universidad – historiapolitica.com https://historiapolitica.com El sitio web del Programa Interuniversitario de Historia Política Thu, 07 Jul 2022 15:33:38 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.2 https://historiapolitica.com/wp-content/uploads/2014/08/cropped-logo1-32x32.png universidad – historiapolitica.com https://historiapolitica.com 32 32 Dossier. Miradas teóricas y apuestas metodológicas para el estudio de los movimientos estudiantiles de Iberoamérica https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-miradas-teoricas-y-apuestas-metodologicas-para-el-estudio-de-los-movimientos-estudiantiles-de-iberoamerica/ Wed, 29 Jun 2022 15:57:22 +0000 https://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=4423

Nayla Pis Diez (Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales/UNLP/CONICET) y Guadalupe Seia (Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”/ UBA/CONICET)

El presente Dossier reúne una muestra, no exhaustiva, de diversos enfoques teóricos y metodológicos aplicados en el estudio de los movimientos estudiantiles iberoamericanos durante la segunda mitad del siglo XX y el comienzo del XXI. Hemos escogido nueve textos elaborados por autores y autoras en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Colombia, México; también en España y Portugal, Estados Unidos, Italia y Suiza. Proponemos aquí algunas guías para orientar su lectura: interrogantes, debates, puntos en común que hemos considerado a la hora de la selección. En principio, nos propusimos aportar un “muestrario” de perspectivas sobre el movimiento estudiantil con tres criterios ordenadores: la diversidad geográfica, una extensa temporalidad y la intención de priorizar trabajos escritos por académicas mujeres.

Luego del boom en las Ciencias Sociales por explicar su masividad y radicalización durante las décadas de 1960 y 1970 (marco que posibilitó la elaboración de textos clásicos como los de Alain Touraine, Juan Carlos Portantiero o Aldo Solari), la academia prestó menor atención a la movilización estudiantil de las décadas finales de la Guerra Fría. Sin embargo, el creciente protagonismo que adquirieron las resistencias estudiantiles a las reformas neoliberales en la educación superior renovó el interés y actualizó el campo de estudios. Una de las novedades fundamentales consistió en que se priorizaron estudios de caso a nivel nacional y local por sobre ensayos sociológicos para explicar un fenómeno estudiantil global. También, en menor medida, encontramos investigaciones de tipo comparativas entre dos o más casos nacionales. Así, en las últimas décadas se profundizó el conocimiento empírico sobre el actor, perdiendo al mismo tiempo, la posibilidad de realizar lecturas más generales y encontrar puentes entre los casos. En este Dossier reunimos textos de este nuevo momento de los estudios sobre los movimientos estudiantiles iberoamericanos, con autores y autoras comprometidos en trazar esos nuevos puentes y lecturas globales a partir de sus investigaciones, en un marco de diálogo y trabajo colectivo en eventos, publicaciones, seminarios, etc.

Las periodizaciones han sido un eje central del debate historiográfico y, claro, las investigaciones sobre los movimientos estudiantiles no han ignorado esta dimensión. Aunque cada vez con menor frecuencia advertimos trabajos que proponen una mirada de larga duración, hay excepciones que vale la pena conocer: el trabajo de Eduardo González Calleja (Universidad Carlos III de Madrid, España) sobre el movimiento estudiantil español durante el siglo XX, es una de ellas. El autor no solo trabaja con esa mirada “larga” sino que logra identificar etapas diferenciadas y, además, elaborar clasificaciones sobre las acciones estudiantiles atendiendo a variables diversas como el contexto político general y las características del sistema universitario.

Los artículos que formulan lecturas de larga o mediana duración permiten dar cuenta de las continuidades y rupturas entre diferentes momentos históricos, en el caso latinoamericano, por ejemplo, entre gobiernos democráticos y dictaduras. De este modo, es posible construir textos ordenados bajo periodizaciones específicas teniendo en cuenta las dinámicas de la organización y movilización estudiantil (más allá de los límites de los cortes y/o interrupciones institucionales). Estas consideraciones pueden ser observadas en los trabajos de los investigadores Pablo Bonavena, Juan Califa y Mariano Millán (Universidad de Buenos Aires, Argentina) sobre el movimiento estudiantil porteño entre 1966 y 1976, y de Luis Thielemann H. (Universidad Finis Terrae, Chile) sobre el movimiento estudiantil chileno entre 1987 y 2011.

El movimiento estudiantil de Chile, sin duda alguna, ha sido un protagonista latinoamericano y global durante las últimas dos décadas. En la actualidad, aún resuenan los efectos de la movilización estudiantil y social de 2019 que puso fin a la constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, mientras antiguos líderes estudiantiles asumen cargos en el poder ejecutivo nacional como resultado de las elecciones de 2021. Por estas consecuencias y por la radicalidad de su accionar, el movimiento estudiantil de Chile ha convocado enorme atención académica, estimulando el desarrollo de estudios de caso y también trabajos comparativos. El de Luis Thielemann H. responde a la primera perspectiva con algunas particularidades. Se trata de un texto elaborado en 2012 a pedido del Centro de Estudios de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile para los “Talleres para la Acción Estudiantil”, espacios de formación de dirigentes estudiantiles, secundarios y universitarios, con circulación en el ámbito académico.

Por su parte, el texto publicado en 2017 por César Guzmán-Concha (Université de Genève, Suiza) y Lorenzo Cini (Scuola Normale Superiore di Pisa, Italia) presenta un estudio comparativo entre dos procesos de movilización contra medidas de austeridad en Chile e Inglaterra luego de la crisis económica de 2008. En su investigación concluyen que la “reaparición” del estudiantado como actor político se relaciona con una serie de conflictos distributivos, producto de la implementación de la agenda neoliberal a nivel universitario. Este trabajo se destaca por incorporar con énfasis la variable económica en una perspectiva teórica construida a partir de las teorías de los movimientos sociales. Ahora bien, vale dejar abierto el interrogante si es posible afirmar una “reaparición” de las y los estudiantes como agentes políticos/as como si hubieran permanecido ausentes de la arena política nacional, local y universitaria hasta los inicios de la década de 2010. Complementar estas lecturas con otras de mediana duración y no concentrada exclusivamente en los ciclos de movilización, permiten plantearnos miradas para complejizar este tipo de afirmaciones dando cuenta, por ejemplo, de tradiciones y experiencias previas de lucha.

