Siglo XX – historiapolitica.com https://historiapolitica.com El sitio web del Programa Interuniversitario de Historia Política Mon, 15 Mar 2021 16:02:42 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.2 https://historiapolitica.com/wp-content/uploads/2014/08/cropped-logo1-32x32.png Siglo XX – historiapolitica.com https://historiapolitica.com 32 32 Dossier | Tareas de investigación, información e inteligencia en las policías argentinas del siglo XX: una escala sub-nacional https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-tareas-de-investigacion-informacion-e-inteligencia-en-las-policias-argentinas-del-siglo-xx-una-escala-sub-nacional/ Mon, 08 Mar 2021 11:59:29 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=4176 ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier | Tareas de investigación, información e inteligencia en las policías argentinas del siglo XX: una escala sub-nacional


Melisa Fernández Marrón (UNRN-IIPPyG) y Pedro Berardi (UdeSA-UTDT)

 

El siglo que dejamos atrás estuvo signado, entre otros múltiples acontecimientos, por la creación y puesta en funcionamiento de los servicios de inteligencia en Argentina. Como se sabe, existieron (y existen) distintos organismos estatales nacionales y provinciales que referían a diversas dependencias del Estado: las direcciones o servicios de informaciones de las policías (en general denominadas Departamento 2 o su abreviatura D2), de las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina y Aeronáutica), de la Policía Federal, y la Secretaría de Investigación del Estado (SIDE). De manera coordinada mantenían un vínculo y circulación de novedades entre cada una de ellas, que dio origen a lo que se ha llamado “comunidad informativa”.[1]

La actuación de los organismos de inteligencia desarrollada por las Fuerzas Armadas y de Seguridad ha cobrado relevancia en la producción académica en los últimos años. Estimulada por las periodizaciones de largo plazo y los análisis que exceden los cortes institucionales y la alternancia cívico-militar (Franco 2012), esta perspectiva busca dar cuenta de las transformaciones en el tiempo como producto de un proceso más complejo, hecho de continuidades y discontinuidades, que atraviesa buena parte del siglo XX y XXI. Un cúmulo importante de estudios ha puesto el foco en interpretar la violencia política y represiva estatal y paraestatal durante las últimas dictaduras militares. La centralidad de los análisis ha enfatizado el papel de las Fuerzas Armadas y la subordinación/militarización de otras fuerzas de seguridad en la represión.

La apertura de algunos archivos, como los casos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Flier, 2015; Funes, 2004; Kahan, 2008; Marengo, 2018, entre otros) y la Dirección General de Informaciones de la Provincia de Santa Fe (Águila, 2013) ha permitido proveer una serie de trabajos que se ocupan de reconstruir los orígenes y la manera en que operaban los organismos de inteligencia. A partir de la documentación allí reunida se han problematizado sus contextos de producción y su historia, las razones y sentidos de su creación, así como las características de su ordenamiento.

Pese a la novedad, este objeto de estudio no ha recibido la misma atención para las décadas previas a 1960, ni tampoco en relación con el rol específico de las policías. En parte, se debe a la dificultad de acceso a la documentación por el carácter de secreto, confidencial y reservado que tenían estas agencias y sus funciones (Nazar, 2018). Dentro de la historiografía abocada al estudio de las policías argentinas, se ha comenzado a indagar en una genealogía de las prácticas represivas donde la Comisaría de investigación primero (Barry, 2020; Galeano y Albornoz, 2020; García Ferrari, 2015), las secciones de información después -Orden Social, Orden Político y gremial, Especial, entre otras- (Caimari, 2012) y, las de inteligencia posteriormente, cobran protagonismo.

Cada día se afina más el mapa de investigaciones que procuran explorar tanto sus continuidades, como sus rupturas y modificaciones atendiendo a diferentes coyunturas históricas que parten desde el Centenario de 1910 hasta los años del primer peronismo (Barreneche, 2019). Estamos frente a un renovado campo de estudios que se interroga de manera transdisciplinar sobre lo que significan las categorías de investigación, información e inteligencia en la larga duración. Con todo, la experiencia de estas dependencias en el ámbito porteño ha adquirido mayor centralidad.

En este sentido, este dossier propone una cronología y una escala geográfica más extensas. La novedad reside en que se han seleccionado contribuciones de autorxs que en los últimos años han puesto bajo la lupa casos subnacionales. Se orientan, así, a recomponer las características y prácticas de vigilancia policial, sus formas de legitimación y la construcción del actor social espiado. Asimismo, los artículos proponen una interesante confluencia de diferentes perspectivas historiográficas como los estudios sobre la historia reciente, aquellos que se interesan por la historia del movimiento obrero y la incidencia del comunismo; junto con abordajes que provienen del campo de las ciencias políticas. En este marco, también advierten acerca del influjo de prácticas tempranas que se sedimentan en la objetivación de los mecanismos de control y espionaje que se institucionalizaron desde mediados del XX.

En particular, Pedro Berardi anticipa el papel primordial que imprimirá la Comisaría de Pesquisa, devenida luego en investigaciones, en las tareas policiales ante la conflictividad social de la provincia de Buenos Aires. Advierte la manera en que, entre 1901 y 1917, diversos actores policiales desarrollaron una serie de representaciones y respuestas a la intervención del movimiento anarquista en la esfera pública. Sin una estrategia uniforme y más preocupada por las contiendas electorales, la repartición anudó su proceso de profesionalización a los cambios políticos del momento, direccionando entonces múltiples instancias de “espionaje” sobre las fuerzas partidarias que competían en las instancias electorales.

Los prontuarios de la Sección Orden Social producidos por la policía de Río Negro durante el régimen militar que derrocó a Hipólito Yrigoyen en 1930, y continuados por más de una década, representan la punta de lanza del texto de Graciela Suárez. Acervo documental que brinda a la autora la posibilidad de reponer la percepción y significación del “otro” peligroso desde la óptica policial; las acciones de vigilancia y la circulación de información entre distintas policías provinciales y territoriales. Teniendo en cuenta las fechas extremas de los documentos (1931-1944), Suárez analiza tres momentos de represión política en el entonces Territorio Nacional. Asimismo, por su voluminosidad, algunos de los 52 prontuarios hallados en el Archivo Histórico de la Provincia de Río Negro evidencian los seguimientos y controles realizados a través de los años a personas –en su mayoría trabajadores vinculados a la producción frutícola en la zona del Valle y trabajadores ferroviarios en la zona de Bariloche- y organizaciones de la sociedad civil. Tareas de vigilancia que no respondían a una labor planificada ni permanente y que, mayormente, afectaron a quienes portaban antecedentes por detenciones o indagación de actividades comunistas o anarquistas. El texto de Graciela Suárez constituye un caso especial, ya que es uno de los primeros estudios sobre este tipo de archivos para este período.

1934 es el punto de referencia de Mercedes López Cantera. Girando alrededor del debate en la Cámara de Diputados sobre las actividades desempeñadas por la Sección Especial de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, la autora despliega una serie de elementos para comprender la criminalización y represión al comunismo durante la presidencia de Agustín Justo. Dos documentos centrales cimientan la base de la discusión: el Informe del Ministerio del Interior sobre la actividad de la Sección Especial, y la denuncia emitida en el folleto-informe “Bajo el Terror de Justo” por el Socorro Rojo Internacional. Al igual que Suárez ahonda en una década que, según López Cantera, es “fundacional” en la práctica represiva estatal anticomunista. Época caracterizada por un aumento del espionaje y del uso de la violencia policial que, en apariencia, no atentaban contra las garantías constitucionales pregonadas por Justo al inicio de su gobierno, en un intento por diferenciarse de la dictadura de Uriburu.

Para Sabrina Castronuovo la sede legislativa constituye también un punto de observación del despliegue de las políticas represivas del estado a partir del establecimiento de leyes de excepción, como las enmarcadas en el Plan Conintes durante 1960. Mediante la indagación de los informes producidos por la Comisión Investigadora de Supuestos Apremios Ilegales conformada en la Cámara de Diputados –de alcance nacional, pero con fuerte gravitación en el ámbito bonaerense- recompone la articulación de las policías provincial y federal con las Fuerzas Armadas para la represión de la disidencia política. Este registro revela, por un lado, cómo se solapó desde la óptica castrense la punición delictiva con la detención de múltiples actores concebidos como opositores y/o “subversivos”. Por otro lado, también demuestra que, a pesar de la subordinación policial a las autoridades militares, aquélla contó con una vasta discrecionalidad y autonomía que transfirió paulatinamente al Ejército en sus operaciones de contrainsurgencia, en tanto práctica novedosa en el quiebre de los años cincuenta y sesenta.

Marianella Scocco también aporta a la discusión sobre la participación de estas dos fuerzas y sus relaciones en el ejercicio de la inteligencia. Nuevamente, Ejército y policía –provincial y federal- se conjugan en su texto para explicar la represión estatal en Rosario entre 1966 y 1979. Pone en primer plano el rol que asumieron estas fuerzas de seguridad a partir del marco normativo como las modalidades específicas de su accionar, en un juego de espejo con el del Ejército. De esta manera, evidencia cómo las divisiones de inteligencia, que contaban con una larga trayectoria –como se observa en los textos de Suárez y López Cantera-, fueron profesionalizadas luego de la adopción de la Doctrina de Seguridad Nacional, buscando al “enemigo”, a partir de entonces, al interior de las fronteras nacionales. La autora infiere que la implementación de dicha doctrina a la par que la militarización de las policías locales, desencadenó similitudes en su organización y la imitación de la composición orgánica del Ejército; en paralelo a la adopción de la lógica y el lenguaje de la Guerra Fría.

