueva España en 1813 para estudiar sus hondos impactos demográficos, sociales, económicos, políticos y fiscales. Desatada en un episodio militar (el sitio de Cuautla de 1812), la epidemia de tifo –o las “fiebres misteriosas” como se les conoció entonces– incidió en todos los frentes: en la insurgencia, en la contrainsurgencia y en la dificultosa observancia del frágil régimen constitucional gaditano que se encontraba vigente. De esta manera, Sánchez Uriarte recupera la historiografía de la salud para evaluar, a través de sus reacciones ante la enfermedad y la devastación, el tipo de Estado, de sociedad y de movilización de recursos con que se encararon estos problemas.

En efecto, la guerra es movilización de recursos. El capítulo de Ernest Sánchez Santiró ofrece una utilísima recuperación crítica de historiografías tan necesarias como aparentemente áridas, como lo son las de la historia económica y fiscal. Sólidamente fundamentado, el texto matiza, discute, señala vacíos y estimula preguntas en un horizonte temático notablemente fértil que va del impacto demográfico de la guerra a las migraciones interiores; del contrabando a la apertura de nuevos circuitos comerciales; de la importancia de la pérdida de control de los caminos al florecimiento de regiones y puertos que, por derivación, resultaron beneficiados. En última instancia el texto presenta un recorrido didáctico por la política fiscal que buscó hacer frente a la guerra, explicando la diversidad de impuestos de que se echó mano y la creatividad institucional a que dieron lugar.

El texto de William B. Taylor toca uno de los aspectos más llamativos del proceso independentista mexicano: el peso de la religión y en particular el del culto guadalupano. Emblema de la rebelión y luego parte constitutiva de la identidad nacional, la Virgen de Guadalupe ha quedado asociada en la tradición nacionalista a la insurgencia y a su principal dirigente, el cura Miguel Hidalgo. Ricamente documentado, el texto de Taylor explica el contexto y el origen de esas expresiones ciertamente religiosas pero sobre todo políticas que aparecieron durante el conflicto. Para ello, el capítulo se remonta a la promoción eclesiástica del culto guadalupano que ocasionó su disparado crecimiento en el siglo XVIII. Taylor propone que el guadalupanismo de aquellos años ni fue un fenómeno de peregrinaje ni fue un monopolio insurgente. Las eruditas consideraciones sobre la Guadalupana se realzan y enriquecen en el texto de Taylor mediante el contraste con el culto a la Virgen de los Remedios. Tradicionalmente asociada a la fidelidad realista española, aquí queda mejor explicado el lugar de dicha devoción en el imaginario novohispano y particularmente en el entorno de la ciudad de México. De este modo, a través de dos significativos cultos marianos, el capítulo ofrece una colorida perspectiva de las implicaciones de la religión en la cultura política con que se transitó del orden colonial al nacional.

Finalmente, el texto de mi autoría que me atrevo a incluir en este dossier pretendió sintetizar una interpretación sobre la coyuntura final del conflicto que supuso la ruptura independentista en 1821 y el consecuente establecimiento del Imperio Mexicano. Se trata de una de las etapas más estigmatizadas y peor comprendidas que, debido a su peculiar y reciente bicentenario, ha cobrado en estos últimos años nuevo protagonismo historiográfico. Sin mayores pretensiones innovadoras o concluyentes, el capítulo acaso lo que busca es problematizar el contexto y los elementos con que una independencia como la de 1821 pudo ocurrir. Con ese propósito destaco el mundo euro-atlántico de las restauraciones postnapoleónicas; la cultura constitucional que se fue moldeando con base en multitud de experiencias necesariamente imperfectas y asombrosamente semejantes; la cultura de guerra que creó, conflagración mediante, un repertorio de acciones colectivas y una manera de relacionarse con el poder que se vino a inscribir en la médula de toda Hispanoamérica por décadas; y las particularidades que explican el movimiento armado independentista que puso punto final a la existencia de la Nueva España.

