Dossier. Participación y movilización electoral en Argentina. De la unificación nacional a la consolidación del estado (1862 – 1880)

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Participación y movilización electoral en Argentina. De la unificación nacional a la consolidación del estado (1862 – 1880)

 

Laura Cucchi (Universidad de Buenos Aires/CONICET – Instituto Ravignani) y María José Navajas (CONICET – Instituto Ravignani)

 

Este dossier reúne algunos textos “clásicos” y recientes sobre la movilización electoral, un tema central de las experiencias republicanas del siglo XIX. Tras el colapso del orden colonial en Hispanoamérica, el funcionamiento de los sistemas políticos descansó en la elección y legitimación de los representantes a través del sufragio popular. Así, las elecciones fueron un dato recurrente de la vida política, al tiempo que otras formas de intervención pública como la prensa, las movilizaciones callejeras y los levantamientos armados se hallaron a menudo vinculados a los procesos electorales. En la Argentina, la Constitución Nacional y las leyes sancionadas por el Congreso entre 1857 y 1863 estipularon las características fundamentales del régimen electoral nacional, mientras que las provincias, con ritmo dispar, elaboraron sus propios reglamentos para regular los comicios locales. A diferencia de otras experiencias de la región, tuvieron derecho a voto prácticamente la totalidad de los varones adultos en el periodo aquí abordado.

En general, la historiografía más tradicional señaló el carácter restrictivo y “fraudulento” de las elecciones en esta etapa, postulando que se trataba de instancias viciadas por la manipulación de las dirigencias y de poca relevancia para dar cuenta de la vida política. Posteriormente, en las décadas de 1980 y 1990, el tema se reinstaló en la agenda historiográfica con interrogantes y perspectivas nuevas para ofrecer imágenes complejas y diversas de las experiencias electorales del XIX y formular algunas claves sobre el impacto de esas instancias en la dinámica del sistema político y en la conformación de la ciudadanía. En los últimos años han aparecido varias investigaciones que plantean nuevos interrogantes y perspectivas para la historia electoral de la región a partir del estudio de escenarios que hasta ahora habían recibido menor atención. Lejos de tratarse de una mera constatación de las enunciaciones formuladas por los estudios clásicos sobre Buenos Aires o Santa Fe, los análisis recientes iluminan aspectos decisivos de las modalidades que tuvo la participación electoral en los distintos espacios provinciales. La mayoría ofrece datos cuantitativos para dimensionar y comparar esas experiencias locales y trazar una imagen más compleja de los comicios y sus dinámicas particulares.

Iniciamos este dossier con un texto fundamental de Hilda Sabato que analiza la ciudad de Buenos Aires, un caso que tiene mucho de excepcional en el panorama nacional pero que a la vez resulta central por su peso político y simbólico.[1] La autora muestra allí que la actividad político-electoral  excedía el mero acto de votar e involucraba actores, momentos y escenarios variados. Una etapa pre-electoral en la que las dirigencias negociaban las candidaturas; los clubes políticos realizaban los “trabajos electorales” y se desplegaban movilizaciones en las calles de la ciudad, con la participación de mujeres, niños, extranjeros, dirigentes y ciudadanos que no necesariamente hacían uso de su derecho de votar. Ya en el día del comicio, la participación resultaba más restringida y los protagonistas eran hombres de un amplio espectro social (pero sobre todo de las clases populares) movilizados de manera colectiva y jerárquica en el marco de las redes electorales articuladas por los clubes en nombre de los partidos.

Esta investigación abrió un campo de indagación en el que posteriormente se insertaron y dialogaron otros estudios; algunos de los cuales forman parte de este dossier. En primer lugar, un artículo de Marta Bonaudo que examina el caso santafesino y aunque no aborda las elecciones per se, analiza un actor clave de las lides electorales: el jefe político, figura presente en varias provincias que funcionaba como delegado directo del Ejecutivo en las jurisdicciones departamentales. Esos jefes desempeñaban un rol político y electoral central pues dada su posición de mediación entre las autoridades, los funcionarios locales y la sociedad civil, estaban en condiciones de reclutar votantes por cooptación o por coerción. En ese sentido, Bonaudo ha llamado la atención respecto del peso de las solidaridades y jerarquías sociales en la conformación de las redes político-electorales, dando algunos indicios de las razones que llevaban a los votantes a participar de una elección (un tema que resulta decisivo, pero elusivo).

Segundo, el artículo de Beatriz Bragoni que ofrece un panorama bastante completo del escenario mendocino: revisa las normativas electorales provinciales y los intentos fallidos por recortar el derecho al sufragio. Asimismo, analiza los diferentes procedimientos electorales y advierte sobre el protagonismo de las autoridades locales (jueces, subdelegados y jefes de milicias) en el reclutamiento y movilización de los votantes, así como su capacidad para obstruir la participación de eventuales opositores. También describe las variadas instancias que se activaban para concitar adhesiones y apoyos electorales, como periódicos, bailes y reuniones, y destaca la importancia de las identificaciones políticas en la conformación de redes y alianzas. Por último, realiza una prolija revisión de los padrones provinciales para delinear perfiles de los electores en la ciudad y en la campaña, lo cual le permite constatar la “variedad social” de los sujetos inscriptos y trazar algunas características y trayectorias específicas de los individuos registrados.