Por último, Celeste Schnyder y Paulo Margaria se interesan por desentrañar el vínculo entre política y policía que ha prevalecido en regímenes autoritarios y democráticos. Al problematizar el presupuesto de instrumentalidad de las fuerzas de seguridad –sea por las fuerzas armadas, sea por las autoridades políticas-, proporcionan elementos para reflexionar sobre cómo la preocupación gubernamental por el control político y social de la población ha moldeado a su policía y ha sido “estructurante de un modelo de trabajo”. Con ese fin, recomponen el linaje del que forma parte el Departamento de Informaciones Provincial o D2 de la policía de Santiago del Estero que, al igual que plantean las restantes autoras del dossier, hunde sus raíces en la década del treinta del siglo XX. En el caso santiagueño, esos orígenes del D2 se entretejen con la trayectoria de quien fuera su director por largos años. De manera que interpelan críticamente el papel de la policía como auxiliar político. Lectura que, al mismo tiempo, invita a revisar el papel de las policías en el análisis de la dinámica política.

 

Textos seleccionados para el dossier:

Berardi, Pedro (2018). De decorosos humanitarios a sectarios sediciosos. Figuraciones sobre el anarquismo en las narrativas policiales (Buenos Aires, 1901-1917). En Agustín Nieto y Oscar Videla, El anarquismo después del anarquismo: una historia espectral (pp. 1-49). Mar del Plata: GESMAR Grupo de Estudios Sociales Marítimos. Recuperado de: https://gesmar.estudiosmaritimossociales.org/editorial/coleccion-anarquismos/el-anarquismo-despues-del-anarquismo/de-decorosos-humanitarios-a-sectarios-sediciosos/

Suárez, Graciela (2013). La sección orden social de la policía de Río Negro (Argentina). Qué se vigila, cómo se registra, a quiénes se reprime (1931-1944). Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe (E.I.A.L.), 2 (24), pp. 55-77. Recuperado de:  http://eial.tau.ac.il/index.php/eial/article/view/660/62.

López Cantera, Mercedes (2014). Criminalizar al rojo. La represión al movimiento obrero en los informes de 1934 sobre la Sección Especial. Archivos del movimiento obrero y la izquierda, 4, pp. 101-122. Recuperado de: https://www.archivosrevista.com.ar/numeros/index.php/archivos/article/view/106.

Castronuovo, Sabrina (2019). Tortura común: presos políticos, comunes y acusados de terrorismo en Argentina (1958-1962). II Taller de Trabajo: Delito, policía, justicia y prisión en perspectiva histórica: intercambios y debates, Centro de Historia Argentina y Americana / IdIHCS – Centro Interdisciplinario de Investigaciones de Género / IdIHCS –UdeSA, FaHCE, UNLP. La Plata, 28 y 29 de noviembre de 2019.

Scocco, Marianella (2019). Las fuerzas represivas y las divisiones de inteligencia. El Ejército y las policías en Rosario (1966-1979). Revista de Estudios sobre Genocidio, 14, pp. 11-28. Recuperado de: http://revistas.untref.edu.ar/index.php/reg/issue/view/27/REG%2014%20completa

Margaría, Paulo y Celeste Schnyder (2014). “Cuando el poder político necesita información”: notas sobre el vínculo política y policía en la Argentina reciente. Estudios, 32, pp. 243-263. Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/restudios/article/view/11593.

 

 

Bibliografía:

Águila, Gabriela (2013). Las tramas represivas: continuidades y discontinuidades en un estudio de caso. La Dirección General de Informaciones de la Provincia de Santa Fe, 1966-1991. Sociohistórica, 31, pp. 1-26. Recuperado de: https://www.sociohistorica.fahce.unlp.edu.ar/article/view/SHn31a01/pdf.

Barreneche, Osvaldo (2019). De brava a dura. Policía de la provincia de Buenos Aires. Una historia (1930-1973). Rosario: Prohistoria.

Barry, Viviana (2019). Usos policiales para la represión política en las primeras décadas del siglo XX. Programa Interuniversitario de Historia Política, Foros de Historia Política. Recuperado de:  https://historiapolitica.com/datos/foros/foro7_barry1.pdf

Caimari, Lila (2012). Mientras la ciudad duerme. Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945. Buenos Aires: Siglo XXI.

Flier, Patricia (2015). Historia Reciente y desafíos de las fuentes: el Archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Travesía, 2 (17), pp. 81-88. Recuperado de: http://www.travesia-unt.org.ar/pdf//volumen172//04-Nota.pdf.

Funes, Patricia (2004). Medio siglo de represión. El Archivo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Puentes, 4(11), pp. 35-43.

Galeano, Diego y Martín Albornoz (2020). A History of the City of Buenos Aires Police Bureau of Investigations, 1880–1910. En Agustina Carrizo de Reimann, Making Modern Police in Latin America: Beiträge zur Geschichte der Polizeien im 19. und 20. Jahrhundert, pp. 37-64. Barleben: Leipziger Universitätsverlag GmbH.

García Ferrari, Mercedes (2015). Marcas de identidad. Juan Vucetich y el surgimiento transnacional de la dactiloscopia, 1883-1913. Rosario: Prohistoria.

Kahan, Emanuel (2008). Unos pocos peligrosos sensatos. La Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires frente a las instituciones judías de la ciudad de La Plata. La Plata: EDULP.

Marengo, Eugenia (2018). Los servicios de inteligencia de la Política de la provincia de Buenos Aires y la construcción del “sujeto comunista” (1955-1962). Tesis de Doctorado en Historia, UNLP.

Montero, María Lorena (2016). El rol de la “comunidad informativa” en la represión en Bahía Blanca (1975-1977): prácticas, acuerdos y disputas. En Águila, Gabriela, Garaño, Santiago y Scatizza, Pablo (Coords.). Represión estatal y violencia paraestatal en la historia argentina reciente. Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado. La Plata: UNLP – FaHCE, pp. 367-394. Recuperado de: http://www.libros.fahce.unlp.edu.ar/index.php/libros/catalog/book/63.

Nazar, Mariana (2018). Secretos, reservados y confidenciales: la producción de las fuerzas armadas y de seguridad como fuente para la historiografía. Estudios Sociales del Estado, (4) 7, pp. 243-264. Recuperado de: http://www.estudiossocialesdelestado.org/index.php/ese/article/view/151/117

 

[1] De acuerdo a Montero (2016) la existencia de la “comunidad informativa” estaba prevista en la reglamentación castrense, donde se la definía como “el conjunto o agrupamiento de los sistemas existentes en cada nivel de conducción, con vistas a satisfacer sus misiones específicas”.  Su conformación se estructuraba así sobre “la base de acuerdos recíprocos de mutua cooperación, para el tratamiento de problemas de inteligencia de naturaleza común o bien de aspectos específicos en los cuales se encuentra interesado o tiene responsabilidad un sistema”. No constituía una entidad orgánica, aunque podía designarse “de mutuo acuerdo, una autoridad de coordinación a los fines de dirección de las tareas” y según el nivel podía ser nacional, regional o local.

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Dossier | Iglesia católica y política en la Argentina del siglo XX. Una mirada desde los obispos y las dinámicas diocesanas https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-iglesia-catolica-y-politica-en-la-argentina-del-siglo-xx-una-mirada-desde-los-obispos-y-las-dinamicas-diocesanas/ Fri, 23 Oct 2020 19:26:36 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=4151 ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier | Iglesia católica y política en la Argentina del siglo XX. Una mirada desde los obispos y las dinámicas diocesanas


Cristian Vázquez (INILSyT-UNAF/IDES-UNGS) y Lucas Bilbao (IGEHCS-CONICET/IEHS-UNCPBA)

 

Esta propuesta busca revisitar un tema clásico en la historia del catolicismo, como es el vínculo entre la Iglesia y la política. El abordaje escogido se centra en el análisis de las trayectorias y acciones pastorales de algunos prelados durante el siglo XX, lo que permite complejizar el problema y otorgarle un potencial explicativo. Es la relevancia que la temática está teniendo en las agendas de trabajo en las últimas décadas lo que orientó este dossier.[1]

En los estudios sobre el siglo XX la Iglesia católica, y el episcopado en particular, ocuparon tempranamente un lugar importante en tanto factor de poder (de Imaz, 1964). Las preocupaciones historiográficas con posterioridad a la recuperación democrática, indagaron en un punto que aún estaba latente: la estrecha relación que existió entre la Iglesia católica y el autoritarismo, de allí que la mayoría de las explicaciones buscaron demostrar los vínculos político-ideológicos compartidos con las Fuerzas Armadas y la necesidad de “catolizar” el Estado (Mallimaci, 1988; Zanatta, 1996 y 1999). Del mismo modo hay que destacar los estudios sobre las relaciones entre la Iglesia y los primeros gobiernos peronistas (Caimari, 1995; Bianchi, 2001; Lida, 2015:216-230) y entre el catolicismo, la política y la sociedad, abordados a partir de renovadas claves de análisis (Lida y Mauro, 2009; Lida, 2013; Fabris y Mauro, 2020).[2]

En una serie de investigaciones la historiadora Susana Bianchi (1997, 2002 y 2005) trazó interesantes propuestas de análisis sobre el -todavía reducido- cuerpo episcopal y su constitución como actor político-social. Allí advirtió que el proceso de conformación de la Iglesia argentina durante las décadas finales del siglo XIX y las primeras del XX resultó dificultoso. Y a partir de esto profundizó en la naturaleza de la función episcopal, su accionar como cuerpo y sus vínculos con los poderes públicos, en el marco de la centralización de la autoridad vaticana. Estudios posteriores mostraron la materialización de estos procesos en un largo plazo: recién a mediados de siglo la Iglesia, y el episcopado en particular, logró reorganizar sus estructuras e instancias territoriales y administrativas en clave de “modernización”. Al mismo tiempo, entre 1957 y 1963, el número de diócesis pasó de 22 a 49 y por un acuerdo con la Santa Sede se creó el Vicariato Castrense, engrosando el número de obispos y conformando un nuevo perfil episcopal con mayor capacidad de influencia corporativa.