El texto de Guzmán-Concha y Cini, asimismo, construye una comparación que trasciende aquellas de tipo regional o incluso aquellas que podríamos describir como del “Sur global” o “Sur-Sur” y establece un diálogo para pensar las transformaciones de los sistemas universitarios en Europa y América Latina. En cambio, el artículo de Alberto Carrillo-Linares (Universidad de Sevilla, España) y Miguel Cardina (Universidade de Coimbra, Portugal) elabora un análisis de tipo regional entre los movimientos estudiantiles portugueses y españoles durante sus dictaduras, centrándose en las décadas de los sesenta y setenta. Los académicos señalan ciertos rasgos comunes durante esos años, afirmando la existencia de un movimiento estudiantil ibérico que fue parte de las resistencias a las dictaduras y las transiciones democráticas en esos países. Asimismo describen, a partir de la comparación, las transformaciones que dichos movimientos estudiantiles atravesaron que no pueden ser homogeneizadas sin más con el resto de las movilizaciones estudiantiles de Europa de fines de los sesenta.

Por otra parte, hay otro conjunto de artículos que han sido incluidos porque se insertan en los debates y desafíos que en la actualidad animan el campo de estudios. El primer eje de desafíos tiene que ver con la inclusión de las perspectivas de género y feminista en los estudios sobre movimientos estudiantiles y universidades. Gloria Tirado Villegas y Elva Rivera Gómez (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México) constituyen dos referencias de la academia mexicana, en lo que al cruce entre aquellos campos refiere. El artículo que aquí compartimos tiene un punto de partida muy concreto: hace casi dos décadas se preguntaban ¿Dónde estaban las mujeres en el 68? ¿Cómo y por qué habían participado en el movimiento estudiantil de 1968? Así, interpelaban un relato basado en las voces masculinas para un momento que, paradójicamente, estuvo marcado por el ingreso masivo de las mujeres a los espacios públicos, educativos y políticos. A diferencia de México, donde se han convertido en una línea consolidada de trabajo. debemos decir que en Argentina los estudios de los activismos de las mujeres en espacios o movimientos de protesta, como el universitario-estudiantil, constituyen un terreno en desarrollo. No es una tarea fácil pero aquí tenemos algunos pasos a seguir.

El segundo eje de debates corresponde a los enfoques global y transnacional sobre los años sesentas, los sixties. Como es conocido, el año 1968 condensó una ola de protestas juveniles en buena parte del globo, con temporalidades, despliegues y características diversas que aún hoy son objeto de profuso y debatido análisis. Desde distintas perspectivas analíticas, a ello contribuyen los trabajos de Álvaro Acevedo Tarazona y Diana González Rey (Universidad Industrial de Santander, Colombia), Angélica Müller (Universidade Federal Fluminense, Brasil), Vania Markarian (Universidad de la República, Uruguay) y también, los ya mencionados, Juan Califa, Mariano Millán y Pablo Bonavena.

La brasilera Angélica Müller parte del interrogante en torno a la posibilidad de trazar paralelos entre el 68 “global” y el brasilero. Para ello, propone observar los repertorios de acción que el movimiento estudiantil de Brasil utilizó en “su 68”. Con este foco, las acciones artísticas o contraculturales aparecen como una forma de resistencia estudiantil frente al régimen militar instaurado en 1964, cuando el uso los repertorios “clásicos” estaba vedado. En esta línea, otro conjunto de trabajos coloca el énfasis en las demandas corporativas y los proyectos de transformaciones universitarias, para definir los sixties latinos. Por ejemplo, Acevedo Tarazona y González Rey nos muestran cómo las protestas estudiantiles de Colombia durante 1971 promovieron centralmente una reforma universitaria democratizante que tenía como núcleo la discusión sobre la conformación del gobierno universitario y la crítica hacia el financiamiento de organismos norteamericanos. También, en Argentina, este tema constituye un fuerte debate en el campo de estudios sobre la historia reciente de sus movimientos estudiantiles, sobre todo del ciclo 1966-1976. El artículo de Bonavena, Millán y Califa discute con trabajos pioneros que observaban allí una politización “absoluta” de las universidades, seguida de una fuerte crisis de la Reforma Universitaria. Así, a partir de estudios de caso locales, como el de la Universidad de Buenos Aires, los autores proponen y se insertan en una línea interpretativa que plantea una interrelación o potenciación entre los ejes de movilización políticos, gremiales y universitarios.

Por último, el artículo de Markarian recupera, a través de un análisis de caso sobre lo que denomina el “ciclo corto de movilización” de 1968 en Uruguay, algunos de los principales problemas sobre las movilizaciones estudiantiles en los llamados “global sixties”. Por un lado, la autora reconstruye matices que permiten complejizar análisis dicotómicos sobre la “nueva” y la “vieja” izquierda, recuperando la importancia de la militancia comunista en las movilizaciones de los largos sesentas. Por otro lado, despliega las potencialidades y limitaciones de la ampliación de escalas de análisis más allá de las fronteras nacionales, alertando sobre la importancia de profundizar los estudios sobre las llamadas “circulaciones inversas” desde América Latina a Europa y el mundo.

Como se dijo al inicio, los trabajos que reunimos intentan dar una muestra de lo que estas perspectivas pueden aportar a las historias globales, ibéricas y latinas de nuestros movimientos estudiantiles. Esperamos que así sea.

Textos seleccionados:

Acevedo Tarazona, Álvaro y González Rey, Diana (2012). Movilización y protesta estudiantil en Colombia (1971). Una lectura desde la organización gremial por el cogobierno universitario y la memoria de protagonistas y testigos. Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, vol.16, n.1, pp. 221-242. Recuperado de: https://revistas.uis.edu.co/index.php/anuariohistoria/article/view/2492

Bonavena, Pablo, Califa, Juan y Millán, Mariano (2018). ¿Ha muerto la reforma? La acción del movimiento estudiantil porteño durante la larga década de 1966 a 1976. Revista Archivos de la historia del movimiento obrero y la izquierda, n. 12, pp. 73-95.

Carrillo Linares, Alberto y Cardina, Miguel (2012). Contra el Estado Novo y el Nuevo Estado. El movimiento estudiantil ibérico antifascista. Hispania, vol. 72, n. 242, pp. 639–668. Recuperado de: https://hispania.revistas.csic.es/index.php/hispania/article/view/382

Cini, Lorenzo y Guzmán Concha, César (2017). Student movements in the age of austerity. The cases of Chile and England. Social Movement Studies, vol. 16, Issue 5, pp. 623-628.