Como puede verse, las temáticas de esta selección son diversísimas y heterogéneas. Constituyen apenas una muestra mínima del tipo de abordajes que en este siglo XXI se han estado produciendo en una vigorosa historiografía que ha abandonado los anacrónicos límites nacionales y se encuentra en plena sintonía –y con frecuencia en diálogo explícito y con espíritu comparativo–  en toda Latinoamérica. Confío en que con esta introducción y sobre todo con la nueva puesta en circulación de estos textos se potencien dichos diálogos y se conozcan y discutan estos temas.

Textos seleccionados para el Dossier:

Guedea, Virginia (2007). La Nueva España. En Manuel Chust (coord.), 1808. La eclosión juntera en el mundo hispánico, México, Fondo de Cultura Económica / El Colegio de México, pp. 84-104.

Souto Mantecón, Matilde (2019).  ¿La inocente plebe seducida?: La organización y movilización del voto en el mundo corporativo novohispano. En Fausta Gantús y Alicia Salmerón (coords.), Campañas, agitación y clubes electorales. Organización y movilización del voto en el largo siglo XIX mexicano, México, INEHRM / Instituto Mora, pp. 31-84.

Ducey, Michael T. (2019). Gobierno, legitimidad y movilización: aspectos de la vida electoral en tiempos insurgentes. Historia Mexicana, v. 68, n. 4, pp. 1593-1638.

Pani, Erika (2006). “Ciudadana y muy ciudadana”? Women and the State in Independent Mexico, 1810-30. Gender & History, v. 18, n. 1, abril 2006, pp. 5-19.

Ortiz Escamilla, Juan (2014). La guerra civil de 1810 en México. En Pilar Gonzalbo Aizpuru y Andrés Lira González (coords.), México, 1808-1821. Las ideas y los hombres, México, El Colegio de México, pp. 393-422.

Landavazo, Marco Antonio (2009). Para una historia social de la violencia insurgente: el odio al gachupín”. Historia Mexicana, v. 59, n. 1, jul-sep., pp. 195-225.

Sánchez Uriarte, María del Carmen (2013). Entre la salud pública y la salvaguarda del reino. Las fiebres misteriosas de 1813 y la guerra de independencia en la Intendencia de México. En América Molina, Lourdes Márquez Morfín, Claudia Patricia Pardo Hernández (eds.), El miedo a morir. Epidemias, endemias y pandemias en México: análisis de larga duración, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Instituto Dr. José María Luis Mora, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2013, pp. 51-74.

Sánchez Santiró, Ernest (2014). Economía y fiscalidad en la guerra de Independencia. Nueva España (1810-1821). En Jorge Gelman, Enroque Llopis y Carlos Marichal (coords.), Iberoamérica y España antes de las independencias: 1700-1820: crecimiento, reformas y crisis, México, Instituto Mora / Conacyt / El Colegio de México, 2014, pp. 163-224.

Taylor, William B. (2007). La Virgen de Guadalupe, Nuestra Señora de los Remedios y la cultura política del periodo de Independencia. En Alicia Mayer (coord.), México en tres momentos: 1810-1910-2010. Hacia la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana. Retos y perspectivas, 2 v., México, UNAM, 2007, tomo II, pp. 213-238.

Moreno Gutiérrez, Rodrigo (202. Una interpretación de la independencia mexicana de 1821”. En Ana Carolina Ibarra, Juan Ortiz Escamilla y Alicia Tecuanhuey (coords.), La consumación de la independencia. Nuevas interpretaciones (homenaje a Carlos Herrejón), Xalapa, Universidad Veracruzana/IIH-UNAM/El Colegio de Michoacán, pp. 141-168.


[1] Ensayé un breve balance en “La historiografía del siglo XXI sobre la independencia de México”, dossier “Tendencias actuales de la historiografía”, HistoriAgenda, [Colegio de Ciencias y Humanidades, UNAM], n. 38, Cuarta Época, octubre 2018-marzo 2019, pp. 24-35. Disponible libremente en la dirección: https://revistas.unam.mx/index.php/historiagenda/article/download/69471/61292/204404,