Este perfil -que incluso es posible reconocerlo en nuestros días- posiciona a los obispos en un doble rol. Por un lado, conforman un cuerpo colegiado (con una estructura vertical y doctrina reconocida) en el que deben procurar acuerdos y consensos que garanticen la unidad. Por otro lado, cada obispo es la máxima jerarquía en su diócesis con potestad para administrar, impulsar o frenar las medidas y acciones que considere. Esta situación permite visualizar las divergencias entre las posturas y decisiones tomadas por el episcopado y la puesta en marcha en cada diócesis. A partir de esta segunda mitad de siglo, se tornó cada vez más evidente esa dualidad -siempre en tensión- que los obispos debieron compatibilizar (Bourdieu y Saint-Martin, 2009; Fabris, 2011).

En 1966 el gobierno militar de Juan Carlos Onganía firmó un concordato con la Santa Sede, que redefinió las relaciones jurídicas entre Iglesia y Estado. El acuerdo implicó que este último renunciara al derecho de patronato que se había heredado de la época colonial y reformulado con el nacimiento de las repúblicas americanas. Hasta este momento el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado, intervenía en la designación de los obispos. Una vez que los prelados obtenían el nombramiento pontificio -y previamente a la ceremonia religiosa de toma de posesión-, realizaban su juramento constitucional de ser “fiel a la Nación reconociendo su soberanía y alto patronato”. Tras la firma del Concordato esto se modificó: el Estado reconoció el libre ejercicio de la Iglesia para crear, suprimir o modificar diócesis, así como designar ella misma a los obispos, entre otras cuestiones.

Los artículos reunidos en este dossier retoman parte de los tópicos planteados a partir del desarrollo de las trayectorias de algunos obispos, sus gobiernos diocesanos, proyectos eclesiásticos o los vínculos que estos trazaron con los distintos poderes. Aun cuando es factible encontrar preocupaciones compartidas, lo cierto es que fueron escritos en los últimos quince años, atendiendo a preguntas y marcos de referencia diferentes. A excepción del trabajo de Bianchi, los restantes están centrados en jurisdicciones diocesanas fuera de Buenos Aires o la región metropolitana, quizá el espacio más abordado en la historiografía del catolicismo del siglo XX. Estos enfoques de carácter regional y la reducción en las escalas de análisis -que en muchos casos coinciden con los límites provinciales-, posibilitan valorar acciones individuales y colectivas en sus propios entornos. También muestran con mayor claridad condicionamientos y coyunturas propias, no siempre visualizados cuando se toman marcos más amplios o cuando los análisis se centran en el conjunto del cuerpo episcopal.

Las/os autores analizan las primeras administraciones diocesanas, la afirmación de la autoridad episcopal y el impulso de reformas administrativas allí donde fue necesario. Estas experiencias generaron -en algunos casos de manera más explícita que en otros- resistencias, tensiones y conflictos con el gobierno pero también con el clero, los laicos e incluso con miembros de la jerarquía eclesiástica. El Concilio Vaticano II (1962-1965) representó un parteaguas en la Iglesia católica y su devenir. Más de la mitad de los trabajos se concentran en el período conciliar y posconciliar. Las consideraciones propuestas, entre otras cuestiones, nos permiten matizar la visión dicotómica que en general se tiene de los obispos, dividiéndolos entre los que asumieron las reformas conciliares y aquellos que las rechazaron.

A continuación, ofrecemos una propuesta de lectura de los ocho artículos, dividida en tres bloques. La misma responde no sólo a la cuestión cronológica, sino también a su agrupación por ciertas problemáticas comunes que comparten los estudios. El primero de los bloques pone de relieve los procesos de centralización del cuerpo episcopal en el contexto en que la Iglesia argentina ganó presencia en el espacio público y extendió su influencia social y política. Lo inicia un trabajo biográfico de Susana Bianchi sobre el cardenal Santiago Copello, una de las máximas figuras del catolicismo de la primera mitad del siglo. Partiendo del análisis de su prolífica trayectoria eclesiástica, la autora revela el impulso que Copello dio a la reformulación de la función del obispo y a las instancias por uniformizar el recientemente ampliado cuerpo episcopal.

Con varios puntos de diálogo con el trabajo anterior, el de Lucía Santos Lepera analiza el proyecto episcopal del tercer obispo de la entonces única diócesis tucumana, Agustín Barrere (1930-1952). La investigación examina los alcances y resistencias que la centralización del poder episcopal tuvo en dicha diócesis, en el marco de implementación de las políticas vaticanas. El último artículo de este bloque es el de Rebeca Camaño Semprini. El mismo desentraña la actuación del primer obispo de Río Cuarto, Leopoldo Buteler, entre el golpe de Estado de 1943 y los inicios del gobierno peronista. En particular, se examina la manera en que el obispo otorgó un acompañamiento inmediato al gobierno militar, participando en distintos actos e instancias gubernamentales e influyendo en decisiones que beneficiaron a la Iglesia.

El segundo bloque está compuesto por dos trabajos que analizan las transformaciones institucionales y las prácticas eclesiásticas en el contexto conciliar y posconciliar. Alejo Reclusa estudia el rol desempeñado por Enrique Rau, primer obispo de la diócesis de Mar del Plata. En sintonía con las prescripciones vaticanas, el autor revela cómo el prelado logró impulsar un conjunto de reformas y fue eso lo que, a su vez, le dio la legitimidad para limitar o impedir otras prácticas inscriptas dentro de la renovación conciliar. Por su parte, Miguel Leone y Cristian Vázquez desarrollan las iniciativas pastorales que se implementaron en la diócesis de Formosa, a cargo de Marcelo Scozzina (1957-1978). Aquí también se visualizan las transformaciones legitimadas por el Concilio Vaticano II. El artículo centra su análisis en el surgimiento de la pastoral rural que en un primer momento se enfocó en el campesinado y posteriormente, tras los efectos de la represión, mutó su intervención a los “aborígenes”.

El último bloque está integrado por tres artículos y propone un acercamiento a dos exponentes claros del catolicismo renovador en los años ‘70, como fueron los obispos Jaime de Nevares de Neuquén y Enrique Angelelli de La Rioja, así como al funcionamiento del obispado militar. El estudio de Laura Mombello y María Andrea Nicoletti se ocupa de examinar la figura de Jaime de Nevares, primer obispo de la diócesis neuquina (1961-1995). Partiendo de la descripción del funeral del prelado, el texto describe cómo su figura se convirtió en “territorio de disputa”, al tiempo que muestra el modo en que éste puso en tensión la matriz identitaria propuesta por el Movimiento Popular Neuquino.

Por su parte, el artículo del historiador italiano Mirko Giancola examina la vida y la pastoral del obispo Angelelli, sus primeros años de actividad pastoral y los motivos que lo enfrentaron con los grupos de poder en su diócesis y con las autoridades militares. Giancola también reconstruye las distintas instancias judiciales que esclarecieron los hechos sobre su asesinato. Cierra este dossier un capítulo del libro de Ariel Lede y Lucas Bilbao. El mismo aborda las tensas relaciones que se dieron en la década del ’70 entre la jerarquía del Vicariato castrense y los obispos de Neuquén, La Rioja y San Nicolás, quienes habían asumido posturas “problemáticas”, según la calificación del obispado militar. Como contracara, se señala la colaboración y contribución de personal que los distintos obispados ofrecieron al Vicariato.

Estas contribuciones proponen una lectura renovada de la relación entre Iglesia Católica y política en la Argentina en el transcurso del siglo XX. El abordaje de los obispos y del repertorio de actividades desarrolladas en sus diócesis, permite conocer las prácticas eclesiásticas y los actores involucrados en diferentes períodos y regiones del país. Por ende, las/os autores dan cuenta de los matices de la institución eclesiástica y las transformaciones vividas en su interior. Pero también nos informan acerca de los variados perfiles y maneras de ser obispo. Con esta presentación, invitamos a leer este dossier.

Textos seleccionados para el dossier:

Bianchi, Susana (2011). Su eminencia reverendísima Santiago Luis Copello, arzobispo de Buenos Aires. Reconstrucción y crisis de la Iglesia católica argentina. Presentación en Jornada: Biografías e Historia. Tandil, 4 de noviembre de 2002.

Santos Lepera, Lucía (2017). Modelos en tensión: las disputas entre el obispo y los curas párrocos en torno a la centralización de la Iglesia católica en la década de 1930 (Tucumán, Argentina). Secuencia, 99, pp. 160-184.

Camaño Semprini, Rebeca (2019). El sueño de la “Nación católica”: el golpe de Estado de 1943 y la Iglesia argentina. Una mirada desde el obispado de Leopoldo Buteler (Río Cuarto, 1943-1946). HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local, 21 (11), pp. 133-172. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.15446/historelo.v11n21.73167.

Reclusa, Alejo (2013). Ante la imposibilidad de detener el cambio, cambiar. Enrique Rau y la renovación conciliar en Mar del Plata (1965-1971). Nuevos Mundos Mundos Nuevos. Recuperado de https://doi.org/10.4000/nuevomundo.65772.

Vázquez, Cristian y Leone, Miguel (2016). La pastoral rural en Formosa y el surgimiento de una pastoral aborigen (c.1960 – 1980). Itinerantes. Revista de Historia y Religión, 6, pp. 89-114.