González Calleja, Eduardo (2005). Rebelión en las aulas: un siglo de movilizaciones estudiantiles en España (1865-1968). Revista Ayer, n.59 (3), pp. 21-49.

Markarian, Vania (2019). Uruguay, 1968. Algunas líneas de análisis derivadas del estudio de la protesta estudiantil en un país periférico. Espacio, Tiempo y Educación, vol. 6, n. 1, pp. 129-143. Recuperado de: https://www.espaciotiempoyeducacion.com/ojs/index.php/ete/article/view/267

Müller, Angélica (2021). O “acontecimento 1968” brasileiro: reflexões acerca de uma periodização da cultura de contestação estudantil. Revista de História, n. 180, pp. 1-21.     Recuperado de: https://www.revistas.usp.br/revhistoria/article/view/168586

Tirado Villegas, Gloria y Rivera Gómez, Elva (2014). A cuarenta años del movimiento estudiantil. Universitarias de los años setenta en la Universidad Autónoma de Puebla, México. Cuadernos Intercambio sobre Centroamérica y el Caribe, vol. 11, n. 1, pp. 27-44. Recuperado de: https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/intercambio/article/view/14233/13525

Thielemann H., Luis (2013). Para una periodificación del Movimiento Estudiantil de la transición (1987 – 2011). Sistematización de “Talleres Para la Acción Estudiantil”, Centro de Estudios FECh – Heinrich Böll Stiftung, pp. 32 – 50.

]]>
Dossier | La Reforma Universitaria de 1918 en su Centenario https://historiapolitica.com/dossiers/reforma-universitaria-de-1918-en-su-centenario/ Mon, 15 Apr 2019 19:06:12 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3898 ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier | La Reforma Universitaria de 1918 en su Centenario


 

Osvaldo Graciano (CONICET/ Universidad Nacional de Quilmes)

 

Entre todas las definiciones de la Reforma Universitaria de 1918, la que refiere a su carácter de rebelión de la juventud estudiantil contra la autoridad institucional e intelectual del profesorado fue la que expresó con mayor precisión su carácter iniciático. Esa condición de alzamiento de los estudiantes fue fundante del movimiento reformista en las universidades de Córdoba, La Plata y Buenos Aires y fue el punto de partida de los estudios sobre la Reforma, desde los provenientes de sus protagonistas como los debidos a la más reciente historiografía. Una revuelta que cuestionaba el orden de gobierno de las universidades y lo era a la vez contra la situación de la enseñanza de las profesiones y de la ciencia en ellas. Una rebelión que llevó también a los estudiantes a proponer un programa de transformación educativa del sistema universitario, definiendo un nuevo modelo para su funcionamiento académico y científico. Allí no se limitaban los propósitos del movimiento reformista: también implicó la voluntad de afirmación para los universitarios argentinos de identidad cultural y fraternidad americanista y antiimperialista y la definición de una “misión” intelectual a cumplir en la sociedad de compromiso con el “Pueblo”. La irrupción del movimiento de estudiantes como actor político en la vida pública nacional resultó una de las dimensiones más significativas de su práctica colectiva.[1]

El reformismo impuso su programa en los nuevos estatutos universitarios promulgados en las universidades, que establecieron la participación de los estudiantes y de los diplomados en su gobierno, la renovación de su profesorado y la modernización científica de su enseñanza. Contó para ello con el apoyo del presidente Radical Hipólito Yrigoyen, quien además garantizó la posibilidad de extensión nacional del movimiento reformista al concretar otro de sus reclamos, la nacionalización de las universidades del Litoral en 1919 y de la de Tucumán en 1921. La democratización y expansión del sistema universitario que el gobierno Radical auspició conllevó el desplazamiento de la dirección y de la cátedra de los intelectuales de las clases dominantes oligárquicas y la conformación de un profesorado proveniente de las clases medias. Un remozado sistema universitario emergió en la primera democracia política argentina de la década de 1920, resultado de la Reforma. Los cambios institucionales reformistas se expresarían en un mayor pluralismo teórico e ideológico en la cátedra y los consejos académicos cobraron mayor dinamismo de debate de las propuestas educativas con la presencia de los delegados de los estudiantes. La implementación de la extensión universitaria como una instancia institucionalizada en las universidades produjo una vinculación más activa del profesorado y del movimiento estudiantil con la sociedad. Las intervenciones políticas del reformismo universitario, con sus campañas anticlericales, antimilitaristas, antiimperialistas y en defensa de la edificación de una democracia liberal y social y la unidad latinoamericana, fueron un capítulo significativo de su historia.[2]

Protagonizado por quienes se formaban como los futuros intelectuales de la sociedad, el movimiento de la reforma produjo tempranamente la reconstrucción de su historia y compendió su ideario universitario y social. Una labor cuya autoría se debió a sus protagonistas y que pretendió construir la biblioteca del reformismo. Ese sería el propósito de los dirigentes Julio V. González y Gabriel del Mazo, quienes editaron las obras más tempranas de la Reforma Universitaria, brindándole al reformismo una interpretación histórica, sociológica y, no menos importante, una dirección político-ideológica para su actuación.[3] Si expresaron también una tarea intelectual defensiva frente a los críticos y detractores del reformismo, el explícito propósito de sus escritos fue brindar al movimiento un programa de acción académico y gremial para su actuación en la universidad y una dirección ideológica para su intervención en la vida democrática argentina de la década de 1920. González con sus ensayos historiográficos y del Mazo con sus compilaciones documentales, no se encontraban solos en esa labor de escritura y edición por forjar la interpretación histórica y política reformista de los acontecimientos estudiantiles del ’18. Su tarea fue esencialmente colectiva, compartida por otros dirigentes estudiantiles, quienes en conferencias y discursos y desde los periódicos de sus federaciones como el Boletín de la Federación Universitaria Argentina, La Gaceta Universitaria (FUC), Renovación (FULP) y el Boletin de la Federación Universitaria de Buenos Aires, expusieron los fines gremiales y políticos del reformismo. De ese modo la biblioteca historiográfica y programática del reformismo tomó forma y quedó constituida a fines de la década de 1920, integrada esencialmente por las iniciativas intelectuales de Julio V. González y Gabriel del Mazo, obras que no dejaban también de presentar diferencias ideológicas. A su favor o en su contra se desplegarían en los años siguientes, las interpretaciones de otros reformistas del ’18.