En tercer lugar, sumamos un artículo de Gustavo Paz que estudia la estructuración y funcionamiento de un “gobierno de familia” en la provincia de Jujuy entre 1853 y 1875. El autor analiza las alternativas de los comicios locales y nacionales en la coyuntura previa a la elección presidencial de Avellaneda, signada por la importante movilización de una variedad de sujetos para la disputa de los cargos. Allí puede advertirse el papel de las comunidades campesinas indígenas y el entramado de relaciones con la dirigencia política, así como las consignas que daban sentido a la participación de ese actor en los enfrentamientos de la elite local.

Incorporamos, en cuarto lugar, el artículo de María José Navajas[2] que reseña las leyes y procedimientos electorales nacionales y provinciales relativos a Tucumán, así como su modificación a lo largo del XIX. Esta autora revisa esas reglamentaciones en relación también con las prácticas electorales locales, dando cuenta de los ámbitos y modalidades de participación, así como de sus protagonistas: peones, jornaleros, jueces de paz, comandantes de milicia, etc. En ese marco, analiza la puesta en funcionamiento de las redes electorales, y subraya la centralidad de los clubes políticos como espacios de articulación, organización y promoción de la participación, brindando interesantes datos cuantitativos al respecto.

Este punto es abordado también por el texto de Laura Cucchi que explora los mecanismos de reclutamiento y movilización electoral en la capital y un escenario de campaña de Córdoba a fines de los años setenta. En ese marco comparativo, se propone identificar las concordancias y diferencias entre esos espacios políticos, ateniendo a la organización y despliegue electoral de los clubes políticos. Sobre esa base, ofrece un mirador respecto de los lazos entre líderes partidarios, dirigentes intermedios y votantes en ámbitos dispares como las agencias estatales, las asociaciones estudiantiles y de artesanos, los espacios de trabajo en la campaña, las milicias, etc.

El artículo de Roberto Schmit analiza los desafíos que la adopción de los preceptos de la Constitución Nacional involucró para el ordenamiento político entrerriano. Atiende especialmente a la sanción del texto constitucional de 1860 y la ley electoral de 1861 que implicaban la desarticulación de principios básicos del poder ejercido por Urquiza en tanto vedaban la posibilidad de la reelección inmediata del gobernador y delineaban un control y fiscalización del ejecutivo por parte del legislativo (en un contexto de crecientes disputas entre los grupos federales liderados por el propio Urquiza y López Jordán). El examen de dos coyunturas electorales muestra la importancia de los “intermediarios políticos”, en especial los jefes políticos y los jefes militares para la movilización electoral, y el relevamiento de registros cívicos y actas electorales demuestra la fuerte gravitación de los espacios rurales y una alta participación en los comicios que antecedieron a la revolución jordanista de abril de 1870.

Por último, el examen de las prácticas electorales salteñas en las décadas de 1850 y 1860 es parte de un trabajo más amplio de Juan Ignacio Quintián, su tesis doctoral, y permite establecer algunos puntos de comparación con los otros artículos que integran este dossier. Quintián revisa algunas actas electorales de la ciudad de Salta para delinear el universo variado de votantes e interrogarse acerca de los vínculos que posibilitaban la movilización de los sectores populares para disputar los comicios. Además, ofrece un interesante resumen de los debates que, a mediados de la década de 1850, se plantearon en torno al derecho a voto y su articulación con el deber de cumplir con el servicio de armas. A partir de esos debates, que también se desarrollaron en otros escenarios provinciales al momento de diseñar las cartas constitucionales, se advierten diferentes nociones de ciudadanía y criterios dispares acerca de la amplitud del derecho a voto.

En conjunto, todos estos trabajos muestran los límites de las miradas tradicionales sobre el tema. Aunque se confirma que los votantes representaban un porcentaje minoritario de la población, se advierte que ello no era el resultado de restricciones normativas, sino, fundamentalmente, del carácter voluntario del sufragio que hacía que sólo se movilizaran aquellos que habían sido reclutados y encuadrados para ese fin. Esos votantes no provenían en general de las elites, sino que eran predominantemente individuos de las clases populares, vinculados a las redes político-electorales por una mezcla diversa de incentivos y castigos materiales, políticos y personales, sobre lo cual resta mucho por saber. Esperamos que estos textos, que brindan un panorama sobre las investigaciones de distintos escenarios provinciales, resulten útiles para todos aquellos interesados en esta temática.

 

Textos seleccionados para el dossier

 

[1] En este texto, publicado en 1995, la autora sistematizó sus estudios sobre este tema, que unos años después presentó de manera más acabada en su clásico Sabato, Hilda (1998) La política en las calles: entre el voto y la movilización, Buenos Aires, 1862-1880. Buenos Aires: Sudamericana.

[2] Una versión posterior y más desarrollada del tema puede consultarse en la tesis doctoral de la autora: Navajas, María José (2008) Actores, representaciones, discursos y prácticas: la política en Tucumán, Argentina, 1852-1887. Tesis de Doctorado, El Colegio de México, México. Disponible en:    https://na03.alma.exlibrisgroup.com/view/delivery/52COLMEX_INST/1264711350002716 y en el artículo Navajas, María José (2009) Los clubes políticos en Tucumán. Discursos, representaciones y prácticas. Estudios Sociales, 36, pp. 9-35.