Mombello, Laura y Nicoletti, María Andrea (2005). La figura del primer obispo de Neuqúen y la construcción de la identidad colectiva local. Ciencias Sociales y Religión. Ciências Sociais e Religião, 7, pp. 49-72.

Giancola, Mirko (2015). Un passato che non passa L’Argentina dinanzi al caso Angelelli. Diacronie. Studi di Storia Contemporanea, 24 (4), pp. 1-18. Recuperado de https://doi.org/10.4000/diacronie.3628.

Lede, Ariel y Bilbao, Lucas (2016). El Vicariato y los obispos diocesanos. En Lede, Ariel y Bilbao, Lucas, Profeta del Genocidio. El Vicariato castrense y los diarios del obispo Bonamín en la última dictadura (pp. 141-163). Buenos Aires: Sudamericana.

 

Bibliografía:

Bianchi, Susana (1997). La conformación de la Iglesia Católica como actor político-social: el Episcopado argentino (1860-1930). En Bianchi, Susana y Spinelli, María Estela (comps.) Actores, ideas y proyectos políticos en la Argentina contemporánea (pp. 17-48). Tandil: Instituto de Estudios Histórico-Sociales.

Bianchi, Susana (2001). Catolicismo y peronismo. Religión y política en la Argentina (1943-1955). Tandil: Prometeo/IEHS.

Bianchi, Susana (2002). La conformación de la Iglesia Católica como actor político-social. Los laicos en la institución eclesiástica: las organizaciones de élite. Anuario IEHS, 17, pp.143-161.

Bianchi, Susana (2005). La construcción de la Iglesia Católica argentina como actor político y social, 1930-1960. Prismas, Revista de historia intelectual, 9, pp. 155-164.

Bourdieu, Pierre y Saint-Martin, Monique ([1982]2009). La Sagrada Familia. el episcopado francés en el campo del poder. En Bourdieu, Pierre. La eficacia simbólica. Religión y política (pp. 91-197). Buenos Aires: Biblos.

Caimari, Lila (1995). Perón y la Iglesia Católica. Religión, Estado y sociedad en la Argentina (1943-1955). Buenos Aires: Ariel Historia.

de Imaz, José Luis (1964). La Iglesia. En de Imaz, José Luis Los que mandan (pp. 164-183). Buenos Aires: Eudeba.

Fabris, Mariano (2011). Iglesia y democracia: avatares de la jerarquía católica en la Argentina post autoritaria: 1983-1989. Rosario: Prohistoria.

Fabris, Mariano y Mauro, Diego (2020). De la cruz a la espada: Antonio Caggiano y la Iglesia argentina del siglo XX. PolHis. Revista Bibliográfica del Programa Interuniversitario de Historia Política, 24, pp. 29-63. Recuperado de http://polhis.com.ar/index.php/polhis/article/view/3.

Lida, Miranda (2013). Monseñor Miguel de Andrea. Obispo y hombre de mundo (1877-1960). Buenos Aires: Edhasa.

Lida, Miranda (2015). Historia del catolicismo en la Argentina. entre el siglo XIX y el XX. Buenos Aires: Siglo XX.

Lida, Miranda y Mauro, Diego (coords.) (2009). Catolicismo y sociedad de masas en Argentina, 1900-1950. Rosario, Prohistoria.

Mallimaci, Fortunato (1988). El catolicismo integral en la argentina (1930-1946). Buenos Aires: Biblos.

Zanatta, Loris (1996). Del Estado liberal a la Nación Católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

Zanatta, Loris (1999). Perón y el mito de la nación católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo, 1943-1946. Buenos Aires: Sudamericana.

 

[1] En este sentido, la historiografía argentina sobre el período tardocolonial y el siglo XIX -y especialmente autores como Valentina Ayrolo, María Elena Barral, Milagros Gallardo, Roberto Di Stefano, Ignacio Martínez y María Laura Mazzoni- ha indagado acerca de la reformulación del poder episcopal, la administración del gobierno eclesiástico, la articulación de los espacios locales con las diócesis o los vínculos que los nacientes Estados e Iglesia fueron trazando. Sobre algunas de estas temáticas para el siglo XIX sugerimos el dossier de María Laura Mazzoni y Consolación Fernández Mellén (2015) publicado en esta plataforma

[2] Igualmente interesa indicar que existe una amplia producción historiográfica, fundamentalmente apologética, sobre obispos y diócesis en Argentina. Entre ellos, destacamos los trabajos biográficos y autobiográficos de aquellos prelados con mayor presencia en los medios de comunicación y fluido diálogo con el campo político de las últimas décadas. Desde ámbitos laicos no académicos, también se han trazado minuciosas biografías o análisis político-religiosos de algunos obispos como Enrique Angelelli o Héctor Aguer.

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Dossier | La Reforma Universitaria de 1918 en su Centenario https://historiapolitica.com/dossiers/reforma-universitaria-de-1918-en-su-centenario/ Mon, 15 Apr 2019 19:06:12 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3898 ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier | La Reforma Universitaria de 1918 en su Centenario


 

Osvaldo Graciano (CONICET/ Universidad Nacional de Quilmes)

 

Entre todas las definiciones de la Reforma Universitaria de 1918, la que refiere a su carácter de rebelión de la juventud estudiantil contra la autoridad institucional e intelectual del profesorado fue la que expresó con mayor precisión su carácter iniciático. Esa condición de alzamiento de los estudiantes fue fundante del movimiento reformista en las universidades de Córdoba, La Plata y Buenos Aires y fue el punto de partida de los estudios sobre la Reforma, desde los provenientes de sus protagonistas como los debidos a la más reciente historiografía. Una revuelta que cuestionaba el orden de gobierno de las universidades y lo era a la vez contra la situación de la enseñanza de las profesiones y de la ciencia en ellas. Una rebelión que llevó también a los estudiantes a proponer un programa de transformación educativa del sistema universitario, definiendo un nuevo modelo para su funcionamiento académico y científico. Allí no se limitaban los propósitos del movimiento reformista: también implicó la voluntad de afirmación para los universitarios argentinos de identidad cultural y fraternidad americanista y antiimperialista y la definición de una “misión” intelectual a cumplir en la sociedad de compromiso con el “Pueblo”. La irrupción del movimiento de estudiantes como actor político en la vida pública nacional resultó una de las dimensiones más significativas de su práctica colectiva.[1]

El reformismo impuso su programa en los nuevos estatutos universitarios promulgados en las universidades, que establecieron la participación de los estudiantes y de los diplomados en su gobierno, la renovación de su profesorado y la modernización científica de su enseñanza. Contó para ello con el apoyo del presidente Radical Hipólito Yrigoyen, quien además garantizó la posibilidad de extensión nacional del movimiento reformista al concretar otro de sus reclamos, la nacionalización de las universidades del Litoral en 1919 y de la de Tucumán en 1921. La democratización y expansión del sistema universitario que el gobierno Radical auspició conllevó el desplazamiento de la dirección y de la cátedra de los intelectuales de las clases dominantes oligárquicas y la conformación de un profesorado proveniente de las clases medias. Un remozado sistema universitario emergió en la primera democracia política argentina de la década de 1920, resultado de la Reforma. Los cambios institucionales reformistas se expresarían en un mayor pluralismo teórico e ideológico en la cátedra y los consejos académicos cobraron mayor dinamismo de debate de las propuestas educativas con la presencia de los delegados de los estudiantes. La implementación de la extensión universitaria como una instancia institucionalizada en las universidades produjo una vinculación más activa del profesorado y del movimiento estudiantil con la sociedad. Las intervenciones políticas del reformismo universitario, con sus campañas anticlericales, antimilitaristas, antiimperialistas y en defensa de la edificación de una democracia liberal y social y la unidad latinoamericana, fueron un capítulo significativo de su historia.[2]

Protagonizado por quienes se formaban como los futuros intelectuales de la sociedad, el movimiento de la reforma produjo tempranamente la reconstrucción de su historia y compendió su ideario universitario y social. Una labor cuya autoría se debió a sus protagonistas y que pretendió construir la biblioteca del reformismo. Ese sería el propósito de los dirigentes Julio V. González y Gabriel del Mazo, quienes editaron las obras más tempranas de la Reforma Universitaria, brindándole al reformismo una interpretación histórica, sociológica y, no menos importante, una dirección político-ideológica para su actuación.[3] Si expresaron también una tarea intelectual defensiva frente a los críticos y detractores del reformismo, el explícito propósito de sus escritos fue brindar al movimiento un programa de acción académico y gremial para su actuación en la universidad y una dirección ideológica para su intervención en la vida democrática argentina de la década de 1920. González con sus ensayos historiográficos y del Mazo con sus compilaciones documentales, no se encontraban solos en esa labor de escritura y edición por forjar la interpretación histórica y política reformista de los acontecimientos estudiantiles del ’18. Su tarea fue esencialmente colectiva, compartida por otros dirigentes estudiantiles, quienes en conferencias y discursos y desde los periódicos de sus federaciones como el Boletín de la Federación Universitaria Argentina, La Gaceta Universitaria (FUC), Renovación (FULP) y el Boletin de la Federación Universitaria de Buenos Aires, expusieron los fines gremiales y políticos del reformismo. De ese modo la biblioteca historiográfica y programática del reformismo tomó forma y quedó constituida a fines de la década de 1920, integrada esencialmente por las iniciativas intelectuales de Julio V. González y Gabriel del Mazo, obras que no dejaban también de presentar diferencias ideológicas. A su favor o en su contra se desplegarían en los años siguientes, las interpretaciones de otros reformistas del ’18.