Con relación a la bibliografía que se encuentra en el horizonte presente de los estudios sobre la Reforma Universitaria y que proyectan su influencia sobre nuestra tarea historiográfica, deben indicarse aquellos cuya finalidad fue la de definir el carácter histórico-sociológico de las protestas de los estudiantes del ’18 y se orientaron a reconstruir la experiencia del movimiento de estudiantes durante el siglo XX. En muchos de ellos no dejó de reflejarse la influencia de las rebeliones estudiantiles ocurridas en el mundo de los años ‘60. Aquí son fundamentales destacar las investigaciones de Richard Walter Student Politics in Argentina: The University Reform and Its Effects, 1918-1964 de 1968 y de Jorge Graciarena Clases medias y movimiento estudiantil. El Reformismo Argentino: 1918-1966, de 1971. Junto a ellas se destaca el libro de Juan Carlos Portantiero Estudiantes y política en América latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938, editado en 1978 en un nuevo aniversario de la Reforma, pero versión profundamente modificada del libro Studenti e rivoluzione nell` América Latina. Dalla “Reforma Universitaria” del 1918 a Fidel Castro, publicado en 1971 en Italia. Debemos el redescubrimiento de esta obra de Portantiero y las posibilidades que el mismo abre a un análisis contextualizado de su estudio del reformismo universitario, a la rigurosa tarea de investigación de Adrián Celentano y Natalia Bustelo.[4]

En la década de 1990 el esfuerzo sostenido de los historiadores Hugo Biagini con libros y ensayos como La Universidad de La Plata y el movimiento estudiantil. Desde sus orígenes hasta 1930 (1999) y La Reforma Universitaria. Antecedentes y consecuentes (2000), de María Calderari y Patricia Funes con Algunas proposiciones sobre la reforma universitaria (1996) y Escenas Reformistas. La Reforma Universitaria, 1918-1930 (1997) y finalmente de Pablo Buchbinder con su Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires (1997), El movimiento reformista de 1918: una perspectiva desde la historia interna de la Universidad de Buenos Aires (2000) y ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918 (2008), se produjo una apertura a la indagación de dimensiones escasamente estudiadas hasta ese momento de la experiencia reformista. La influencia de estas investigaciones fue notoria en la constitución de una agenda de estudios de las cuestiones científico-educativas y de las prácticas gremiales, intelectuales y políticas que promovió la Reforma, renovada y enriquecida hasta el presente. Numerosos especialistas conforman este campo de investigación, que ha dado lugar a singulares contribuciones científicas bajo la forma de tesis doctorales. Entre estas obras también se destacan las que concentraron su atención analítica en la historia política del movimiento estudiantil, como la compilada por Pablo Buchbinder, Juan Sebastián Califa y Mariano Millán Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973 y publicada en 2010 (obra de la que se publica en este dossier el trabajo de Califa), la de Mariano Millán en Universidad, política y movimiento estudiantil en Argentina (entre la “Revolución Libertadora” y la democracia del ’83) y el libro de Nicolás Dip Libros y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la UBA (1966-1974) de 2017. Estas obras nos acercan una reconstrucción de las protestas estudiantiles y de sus procesos de cambios ideológicos en el siglo XX: entre el peronismo del ‘45 y el del ’73, entre el golpe de Estado militar de 1943, el de 1955 y el que inició la dictadura militar de 1976. Las obras hasta aquí citadas no son las únicas que reconstruyen el movimiento y el proceso de la Reforma Universitaria, pero sí son las más representativas para dar cuenta de sus enfoques de abordaje y por su contribución a su conocimiento histórico.

El centenario de la Reforma fue un gran motivo no sólo para eventos académicos que lo tomaron como objeto de estudio, sino también para nuevas ediciones de libros, promovidas algunas por las universidades públicas nacionales, por instituciones científicas y otras por sus especialistas. La obra colectiva Dimensiones del reformismo universitario publicada por la Universidad Nacional de Rosario bajo la dirección de Natacha Bacolla, Alejandro Eujanián y Diego Mauro, el libro El pensamiento americanista en tiempos de la Reforma Universitaria. Ricardo Rojas- Ángel Guido, coordinado por Ramón Gutiérrez del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL, integrante de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) así como los publicados por Hugo Biagini La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente y Natalia Bustelo Todo lo que necesitas saber sobre la Reforma Universitaria, representan un estado actualizado del conocimiento sobre el reformismo y el movimiento estudiantil. Estos nuevos textos nos muestran una renovación de abordajes sobre la Reforma Universitaria y revelan la constitución de un complejo y dinámico campo de estudios sobre esta experiencia cultural y política.

Los trabajos reunidos en este dossier también expresan en su conjunto, la renovación de estudios sobre la Reforma Universitaria producidos por la historiografía reciente. Historiadores especializados en el análisis del sistema universitario nacional y del movimiento estudiantil, sus autores desarrollan en estas investigaciones nuevas evaluaciones de las prácticas intelectuales, políticas y gremiales así como de la sociabilidad cultural a las que el reformismo universitario del ’18 dio formas y contenidos a lo largo de gran parte del siglo XX. El artículo de Pablo Buchbinder abre el dossier con una caracterización histórica de la emergencia de las protestas estudiantiles, del proceso académico y político que llevó a la implantación de la reforma en las universidades de Córdoba, Buenos Aires y La Plata y formula una evaluación de la proyección latinoamericana del movimiento. Su análisis posibilita también reflexionar sobre el ideal de la universidad reformista, que demandaba de la comunidad académica y del movimiento estudiantil el compromiso de la ciencia con la resolución de los problemas de la sociedad. En tanto, el artículo de Luciana Carreño se sitúa en la reconstrucción de las nuevas experiencias de identidad y de sociabilidad promovidas por sectores del movimiento estudiantil y por jóvenes graduados y profesores en la Universidad de Buenos Aires, a partir de la influencia del reformismo. En su estudio Carreño reconstruye sus propuestas para promover entre los estudiantes porteños nuevas formas de acción y conductas sociales, las que en su conjunto delineaban una remozada sociabilidad estudiantil universitaria para su actuación dentro y fuera de la universidad. A partir de la indagación de un segmento significativo del periodismo gremial y cultural estudiantil del reformismo de izquierda, la autora muestra cómo esas propuestas perfilaron el imaginario de una nueva figura social del estudiante universitario. Las nuevas prácticas, conductas y modos de ser de la identidad del estudiante debían reemplazar a las dominantes hasta ese momento en la Universidad porteña. Al colocar su atención en el análisis de la sociabilidad estudiantil en el discurso reformista y evaluar los cambios alcanzados, la investigación de Carreño hecha luz sobre dimensiones de la experiencia reformista y de la vida social universitaria escasamente estudiados para este período.