Con relación a la bibliografía que se encuentra en el horizonte presente de los estudios sobre la Reforma Universitaria y que proyectan su influencia sobre nuestra tarea historiográfica, deben indicarse aquellos cuya finalidad fue la de definir el carácter histórico-sociológico de las protestas de los estudiantes del ’18 y se orientaron a reconstruir la experiencia del movimiento de estudiantes durante el siglo XX. En muchos de ellos no dejó de reflejarse la influencia de las rebeliones estudiantiles ocurridas en el mundo de los años ‘60. Aquí son fundamentales destacar las investigaciones de Richard Walter Student Politics in Argentina: The University Reform and Its Effects, 1918-1964 de 1968 y de Jorge Graciarena Clases medias y movimiento estudiantil. El Reformismo Argentino: 1918-1966, de 1971. Junto a ellas se destaca el libro de Juan Carlos Portantiero Estudiantes y política en América latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938, editado en 1978 en un nuevo aniversario de la Reforma, pero versión profundamente modificada del libro Studenti e rivoluzione nell` América Latina. Dalla “Reforma Universitaria” del 1918 a Fidel Castro, publicado en 1971 en Italia. Debemos el redescubrimiento de esta obra de Portantiero y las posibilidades que el mismo abre a un análisis contextualizado de su estudio del reformismo universitario, a la rigurosa tarea de investigación de Adrián Celentano y Natalia Bustelo.[4]

En la década de 1990 el esfuerzo sostenido de los historiadores Hugo Biagini con libros y ensayos como La Universidad de La Plata y el movimiento estudiantil. Desde sus orígenes hasta 1930 (1999) y La Reforma Universitaria. Antecedentes y consecuentes (2000), de María Calderari y Patricia Funes con Algunas proposiciones sobre la reforma universitaria (1996) y Escenas Reformistas. La Reforma Universitaria, 1918-1930 (1997) y finalmente de Pablo Buchbinder con su Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires (1997), El movimiento reformista de 1918: una perspectiva desde la historia interna de la Universidad de Buenos Aires (2000) y ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918 (2008), se produjo una apertura a la indagación de dimensiones escasamente estudiadas hasta ese momento de la experiencia reformista. La influencia de estas investigaciones fue notoria en la constitución de una agenda de estudios de las cuestiones científico-educativas y de las prácticas gremiales, intelectuales y políticas que promovió la Reforma, renovada y enriquecida hasta el presente. Numerosos especialistas conforman este campo de investigación, que ha dado lugar a singulares contribuciones científicas bajo la forma de tesis doctorales. Entre estas obras también se destacan las que concentraron su atención analítica en la historia política del movimiento estudiantil, como la compilada por Pablo Buchbinder, Juan Sebastián Califa y Mariano Millán Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973 y publicada en 2010 (obra de la que se publica en este dossier el trabajo de Califa), la de Mariano Millán en Universidad, política y movimiento estudiantil en Argentina (entre la “Revolución Libertadora” y la democracia del ’83) y el libro de Nicolás Dip Libros y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la UBA (1966-1974) de 2017. Estas obras nos acercan una reconstrucción de las protestas estudiantiles y de sus procesos de cambios ideológicos en el siglo XX: entre el peronismo del ‘45 y el del ’73, entre el golpe de Estado militar de 1943, el de 1955 y el que inició la dictadura militar de 1976. Las obras hasta aquí citadas no son las únicas que reconstruyen el movimiento y el proceso de la Reforma Universitaria, pero sí son las más representativas para dar cuenta de sus enfoques de abordaje y por su contribución a su conocimiento histórico.

El centenario de la Reforma fue un gran motivo no sólo para eventos académicos que lo tomaron como objeto de estudio, sino también para nuevas ediciones de libros, promovidas algunas por las universidades públicas nacionales, por instituciones científicas y otras por sus especialistas. La obra colectiva Dimensiones del reformismo universitario publicada por la Universidad Nacional de Rosario bajo la dirección de Natacha Bacolla, Alejandro Eujanián y Diego Mauro, el libro El pensamiento americanista en tiempos de la Reforma Universitaria. Ricardo Rojas- Ángel Guido, coordinado por Ramón Gutiérrez del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (CEDODAL, integrante de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura) así como los publicados por Hugo Biagini La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente y Natalia Bustelo Todo lo que necesitas saber sobre la Reforma Universitaria, representan un estado actualizado del conocimiento sobre el reformismo y el movimiento estudiantil. Estos nuevos textos nos muestran una renovación de abordajes sobre la Reforma Universitaria y revelan la constitución de un complejo y dinámico campo de estudios sobre esta experiencia cultural y política.

Los trabajos reunidos en este dossier también expresan en su conjunto, la renovación de estudios sobre la Reforma Universitaria producidos por la historiografía reciente. Historiadores especializados en el análisis del sistema universitario nacional y del movimiento estudiantil, sus autores desarrollan en estas investigaciones nuevas evaluaciones de las prácticas intelectuales, políticas y gremiales así como de la sociabilidad cultural a las que el reformismo universitario del ’18 dio formas y contenidos a lo largo de gran parte del siglo XX. El artículo de Pablo Buchbinder abre el dossier con una caracterización histórica de la emergencia de las protestas estudiantiles, del proceso académico y político que llevó a la implantación de la reforma en las universidades de Córdoba, Buenos Aires y La Plata y formula una evaluación de la proyección latinoamericana del movimiento. Su análisis posibilita también reflexionar sobre el ideal de la universidad reformista, que demandaba de la comunidad académica y del movimiento estudiantil el compromiso de la ciencia con la resolución de los problemas de la sociedad. En tanto, el artículo de Luciana Carreño se sitúa en la reconstrucción de las nuevas experiencias de identidad y de sociabilidad promovidas por sectores del movimiento estudiantil y por jóvenes graduados y profesores en la Universidad de Buenos Aires, a partir de la influencia del reformismo. En su estudio Carreño reconstruye sus propuestas para promover entre los estudiantes porteños nuevas formas de acción y conductas sociales, las que en su conjunto delineaban una remozada sociabilidad estudiantil universitaria para su actuación dentro y fuera de la universidad. A partir de la indagación de un segmento significativo del periodismo gremial y cultural estudiantil del reformismo de izquierda, la autora muestra cómo esas propuestas perfilaron el imaginario de una nueva figura social del estudiante universitario. Las nuevas prácticas, conductas y modos de ser de la identidad del estudiante debían reemplazar a las dominantes hasta ese momento en la Universidad porteña. Al colocar su atención en el análisis de la sociabilidad estudiantil en el discurso reformista y evaluar los cambios alcanzados, la investigación de Carreño hecha luz sobre dimensiones de la experiencia reformista y de la vida social universitaria escasamente estudiados para este período.

El artículo de mi autoría analiza el despliegue de las prácticas culturales desplegadas por el reformismo en la ciudad de La Plata bajo el magisterio del filósofo Alejandro Korn. En sus páginas se investigan las iniciativas editoriales y artísticas que  estudiantes y profesores desarrollaron sustentados en el programa reformista y en el pensamiento filosófico delineado por Korn, con su singular síntesis de espiritualismo e idealismo. Esa síntesis de ideas reformistas y filosofía promovió innovadoras prácticas intelectuales en sus miembros para su acción en la vida cultural de la ciudad primero y en la vida política del país después, pero cuya concreción se sustentó fundamentalmente en el ejercicio de un magisterio socrático por parte de Korn. Las particulares características sociales, políticas y culturales de la ciudad fueron sin dudas una condición de la proyección intelectual colectiva en la vida urbana platense de este grupo universitario, que en el período estudiado pasó de la actuación cultural a la política partidaria en el socialismo.

En su artículo César Tcach lleva adelante el análisis de la dimensión ideológica y política de la Reforma Universitaria. Para el autor las protestas estudiantiles del ‘18 dieron lugar a la emergencia de un movimiento  social  y cultural de voluntad contrahegemónica: anticlericalismo, latinoamericanismo antiimperialista,  defensa de la democracia liberal y de la reforma social fueron constitutivos de su universo ideológico y se expresaron en su acción pública y política. A partir de un preciso estudio historiográfico cuyo foco de atención es la Universidad de Córdoba y las singulares características de la cultura y la política de la sociedad cordobesa en el período 1918-1946, su autor reconstruye las posiciones del movimiento reformista en sus contiendas universitarias, culturales e ideológicas y la participación política de un sector de sus intelectuales (entre los que se destacó Deodoro Roca) en el Partido Socialista. La sugerente hipótesis sobre la condición de movimiento social y cultural del reformismo se encuentra en el centro explicativo del artículo, que le permite a su autor analizar y comprender la capacidad de intervención y disputa en la vida cultural y política provincial y nacional del movimiento estudiantil y de sus intelectuales en el período de estudio delimitado. La emergencia del Peronismo y las consecuencias de su política universitaria serán factores que explicarán su fin como movimiento social. No sería menor entre esos factores, la reconfiguración profunda de la sociedad y de la política argentinas que implicó la experiencia peronista, cuyo dato fundamental fue la adhesión del movimiento obrero a esa nueva fuerza política nacional.

Las investigaciones de Juan Sebastián Califa y Nayla Pis Diez profundizan la reconstrucción de la actuación política del reformismo estudiantil, focalizando su atención en los años del Peronismo. En sus trabajos Califa y Pis Diez despliegan un análisis de las posiciones político-ideológicas de las organizaciones de estudiantes de las Universidades de Buenos Aires y de La Plata respectivamente, con particular atención por situarlas y comprenderlas con relación a las condiciones del proceso histórico que llevaron al país a vivir una novedosa y revulsiva experiencia político-cultural como la que inauguró el Peronismo. En ambos estudios la oposición reformista al nuevo movimiento político y a su proyecto de universidad, se explican a partir del análisis de la situación internacional de los años ’30 y ’40, marcada a fuego por el fascismo europeo y la guerra mundial, así como por el contexto nacional, dominado por un régimen militar autoritario, nacionalista y católico. La identidad democrático-antifascista del movimiento reformista, las medidas de los gobiernos militares frente a las universidades, el ascenso político de Perón y en particular su política universitaria y sus acciones frente a los estudiantes, son las cuestiones analizadas por los autores para situar y evaluar las posiciones del reformismo estudiantil en este período. Con las investigaciones de Pis Diez y Califa disponemos de una historia del movimiento reformista en las universidades de Buenos Aires y de La Plata bajo la gestión del primer Peronismo. Ellas nos brindan así una reconstrucción historiográfica de la complejidad de la vida universitaria en los años 1946-1955, marcada por un nuevo modelo de funcionamiento académico–institucional de las casas de altos estudios y el fin de su autonomía, la gran expansión de su matrícula y los ensayos de formación política de los estudiantes. Una complejidad de abordaje que se acentúa para el historiador cuando se inscribe esa realidad universitaria y la del movimiento de estudiantes, en una sociedad que vivía la experiencia de una democracia social obrera y las consecuencias de la instauración del sufragio femenino.

En conclusión, los trabajos que componen este dossier buscan ofrecer una serie de reconstrucciones historiográficas sobre diversas dimensiones del movimiento de la Reforma Universitaria en su despliegue académico-cultural, gremial y político-ideológico durante la primera mitad del siglo XX. El saber historiográfico que disponemos de la Reforma en su centenario, posibilita pensar las complejas significaciones político-culturales que tuvo esta experiencia para el movimiento estudiantil y para la comunidad académica que hizo propio su ideario de nueva universidad. Un ideal de universidad tramado por valores democráticos e igualitaristas para construir, con el instrumento de la ciencia, una sociedad democrática. Las investigaciones de este dossier también permiten evaluar el curso histórico seguido por el reformismo en algunas de las coyunturas políticas del siglo XX, y si estuvo en ellas a la altura de realizar su programa educativo en las universidades públicas y de cumplir las funciones culturales, sociales y políticas para contribuir a la construcción de una sociedad democrática.

 

Textos seleccionados para el dossier

Buchbinder, Pablo (2018). Pensar la Reforma Universitaria cien años después.Revista Iberoamericana de Educación Superior (RIES), México, UNAM-IISUE/ Universia, vol. IX, 25, pp. 86-95. Recuperado de http:// dx.doi.org/1022201/ iisue.2007.2872e.2019.25.343

 

Carreño, Luciana (2017). Pobrecitos jovencitos sin sexo y sin seso. Formas y modelos de vida estudiantil bajo la crítica de los reformistas de izquierdas en la Universidad de Buenos Aires (1917-1921). Izquierdas. Una mirada histórica desde América Latina, 32, pp. 79-106. Recuperado de  http://www.izquierdas.cl/images/pdf/2017/n32/5.Carreno.pdf

 

Graciano, Osvaldo (2017). La filosofía en la ciudad: Alejandro Korn y las experiencias culturales del Grupo Renovación en una capital de provincia. Izquierdas. Una mirada histórica desde América Latina, 34, pp. 150-178. Recuperado de http://www.izquierdas.cl/images/pdf/2017/n34/art7.pdf

 

Tcach, César (2012). Movimiento estudiantil e intelectualidad reformista en Argentina (1918-1946). Cuadernos de Historia, 37, pp. 131-157. Recuperado de https://cuadernosdehistoria.uchile.cl/index.php/CDH/article/view/29975/31749

 

Califa, Juan Sebastián (2010). La militancia estudiantil en la Universidad de Buenos Aires entre golpe y golpe, 1943-1955. En Buchbinder, Pablo, Califa, Juan S. y Millán, Mariano (compiladores) Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973 (31-79).  Buenos Aires: Final Abierto.

 

Pis Diez, Nayla (2018). Peronismo, universidad y oposición reformista. El caso de la ciudad de La Plata / ciudad Eva Perón (1943-1955). Estudios Sociales, 54, pp. 67-91.

 

 

Bibliografía

 Bacolla, Natacha, Eujanián Alejandro y Mauro, Diego (Directores) (2018). Dimensiones del reformismo universitario. Rosario: HyA ediciones/ Universidad Nacional de Rosario.

Biagini, Hugo (Compilador) (1999). La Universidad de La Plata y el movimiento estudiantil. Desde sus orígenes hasta 1930. La Plata: UNLP.

Biagini, Hugo (2000). La Reforma Universitaria. Antecedentes y consecuentes. Buenos Aires: Leviatán.

Biagini, Hugo (2018). La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente. Buenos Aires: Editorial Octubre.

Buchbinder, Pablo (1997). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires: Eudeba.

Buchbinder, Pablo (2000). El movimiento reformista de 1918: una perspectiva desde la historia interna de la Universidad de Buenos Aires. Estudios Sociales, 19, pp. 37-63.

Buchbinder, Pablo (2008). ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918. Buenos Aires: Sudamericana.

Buchbinder, Pablo, Califa, Juan Sebastián y Millán, Mariano (Compiladores) (2010). Apuntes sobre la formación del movimiento estudiantil argentino, 1943-1973. Buenos Aires: Final Abierto.

Bustelo, Natalia (2018). Todo lo que necesitas saber sobre la Reforma Universitaria. Buenos Aires: Paidós.

Caldelari, María y Funes, Patricia (1996). Algunas proposiciones sobre la reforma universitaria, en Taller, Revista de sociedad, cultura y política, vol. 1, nº 2, pp. 87-99.

Caldelari, María y Funes, Patricia (1997). Escenas Reformistas. La Reforma Universitaria, 1918-1930. Buenos Aires: Eudeba.

Celentano, Adrián y Bustelo, Natalia (2012). Presentación de Estudiantes y populismo de Juan Carlos Portantiero. Los trabajos y los días, 3, pp. 87-93. Recuperado de https://revistas.unlp.edu.ar/LosTrabajosYLosDias/article/view/5751

Dip, Nicolás (2017). Libros y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la UBA (1966-1974). Rosario: Prohistoria.

Graciarena, Jorge (1971). Clases medias y movimiento estudiantil. El Reformismo Argentino: 1918-1966. Revista Mexicana de Sociología, UNAM, volumen 33, nº 1, pp. 61 -100.

Graciano, Osvaldo (2008). Entre la torre de marfil y el compromiso político. Intelectuales de izquierda en Argentina, 1918–1955. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.

Gutiérrez, Ramón (coordinador) (2018). El pensamiento americanista en tiempos de la Reforma Universitaria. Ricardo Rojas – Ángel Guido. Buenos Aires: Cedodal.

Millán, Mariano (compilador) (2014). Universidad, política y movimiento estudiantil en Argentina (entre la “Revolución Libertadora” y la democracia del ’83). Buenos Aires: Final Abierto.

Portantiero, Juan Carlos (1978). Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938. México: Siglo Veintiuno.

Walter, Richard (1968). Student Politics in Argentina: The University Reform and Its Effects, 1918-1964. New York: Basic books.

 

[1] Portantiero, Juan Carlos (1978). Estudiantes y política en América Latina. El proceso de la Reforma Universitaria, 1918-1938. México: Siglo Veintiuno.

[2] Buchbinder, Pablo (2008). ¿Revolución en los claustros? La Reforma Universitaria de 1918. Buenos Aires: Sudamericana. Biagini, Hugo (2018). La Reforma Universitaria y Nuestra América. A cien años de la revuelta estudiantil que sacudió al continente. Buenos Aires: Editorial Octubre.

[3]González, Julio V. (1922). La revolución universitaria, 1918-1919. Buenos Aires: Cooperativa editorial Nosotros y del mismo (1927). La Reforma Universitaria. Buenos Aires: Sagitario; Del Mazo, Gabriel (compilador) (1926). La Reforma Universitaria. Buenos Aires: Talleres Gráficos Ferrari Hnos.

[4] Celentano, Adrián y Bustelo, Natalia (2012). Presentación de Estudiantes y populismo de Juan Carlos Portantiero. Los trabajos y los días, 3, pp. 87-93.  Recuperado de https://revistas.unlp.edu.ar/LosTrabajosYLosDias/article/view/5751

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Dossier. Marxismos latinoamericanos (siglo XX) https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-marxismos-latinoamericanos-siglo-xx/ Fri, 13 Jul 2018 12:54:37 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3813 ISSN sección Dossier 2618-415x

Dossier. Marxismos latinoamericanos (siglo XX)

 

Marcelo Starcenbaum (IdIHCS-UNLP/CONICET)

 

Desde hace ya algunos años los marxismos latinoamericanos vienen ocupando un espacio cada vez más significativo dentro de los estudios de historia intelectual e historia de las izquierdas. Apuntalado fundamentalmente por trabajos desarrollados en universidades latinoamericanas, pero también por otros realizados en el marco de la academia estadounidense, este campo de estudios demuestra actualmente una vitalidad que se expresa en la multiplicación de libros y dossiers temáticos, en el desarrollo de proyectos de investigación individuales y colectivos, y en la realización de reuniones y coloquios internacionales.