El artículo de mi autoría analiza el despliegue de las prácticas culturales desplegadas por el reformismo en la ciudad de La Plata bajo el magisterio del filósofo Alejandro Korn. En sus páginas se investigan las iniciativas editoriales y artísticas que  estudiantes y profesores desarrollaron sustentados en el programa reformista y en el pensamiento filosófico delineado por Korn, con su singular síntesis de espiritualismo e idealismo. Esa síntesis de ideas reformistas y filosofía promovió innovadoras prácticas intelectuales en sus miembros para su acción en la vida cultural de la ciudad primero y en la vida política del país después, pero cuya concreción se sustentó fundamentalmente en el ejercicio de un magisterio socrático por parte de Korn. Las particulares características sociales, políticas y culturales de la ciudad fueron sin dudas una condición de la proyección intelectual colectiva en la vida urbana platense de este grupo universitario, que en el período estudiado pasó de la actuación cultural a la política partidaria en el socialismo.

En su artículo César Tcach lleva adelante el análisis de la dimensión ideológica y política de la Reforma Universitaria. Para el autor las protestas estudiantiles del ‘18 dieron lugar a la emergencia de un movimiento  social  y cultural de voluntad contrahegemónica: anticlericalismo, latinoamericanismo antiimperialista,  defensa de la democracia liberal y de la reforma social fueron constitutivos de su universo ideológico y se expresaron en su acción pública y política. A partir de un preciso estudio historiográfico cuyo foco de atención es la Universidad de Córdoba y las singulares características de la cultura y la política de la sociedad cordobesa en el período 1918-1946, su autor reconstruye las posiciones del movimiento reformista en sus contiendas universitarias, culturales e ideológicas y la participación política de un sector de sus intelectuales (entre los que se destacó Deodoro Roca) en el Partido Socialista. La sugerente hipótesis sobre la condición de movimiento social y cultural del reformismo se encuentra en el centro explicativo del artículo, que le permite a su autor analizar y comprender la capacidad de intervención y disputa en la vida cultural y política provincial y nacional del movimiento estudiantil y de sus intelectuales en el período de estudio delimitado. La emergencia del Peronismo y las consecuencias de su política universitaria serán factores que explicarán su fin como movimiento social. No sería menor entre esos factores, la reconfiguración profunda de la sociedad y de la política argentinas que implicó la experiencia peronista, cuyo dato fundamental fue la adhesión del movimiento obrero a esa nueva fuerza política nacional.

Las investigaciones de Juan Sebastián Califa y Nayla Pis Diez profundizan la reconstrucción de la actuación política del reformismo estudiantil, focalizando su atención en los años del Peronismo. En sus trabajos Califa y Pis Diez despliegan un análisis de las posiciones político-ideológicas de las organizaciones de estudiantes de las Universidades de Buenos Aires y de La Plata respectivamente, con particular atención por situarlas y comprenderlas con relación a las condiciones del proceso histórico que llevaron al país a vivir una novedosa y revulsiva experiencia político-cultural como la que inauguró el Peronismo. En ambos estudios la oposición reformista al nuevo movimiento político y a su proyecto de universidad, se explican a partir del análisis de la situación internacional de los años ’30 y ’40, marcada a fuego por el fascismo europeo y la guerra mundial, así como por el contexto nacional, dominado por un régimen militar autoritario, nacionalista y católico. La identidad democrático-antifascista del movimiento reformista, las medidas de los gobiernos militares frente a las universidades, el ascenso político de Perón y en particular su política universitaria y sus acciones frente a los estudiantes, son las cuestiones analizadas por los autores para situar y evaluar las posiciones del reformismo estudiantil en este período. Con las investigaciones de Pis Diez y Califa disponemos de una historia del movimiento reformista en las universidades de Buenos Aires y de La Plata bajo la gestión del primer Peronismo. Ellas nos brindan así una reconstrucción historiográfica de la complejidad de la vida universitaria en los años 1946-1955, marcada por un nuevo modelo de funcionamiento académico–institucional de las casas de altos estudios y el fin de su autonomía, la gran expansión de su matrícula y los ensayos de formación política de los estudiantes. Una complejidad de abordaje que se acentúa para el historiador cuando se inscribe esa realidad universitaria y la del movimiento de estudiantes, en una sociedad que vivía la experiencia de una democracia social obrera y las consecuencias de la instauración del sufragio femenino.

En conclusión, los trabajos que componen este dossier buscan ofrecer una serie de reconstrucciones historiográficas sobre diversas dimensiones del movimiento de la Reforma Universitaria en su despliegue académico-cultural, gremial y político-ideológico durante la primera mitad del siglo XX. El saber historiográfico que disponemos de la Reforma en su centenario, posibilita pensar las complejas significaciones político-culturales que tuvo esta experiencia para el movimiento estudiantil y para la comunidad académica que hizo propio su ideario de nueva universidad. Un ideal de universidad tramado por valores democráticos e igualitaristas para construir, con el instrumento de la ciencia, una sociedad democrática. Las investigaciones de este dossier también permiten evaluar el curso histórico seguido por el reformismo en algunas de las coyunturas políticas del siglo XX, y si estuvo en ellas a la altura de realizar su programa educativo en las universidades públicas y de cumplir las funciones culturales, sociales y políticas para contribuir a la construcción de una sociedad democrática.

 

Textos seleccionados para el dossier

Buchbinder, Pablo (2018). Pensar la Reforma Universitaria cien años después.Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), México, UNAM-IISUE/ Universia, vol. IX, 25, pp. 86-95. Recuperado de http:// dx.doi.org/1022201/ iisue.2007.2872e.2019.25.343

 

Carreño, Luciana (2017). Pobrecitos jovencitos sin sexo y sin seso. Formas y modelos de vida estudiantil bajo la crítica de los reformistas de izquierdas en la Universidad de Buenos Aires (1917-1921). Izquierdas. Una mirada histórica desde América Latina, 32, pp. 79-106. Recuperado de  http://www.izquierdas.cl/images/pdf/2017/n32/5.Carreno.pdf

 

Graciano, Osvaldo (2017). La filosofía en la ciudad: Alejandro Korn y las experiencias culturales del Grupo Renovación en una capital de provincia. Izquierdas. Una mirada histórica desde América Latina, 34, pp. 150-178. Recuperado de http://www.izquierdas.cl/images/pdf/2017/n34/art7.pdf

 

Tcach, César (2012). Movimiento estudiantil e intelectualidad reformista en Argentina (1918-1946). Cuadernos de Historia, 37, pp. 131-157. Recuperado de https://cuadernosdehistoria.uchile.cl/index.php/CDH/article/view/29975/31749

 

Califa, Juan Sebastián (2010). La militancia estudiantil en la Universidad de Buenos Aires entre golpe y golpe, 1943-1955. En Buchbinder, Pablo, Califa, Juan S. y Millán, Mariano (compiladores) Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973 (31-79).  Buenos Aires: Final Abierto.

 

Pis Diez, Nayla (2018). Peronismo, universidad y oposición reformista. El caso de la ciudad de La Plata / ciudad Eva Perón (1943-1955). Estudios Sociales, 54, pp. 67-91.

 

 

Bibliografía

 Bacolla, Natacha, Eujanián Alejandro y Mauro, Diego (Directores) (2018). Dimensiones del reformismo universitario. Rosario: HyA ediciones/ Universidad Nacional de Rosario.

Biagini, Hugo (Compilador) (1999). La Universidad de La Plata y el movimiento estudiantil. Desde sus orígenes hasta 1930. La Plata: UNLP.

Biagini, Hugo (2000). La Reforma Universitaria. Antecedentes y consecuentes. Buenos Aires: Leviatán.

Biagini, Hugo (2018). La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente. Buenos Aires: Editorial Octubre.

Buchbinder, Pablo (1997). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: Eudeba.

Buchbinder, Pablo (2000). El movimiento reformista de 1918: una perspectiva desde la historia interna de la Universidad de Buenos Aires. Estudios Sociales, 19, pp. 37-63.

Buchbinder, Pablo (2008). ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918. Buenos Aires: Sudamericana.

Buchbinder, Pablo, Califa, Juan Sebastián y Millán, Mariano (Compiladores) (2010). Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973. Buenos Aires: Final Abierto.

Bustelo, Natalia (2018). Todo lo que necesitas saber sobre la Reforma Universitaria. Buenos Aires: Paidós.

Caldelari, María y Funes, Patricia (1996). Algunas proposiciones sobre la reforma universitaria, en Taller, Revista de sociedad, cultura y política, vol. 1, nº 2, pp. 87-99.

Caldelari, María y Funes, Patricia (1997). Escenas Reformistas. La Reforma Universitaria, 1918-1930. Buenos Aires: Eudeba.

Celentano, Adrián y Bustelo, Natalia (2012). Presentación de Estudiantes y populismo de Juan Carlos Portantiero. Los trabajos y los días, 3, pp. 87-93. Recuperado de https://revistas.unlp.edu.ar/LosTrabajosYLosDias/article/view/5751

Dip, Nicolás (2017). Libros y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la UBA (1966-1974). Rosario: Prohistoria.

Graciarena, Jorge (1971). Clases medias y movimiento estudiantil. El Reformismo Argentino: 1918-1966. Revista Mexicana de Sociología, UNAM, volumen 33, nº 1, pp. 61 -100.

Graciano, Osvaldo (2008). Entre la torre de marfil y el compromiso político. Intelectuales de izquierda en Argentina, 1918–1955. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

Gutiérrez, Ramón (coordinador) (2018). El pensamiento americanista en tiempos de la Reforma Universitaria. Ricardo Rojas – Ángel Guido. Buenos Aires: Cedodal.

Millán, Mariano (compilador) (2014). Universidad, política y movimiento estudiantil en Argentina (entre la “Revolución Libertadora” y la democracia del ’83). Buenos Aires: Final Abierto.

Portantiero, Juan Carlos (1978). Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938. México: Siglo Veintiuno.

Walter, Richard (1968). Student Politics in Argentina: The University Reform and Its Effects, 1918-1964. New York: Basic books.

 

[1] Portantiero, Juan Carlos (1978). Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938. México: Siglo Veintiuno.

[2] Buchbinder, Pablo (2008). ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918. Buenos Aires: Sudamericana. Biagini, Hugo (2018). La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente. Buenos Aires: Editorial Octubre.

[3]González, Julio V. (1922). La revolución universitaria, 1918-1919. Buenos Aires: Cooperativa editorial Nosotros y del mismo (1927). La Reforma Universitaria. Buenos Aires: Sagitario; Del Mazo, Gabriel (compilador) (1926). La Reforma Universitaria. Buenos Aires: Talleres Gráficos Ferrari Hnos.

[4] Celentano, Adrián y Bustelo, Natalia (2012). Presentación de Estudiantes y populismo de Juan Carlos Portantiero. Los trabajos y los días, 3, pp. 87-93.  Recuperado de https://revistas.unlp.edu.ar/LosTrabajosYLosDias/article/view/5751

]]>
Dossier. Los estudios en comunicación en la Argentina: ideas, intelectuales, tradiciones político-culturales https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-los-estudios-en-comunicacion-en-la-argentina-ideas-intelectuales-tradiciones-politico-culturales/ Tue, 17 May 2016 20:13:39 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3461 Los estudios en comunicación en la Argentina: ideas, intelectuales, tradiciones político-culturales

 

Mariano Zarowsky (UBA-UNQ-CONICET)

 

A inicios de los años sesenta comenzó a delimitarse en el país un conjunto de discursos que tomó a la comunicación, los medios y la cultura como un campo de problemas de conocimiento a definir y legitimar. Sus promotores reclamaron mediante su exploración credenciales para la intervención en los debates públicos, promoviendo la creación de espacios de producción y difusión específicos. Estos agrupamientos, expresando la puesta a punto de nuevas problemáticas, herramientas teóricas y maneras de entender los vínculos entre los intelectuales y la sociedad, marcaron con su impronta la emergencia de los estudios en comunicación y cultura en la Argentina. Nos referimos, por nombrar algunos ejemplos, a las trayectorias de Eliseo Verón y Oscar Masotta, entre la escena vanguardista que cobijó el Instituto Di Tella, la renovación de la sociología, el psicoanálisis y la semiología; a la mixtura entre la actividad crítica, docente y editorial de Aníbal Ford, Jorge Rivera y Eduardo Romano, del Centro Editor de América Latina a la revista Crisis (1973-1976), pasando por las clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en 1973 y al cruce entre praxis editorialista, producción de conocimiento y militancia política que promovió Héctor Schmucler de Los Libros (1969-1976) a Comunicación y Cultura (1973-1985), luego de haber formado parte de la experiencia de Pasado y Presente (1963-1965).