Este renovado interés por la historia de los marxismos latinoamericanos se inscribe en una sucesión de momentos en los cuales dichas tradiciones se volvieron igualmente objeto de indagación. Como afirma Horacio Tarcus, esta nueva camada de investigaciones tiene como antecedentes los trabajos que en la década de 1970 repusieron las tradiciones del marxismo en su diversidad y los que en la década de 1980 se abocaron al estudio de la densidad teórica y política de los marxismos latinoamericanos.[1] Por un lado, estas nuevas investigaciones profundizan el proceso de distanciamiento del objeto, lo cual habilita una perspectiva de análisis crítica, pero no mediada por la ligazón entre la historia de los marxismos y las vicisitudes políticas de la izquierda contemporánea. Por el otro, presentan como novedad el descentramiento de los problemas y las figuras analizadas, lo que legitima el estudio de cualquier objeto que se cruce de un modo u otro con el corpus marxista, y el relativo abandono de una perspectiva continental, lo cual redunda en la multiplicación de miradas sobre las formaciones nacionales del marxismo.

Ahora bien, no puede dejar de señalarse que todo lo que estos estudios entrañan de novedoso también redunda en un conjunto de problemas de índole analítica. El descentramiento en cuanto a las figuras y la particularización en cuanto a lo regional se han realizado sobre un sustrato en el que aún opera la idea de un marxismo latinoamericano. En ese sentido, “marxismo latinoamericano” sigue constituyendo un esquema interpretativo tan abarcativo como problemático. Como han señalado Omar Acha y Debora D’Antonio, se trata de una noción que ha sido insuficientemente explorada en el campo de la historia intelectual y la historia de las izquierdas en América Latina.[2]

Al respecto, la mención en plural de los marxismos latinoamericanos parece indicar un camino por el que sortear al menos alguna de sus limitaciones. Junto a esta dimensional categorial, cabe señalar también la especificidad de los marxismos latinoamericanos como un objeto político e intelectual sometido a múltiples condicionamientos. El carácter transnacional del marxismo nos ha legado un objeto que se resiste a indagaciones simples y explicaciones unicausales. Como advierten Elvira Concheiro y Jaime Ortega Reyna, hacer la historia de los marxismos latinoamericanos implica la atención simultánea a fenómenos de carácter internacional, procesos de alcance continental y particularidades netamente regionales.[3]

Destaquemos por último que el estudio de los marxismos latinoamericanos se realiza en la actualidad a través de múltiples perspectivas de análisis. Una de las indagaciones que se ha relevado productiva es la de los estudios de recepción, los cuales buscan delimitar los procesos complejos a través de los cuales un espacio nacional recibió y resignificó la obra de un autor o una corriente marxista originada en un contexto distinto al de su recepción. Otra línea de trabajo es la investigación sobre las culturas políticas desplegadas a partir de las tradiciones marxistas, lo cual implica una mirada atenta a las obras y los autores, pero también a los espacios y las instituciones. Por otro lado, un conjunto cada vez más significativo de investigaciones están dando cuenta de la dimensión editorial del desarrollo del marxismo, lo que ha llevado a profundizar en los distintos procesos implicados en la creación y difusión de materiales impresos en el seno de las izquierdas. Finalmente, el espacio de las revistas a través de las cuales se desarrollaron las tradiciones marxistas en América Latina constituye otro objeto relevante, que ha iluminado fundamentalmente los agrupamientos intelectuales que generaron intervenciones específicas en el campo de las izquierdas.

En este sentido, resulta de gran dificultad la delimitación de un conjunto de trabajos que de cuenta de esta multiplicidad. Por ello, hemos optado por reproducir una serie de investigaciones que analizan los diversos marxismos latinoamericanos desde un ángulo que articula de manera productiva las variables analíticas de la historia intelectual y la historia de las izquierdas. Al poner el énfasis en la dimensión intelectual de la cultura de las izquierdas, queremos resaltar una franja de análisis que da cuenta de los factores políticos y culturales de las formaciones continentales del marxismo, pero que reserva un lugar privilegiado a los problemas de índole teórica. Si bien la presente selección no agota las múltiples iniciativas investigativas actuales, creemos que puede ser representativa de un modo particular de intervenir en el campo de estudios sobre los marxismos latinoamericanos.

En el texto que abre el dossier, Bruno Bosteels proporciona un suplemento a la indagación abierta por José Aricó alrededor de la relación entre Marx y América Latina. En la senda del marxista cordobés, y retomando las críticas realizadas a dicha interpretación por Álvaro García Linera, Bosteels pone en evidencia otra dimensión de la relación, la del desencuentro del pensamiento crítico latinoamericano con la obra del fundador del marxismo. Este ejercicio, que es realizado a través de la figura de José Martí, permite tanto una complejización de la relación entre teoría marxista y realidad latinoamericana como una apertura de dicho problema a la estructura del capitalismo en su fase global.

Por su parte, Martín Cortés lleva a cabo una evaluación en conjunto de la obra de Aricó a los fines de calibrar su especificidad en el marco del marxismo latinoamericano contemporáneo. Al respecto, Cortés caracteriza la intervención de Aricó como un pensamiento sobre la realidad latinoamericana que mantiene una perspectiva crítica sin renunciar a la especificidad de la región. El trabajo propone al problema de la traducción como un eje que permite dar cuenta de este esfuerzo por mantener unidas la problemática teórica marxista y la singularidad histórica y política de América Latina.

Por un camino similar al de Cortés se interna el análisis realizado por Guillermo Ricca. También centrado en la figura de Aricó, Ricca aborda los problemas de su obra desde una perspectiva amplia en la que se cruzan el eurocentrismo de Marx y la crisis del marxismo. De este modo, la intervención de Aricó es ubicada en el espacio de lecturas de Marx interesadas en dar cuenta de sus tensiones y silencios, sobre todo en las cuestiones relativas a la práctica política. En este mismo sentido, Ricca abre el campo de las recepciones posibles de Marx y pone a la obra de Aricó en diálogo con otras, como la del subalternismo indio, a los fines de constatar su potencialidad para un pensamiento sobre la historia política del sujeto subalterno.

El texto de Diego Giller constituye un acercamiento a la obra del marxista boliviano René Zavaleta Mercado realizado a propósito del aniversario de uno de sus trabajos más destacados, Lo nacional-popular en Bolivia. Dado el carácter póstumo e incompleto de este trabajo, Giller propone un conjunto de aproximaciones posibles, entre las que se destaca el rol de Zavaleta Mercado como historiador de lo político. Es decir, que en la obra del marxista boliviano estaría representada una de las formas más originales y potentes de dar cuenta de los procesos históricos de articulación entre el Estado y la sociedad civil. Puede decirse que subyace la idea de que, si bien realizada para el caso boliviano, esta indagación constituye un punto de partida insoslayable para una interpretación marxista de la historia latinoamericana.

La obra de Zavaleta Mercado también es abordada en el trabajo de Anne Freeland. En su caso, la indagación se dirige a las particularidades del giro gramsciano desarrollado por una porción significativa de los intelectuales marxistas latinoamericanos entre las décadas de 1970 y 1990. Propone entonces una reconstrucción de los ejercicios teóricos emprendidos por marxistas latinoamericanos en pos de articular el proyecto socialista con las estructuras institucionales del Estado liberal. Sobre un marco de lectura de Gramsci compartido por estos intelectuales, el trabajo de Freeland se detiene en las particularidades de la recepción en las obras del brasileño Carlos Nelson Coutinho, el boliviano René Zavaleta Mercado y los argentinos Juan Carlos Portantiero y José Aricó.

El texto de Jaime Ortega Reyna nos ubica en otras coordenadas regionales y teóricas. Consiste en un análisis del problema del valor de uso en la obra del marxista ecuatoriano Bolívar Echeverría. Para ello, la reconstrucción se realiza en dos planos, el del propio trabajo de Echeverría y del marxismo contemporáneo. De esta manera, la forma particular que adquiere el problema del valor de uso en la obra del ecuatoriano es enriquecida por una visión panorámica del tratamiento de dicha cuestión en el universo teórico del marxismo. A lo largo de su repaso, Ortega Reyna demuestra que la obra de Echeverría se orienta fundamentalmente al problema de la reproducción social-natural de la vida humana y que dicha perspectiva permite análisis productivos de cuestiones tales como el trabajo, la producción, la circulación y el consumo.

En una línea de investigación similar se ubica el trabajo de Víctor Hugo Pacheco Chávez. También sobre Echeverría, se orienta a delimitar las formas que adquiere en su obra una teoría crítica de la cultura. En este marco, la indagación se realiza principalmente sobre el tratamiento al que somete el marxista ecuatoriano la relación entre barroco y capitalismo. Al igual que Reyna, se remite a los lugares del valor de uso en el marxismo contemporáneo para comprender la especificidad de la obra de Echeverría, Pacheco Chávez se aproxima al tratamiento del barroco en el siglo XX a los fines de delimitar su singularidad en la producción de Echeverría sobre esta temática. De esta manera, gira alrededor de la hipótesis de que en Echeverría el barroco es abordado principalmente en términos de resistencia a la lógica de acumulación del capital.

Finalmente, el trabajo de Susana Draper nos permite conocer aspectos diferenciados de los artículos precedentes. Por un lado, porque trabaja sobre las obras de filósofas marxistas mujeres. Por el otro, porque elige una perspectiva que pone en diálogo producciones realizadas tanto en el norte como en el sur de América. Del cruce entre estas dos dimensiones se deriva un análisis de trabajos en los que se condensan imaginarios revolucionarios que desafían los esquemas políticos estado-céntricos y las tendencias economicistas y desarrollistas del marxismo heteropatriarcal. De este modo, Draper revisita un conjunto de obras de marxistas norteamericanas y latinoamericanas con el objetivo de delimitar un lenguaje político común que expresa en un sentido novedoso los impulsos de transformación social.