La noción de intelectuales de la comunicación es productiva para pensar este proceso y esta figura histórica. No hace referencia a un grupo definido por su especialización temática o disciplinar, sino a la existencia en el país de una franja de intelectuales que definieron su propia condición y su campo de acción en el punto de intersección que supieron trazar entre una problemática teórica de nuevo tipo y la intervención política. Desde la pregunta en torno a los nexos existentes entre la comunicación, la cultura y la tecnología, entre los mensajes masivos y las ideologías, entre la acción colectiva y las significaciones sociales, entre los medios y la reproducción o la transformación del orden, los intelectuales de la comunicación —al igual que, a veces confundidos con, “los intelectuales de la literatura”, “los intelectuales de la sociología” o “los intelectuales de la educación{{1}}— se proyectaron como figuras públicas legitimadas por su capacidad para darle a sus investigaciones una significación social, cultural y, eventualmente, política. Se trata de una categoría analítica productiva para pensar una figura histórica que cobijó una heterogeneidad de trayectorias provenientes de distintas tradiciones disciplinares y político-culturales.

Desde esta perspectiva, construir una historia intelectual de los saberes y discursos especializados sobre la comunicación y la cultura en la Argentina implica situarnos en la intersección de dos campos de problemas: en una dimensión epistémica, nos remite a la pregunta por las condiciones sociales de producción del conocimiento sobre lo social; desde una hipótesis sociohistórica, se dirige hacia fenómenos y movimientos más amplios del campo político y cultural. El lector encontrará entonces en los artículos que componen este dossier distintas vías, siempre parciales y situadas, de reconstrucción de los múltiples vínculos que ligaron a estos actores y discursos con un espacio social signado por un proceso de modernización cultural y renovación teórica que se desplegó en simultáneo con un fuerte impulso hacia la intervención y, en algunos casos, la radicalización política. En todos los artículos, más allá de su heterogeneidad, se puede leer un denominador común: apuntan menos a la reconstrucción exhaustiva del proceso de configuración de una disciplina que a poner de relieve una serie de momentos fuertes, de situaciones, trayectorias y nudos problemáticos que definieron y marcaron hitos en el complejo y multidimensional proceso de constitución de este zona de discursos especializados que se autonomizó como campo de saber disciplinar.

Si bien este espacio se configuró en buena medida en una escala continental —basta mencionar la composición y el itinerario latinoamericano de una revista como Comunicación y cultura— la selección propuesta hace foco en los itinerarios y escenarios locales que le dieron forma. Con ello se aspira a recuperar el espesor de las tradiciones, los procesos y los debates en los que estos discursos adquirieron su particularidad. Este “recorte nacional” permite calibrar mejor, así, la interacción con lo transnacional, dimensión constitutiva de todo proceso de producción de conocimiento especializado sobre lo social, sobre todo en los países “periféricos”: fue a partir de demandas que encarnaron sujetos emergentes y de movimientos precisos en la sociedad y la cultura que los intelectuales de la comunicación se vincularon a ciertos flujos transnacionales de ideas y de pensamiento, realizando apropiaciones y aportes novedosos y originales.

El artículo de Mirta Varela recorre ciertos tópicos y escenarios donde se desplegó la relación entre los intelectuales y la televisión en la Argentina entre los años sesenta y los años noventa. La hipótesis de la autora es que al mismo tiempo en que la televisión se volvió social, cultural y políticamente relevante, el discurso sobre los medios de comunicación adquirió una relativa autonomía en la intersección de diversas disciplinas y teorías. Lo paradójico es que este discurso se volvió relativamente autónomo en un momento donde —sostiene siguiendo a Beatriz Sarlo— se asistió a una “progresiva pérdida de la especificidad de los discursos intelectuales en relación con ciertos grandes temas” (p. 45). Desde esta paradojal y productiva hipótesis la autora construye su argumentación: el trabajo se propone sortear la indagación teórica y apunta a la reconstrucción de un discurso que acompaña las transformaciones del medio. Este “capítulo de historia intelectual”, tal como lo define, nos lleva “al momento de emergencia de los estudios dedicados a los medios de comunicación” (p. 43). Varela propone entonces una reconstrucción histórica de la relación que los intelectuales mantuvieron con la televisión como un “recorrido privilegiado para el análisis de la constitución de ese campo” (p. 43). No obstante, en su trabajo se deja leer también una hipótesis inversa y complementaria: sostiene que la historia de los estudios en comunicación en el país es una vía de entrada fructífera para estudiar aspectos de nuestra historia intelectual. Las polémicas que reconstruye Varela desplegadas entre 1963 y 1965 en revistas de la nueva izquierda como La Rosa Blindada y Hoy en la Cultura lo ejemplifican: en la disyuntiva entre “apocalípticos e integrados” que recorre estas querellas el “eje no es la televisión sino el intelectual o el artista” (p. 49).

Si Varela propone una mirada panorámica que repone distintas tradiciones y momentos de análisis, de los trabajos pioneros de Jaime Rest, pasando por el escenario del Di Tella (donde Oscar Masotta y Eliseo Verón entrelazaron sus reflexiones con los happenings y las prácticas de la vanguardia artística) hasta las revistas Lenguajes, Comunicación y Cultura y Crisis; el artículo de Pablo Alabarces hace foco en una de las tradiciones que configuraron la emergencia de los estudios en comunicación en la Argentina y definen su impronta hasta la actualidad. Más precisamente, Alabarces cruza los itinerarios intelectuales de Jorge Rivera, Eduardo Romano y Aníbal Ford y explora las trayectorias, contextos y operaciones conceptuales que contribuyeron a la “invención” de los estudios sobre la cultura popular en el país. Su procedencia común desde el campo de la literatura y la crítica literaria no sólo informa sobre un desplazamiento disciplinar y las operaciones teórico-metodológicas que le dieron fundamento como campo problemático: la relectura de la cultura (de masas) desde el peronismo da cuenta también de su “fundación política” o, de otro modo, del ejercicio de un tipo de intervención intelectual desde una zona de saber especializado. Alabarces da cuenta de los espacios de intersecciones múltiples{{2}} en los que se desplegó desde la periferia del campo cultural esta apropiación de saberes, entre la educación de adultos, la actividad editorial, el periodismo cultural y las clases en la universidad. Como hipótesis metodológica para el estudio de otras formaciones de la época vinculadas a los estudios en comunicación, estos espacios de intersecciones múltiples ameritan ser explorados no sólo como indicadores de un proceso de reorganización cultural, sino en su productividad epistémica.

El trabajo de Sandra Carli también puede leerse en clave metodológica: recurre a la biografía intelectual como herramienta analítica para comprender la transformación de los modos de producción de conocimiento en las ciencias sociales y los cambios operados en las últimas décadas en la cultura universitaria y el campo intelectual. La autora traza un seguimiento comparado de los itinerarios de Adriana Puiggrós y de Aníbal Ford. A diferencia de otras disciplinas más estabilizadas y menos permeables a la demanda social y las prácticas profesionales, las ciencias de la educación y la comunicación ofrecen una ventana productiva, sostiene, para “reconocer la existencia en las ciencias sociales de diversas mixturas y combinaciones entre imaginarios sociales y políticos y producción académica” (p. 67). ¿Qué informan las biografías individuales y colectivas sobre las ciencias sociales? Permiten —sostiene Carli— una “mirada encarnada de las disciplinas, dan cuenta de perspectivas singulares que se modulan en el tiempo, informan sobre la historicidad del pensamiento, expresan las articulaciones estrechas entre conocimiento y subjetividad” (p. 70).

El trabajo de Laura Vázquez podría considerarse entonces como un doblez de las propuestas hasta aquí exploradas. Vázquez propone un recorrido analítico por la reflexión de Jorge Rivera sobre la historieta, partiendo de una doble hipótesis: los trabajos del crítico sobre este género “son un buen lugar para examinar la relación intelectuales/peronismo pero sobre todo, para leer en los pliegues de la cultura masiva, la invención de un campo de estudios” (p. 123). Observando una discontinuidad entre los modelos extranjeros y la historieta argentina, Rivera supo encontrar en este género, sostiene la autora, una manifestación de la cultura popular. Con ello apuntaba a problematizar “la cuestión de lo nacional, la política y la resistencia cultural” (p. 123). Esta vertiente de la crítica se dirigió al interior de la tradición literaria y la historiografía clásica para revisar su canon.

El artículo de Lucas Berone puede examinarse en composición con el de Vázquez. Ambos ponen de relieve el papel que la investigación sobre la historieta tuvo en la emergencia de los estudios en comunicación y cultura en el país, y la manera en que la disputa en torno a su legitimidad como objeto oficiaba como instrumento de colocación de una franja intelectual emergente. Berone se centra en las operaciones conceptuales que traza Oscar Masotta para su estudio. Su paradojal y productiva denominación de la historieta como “literatura dibujada” indica su apuesta por otorgarle (y otorgarse) un estatuto crítico, tanto como el peso que la pregunta por los modos de su abordaje específico alcanzaba en su reflexión. Pues, ante todo, la historieta fue para Masotta un objeto de conocimiento: exploró y combinó para su estudio saberes heterogéneos y de avanzada, desde la estética a la semiología, pasando por el psicoanálisis. En ese punto, sus intervenciones corrían en paralelo —mejor, se cruzaban— con las de su colega y amigo Eliseo Verón, y pueden ubicarse como parte de una fracción o tradición “modernizadora” que marcó con su impronta heterodoxa la historia del campo. Berone subraya, por cierto, que para Masotta la historieta fue también un objeto de valor: un campo productivo para interrogarse sobre las relaciones entre estética y ética, entre arte y política.

El trabajo de Mariano Zarowsky, finalmente, aborda otra de las tradiciones intelectuales que configuraron y caracterizan este campo y puede leerse a modo de cierre de una etapa. Sigue el itinerario de una serie de “intelectuales de la comunicación” en el exilio, más puntualmente, los cruces que se dieron entre los desplazamientos conceptuales y políticos que se elaboraron en la revista Controversia (1979-1981) y los que se promovieron en el campo específico en la revista Comunicación y Cultura (1973-1985) en su etapa mexicana. La trayectoria de Héctor Schmucler —protagonista de ambas empresas— oficia como mediación. Desde esta entrada, el artículo pone de manifiesto el modo en que una estructura de sentimiento elaborada en la trama exiliar y en un preciso contexto de reflujo político, influyó fuertemente en la configuración de un nuevo paradigma que marcó las agendas y perspectivas disciplinares en los años ochenta y noventa. A la inversa, el artículo apunta a reconstruir el modo en que los estudios en comunicación participaron desde sus debates específicos en la reorganización del campo intelectual argentino y la reformulación de toda una cultura política.

Este dossier, en suma, no apunta a ofrecer una reconstrucción historiográfica totalizadora y exhaustiva. Figuras y trayectorias, escenarios intelectuales, momentos fundantes, apenas si son aludidos cuando no desatendidos. Se trata más bien de proponer una vía de exploración de múltiples carriles: la historia de los estudios en comunicación y cultura en el país entre los años sesenta y ochenta ofrece una vía de entrada productiva y original para analizar los procesos sociales de construcción del conocimiento sobre lo social, tanto como aspectos poco atendidos de la relación entre intelectuales, cultura y política en el período. Se trataría, en fin, de pensar el itinerario de los intelectuales de la comunicación como un capítulo de la historia intelectual argentina reciente.

[[1]] Aguilar, Gonzalo (2010). Los intelectuales de la literatura: cambio social y narrativas de identidad. En Carlos Altamirano (Ed.), Historia de los intelectuales en América Latina II. Los avatares de la ‘ciudad letrada’ en el siglo XX. Buenos Aires: Katz; Rubinich, Lucas (1999). Los sociólogos intelectuales. Cuatro notas sobre la sociología en los 60. Apuntes de Investigación del CECyP, 4; Suasnábar, Claudio (2004). Universidad e intelectuales. Educación y política en la Argentina (1955-1976). Buenos Aires: Flacso, Manantial. [[1]]

[[2]] Neiburg, Federico y Plotkin, Mariano (Comps.) (2004), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina. Buenos Aires: Paidós. [[2]]

Textos seleccionados para el dossier

 

]]>