 

Textos seleccionados para el dossier

Bosteels, Bruno (2009). Marx y Martí: lógicas del desencuentro. Nómadas, 31, pp. 63-73.

Cortés, Martín (2010). La traducción como búsqueda de un marxismo latinoamericano: la trayectoria intelectual de José Aricó. A Contracorriente, 7 (3), pp. 145-157.

Ricca, Guillermo (2013). Marx después de Marx: eurocentrismo, crítica y política en José Aricó. Utopía y Praxis Latinoamericana, 61, pp. 71-87.

Giller, Diego (2017). René Zavaleta, historiador de lo político. Seis propuestas para leer Lo nacional-popular en Bolivia. Trabajos y Comunicaciones, 46, pp. 1-16.

Freeland, Anne (2014). The Gramscian Turn: Readings from Brazil, Argentina and Bolivia. A Contracorriente, 11 (2), pp. 278-301.

Ortega Reyna, Jaime (2012). El valor de uso en el marxismo de Bolívar Echeverría. En David  Gómez Arredondo y Jaime Ortega Reyna, Pensamiento filosófico nuestroamericano (pp. 17-40). México D.F.: UNAM.

Pacheco Chávez, Víctor Hugo (2014). Bolívar Echeverría, ethos barroco y destrucción de la riqueza. Youkali, 16, pp. 70-79.

Draper, Susana (2017). Para imaginar revoluciones del día después: mujeres marxistas y filosofías de la transformación. Escrituras Americanas, 2 (2), pp. 172-195.

 

[1] Tarcus, Horacio (2016). Para un programa de estudios sobre los marxismos latinoamericanos, Memoria, 257, pp. 62-73.

[2] Acha, Omar y D’Antonio, Debora (2010). Cartografía y perspectivas del “marxismo latinoamericano”. A Contracorriente, 7 (2), pp. 210-256.

[3] Concheiro, Elvira y Ortega Reyna (2017). Debatir los diversos marxismos latinoamericanos. Cuadernos del Pensamiento Crítico Latinoamericano, 49, pp. 1-3.

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Dossier. Argentina y América Latina en la historia política trasnacional https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-argentina-y-america-latina-en-la-historia-politica-trasnacional/ Thu, 25 Jan 2018 00:56:33 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3707 Dossier. Argentina y América Latina en la historia política trasnacional

 

José Antonio Sánchez Román (Universidad Complutense de Madrid, España)

 

Presentación

Aunque es difícil de precisar, desde la década de 1990 se expandieron los trabajos históricos que afirmaban ofrecer una mirada “global” o “transnacional”. Se ha querido ver en este giro global de la historiografía una correspondencia o un reflejo del comienzo de un período histórico denominado globalización. La nueva forma de historiografía incluso tendría un compromiso cívico implícito. Mientras que el surgimiento y consolidación de la historiografía como disciplina académica moderna se suele asociar a la construcción de los estados nacionales en el siglo XIX y por tanto como una enseñanza que contribuyó a formar ciudadanos, la nueva historiografía global o transnacional, o así lo entendían sus practicantes más optimistas, debiera contribuir a construir nuevos ciudadanos cosmopolitas, preparados para los desafíos de sociedades más multiculturales.

Sin embargo, a pesar de que la etiqueta global o transnacional ya lleva con nosotros más de dos décadas, sigue siendo difícil precisar qué es exactamente historia global o transnacional. En realidad, quizás más que de éstas, se podría hablar de un giro global en la historiografía (y si fuéramos más pesimistas de una moda o un lenguaje). La historia global nunca fue un proyecto coherente. Y era difícil que lo fuera. En primer lugar estuvo en discusión si la historia global era la historia de la globalización o si se podría aplicar la perspectiva global a periodos históricos previos a la globalización. En segundo lugar, ¿la historia global tenía que abarcar todo el planeta o era un tipo de mirada sobre una sección particular del mundo?[1] Dificultades similares surgían en el caso de la historia transnacional ¿era posible hablar de ésta para períodos históricos previos a la construcción de las naciones?

Algunos autores han acusado a las nuevas formas de hacer historia de cierta teleología, de asumir el proceso globalizador como irreversible. El problema quizás es el propio concepto de globalización, que en principio se entendió como un proceso de convergencia e integración económica, pero que se ha extendido a otros campos desde la política a lo cultural. Sin embargo, la palabra globalización, sobre todo en sus acepciones más amplias, resulta demasiado vaga y se ha abusado notablemente de ella. A cada proceso de convergencia e integración en los tiempos recientes es posible oponer otros procesos de desintegración y divergencia. Si la globalización significa la erosión de las fronteras y la pérdida de fuerza de la territorialidad, no es difícil encontrar ejemplos en los años recientes de multiplicación de fronteras y reforzamiento del poder territorial.

A pesar de estas dificultades, los historiadores que abordan sus estudios desde las perspectivas transnacional o global insisten razonablemente en que muchos problemas que resultan centrales en nuestro trabajo no pueden ser abordados tomando como marco de estudio el de los estados nacionales. Ejemplos evidentes son los casos de la historia de las migraciones o de los problemas medioambientales, terrenos en los que obviamente ya se practicaban las técnicas de la historia transnacional antes que esa etiqueta ganara difusión. Pero igualmente, las representaciones culturales, las formas de organización política o los propios movimientos sociales no se comprenden de manera completa si nos limitamos estrictamente al marco nacional. Y no se trata sólo de estudiar los procesos de difusión o influencia de las ideas o de la intervención exterior de una potencia en los asuntos internos de un país. La perspectiva transnacional o global pretende superar esta dimensión que enfatiza la idea de un centro y una periferia, casi esencializándolos, y subraya los procesos de interacción y cruzamientos múltiples, y el rechazo a la idea de bloques compartimentados homogéneos. Como ha enfatizado el sanscritólogo Sheldon Pollock, la cultura no es local ni global, toda cultura es translocal.[2] No obstante, la idea de los cruzamientos y las interacciones deja abierto el problema de las asimetrías de poder y las desigualdades espaciales, que en algunos trabajos de historia transnacional parecen desvanecerse bajo la fascinación por un mundo de conexiones y redes.

En América Latina el vocabulario de las perspectivas trasnacional y global tardó en arraigar. En otro lugar he señalado algunas posibles razones para la relativa falta de interés por parte de los historiadores latinoamericanos por las nuevas perspectivas historiográficas.[3] En primer lugar, parte de la nueva historia global se centró en cuestiones como las de la gran divergencia, las razones para el “éxito” económico europeo y el incremento de las desigualdades espaciales a escala planetaria. En cierta medida era regresar el tema ya tratado por los teóricos de la dependencia, una especie de déjà vu para los latinoamericanos. En segundo lugar, las perspectivas transnacionales que insistían en los movimientos y conexiones a través de las fronteras se encontraban en América Latina con fronteras y estados estables y sólidas tradiciones historiográficas nacionales. En tercer lugar, y quizás lo más importante, la historiografía global y transnacional en muchas ocasiones ha reemplazado las viejas perspectivas eurocéntricas con perspectivas euroasiáticas. Muchos trabajos han realizado lo que puede denominarse una extensión de la historia imperial en un intento de comprender cómo se formó el mundo moderno. No es de extrañar que los latinoamericanos se sintieran marginados y poco atraídos por esa perspectiva.

A pesar de todo, las formas de la historia transnacional y global también han llegado a América Latina y han impactado en muchos trabajos recientes. En este dossier se ofrece una pequeña muestra de las contribuciones de la historiografía latinoamericana en el campo de la historia política que utilizan una perspectiva transnacional o global. Hay que indicar que, como era de preverse, los trabajos que aquí se reproducen no ofrecen un todo homogéneo. Cuatro de los artículos de este dossier no entran en el debate teórico-metodológico sobre qué es la historia global o transnacional, ni tampoco se adscriben explícitamente a una u otra determinada corriente. Pero todos ellos abordan sus problemas de estudio con una mirada atenta a dimensiones que atraviesan las fronteras nacionales.

Una excepción a esta línea es el artículo que presenta nuestro dossier, el importante trabajo que Jeremy Adelman publicó en 2004 en Hispanic American Historical Review. En este caso no se trata de un trabajo empírico, sino de una reflexión sobre el lugar que ocupa la enseñanza de la historia de América Latina en un momento de ascenso de los cursos de historia mundial en Estados Unidos. Introducir este artículo en un dossier como éste nos parecía importante porque plantea algunos de los problemas clave que se han mencionado en las líneas anteriores. En primer lugar, arroja dudas sobre una historia de convergencias irreversibles. En segundo lugar, subraya cómo los historiadores latinoamericanistas habían discutido el engarce de la historia de la región con marcos más amplios, como la historia mundial, casi desde los orígenes de la construcción nacional. Fuera cual fuera la perspectiva, los latinoamericanos se veían obligados a mirar su pasado con un ojo en el mundo al mismo tiempo. Pero además, mi impresión es que el artículo de Adelman de manera implícita, al afirmar que era necesario atender a las formas heterogéneas en que América Latina se ha incorporado a los sistemas mundiales y al subrayar la importancia de la experiencia colonial latinoamericana para la construcción de la modernidad, estaba ya alertando sobre los peligros de una historia global que sustituyera una narrativa del ascenso de Occidente por otra centrada en Eurasia.

El resto de trabajos de este dossier, como se ha mencionado, son estudios de caso, referidos a la historia política del siglo XX latinoamericano. Tres de los cinco trabajos, los de Bergel, Scarfi y Sánchez Román, ofrecen una mirada que puede definirse como de historia global (o transnacional) intelectual, atendiendo a cómo se fueron formando ideas en escenarios transnacionales. El trabajo de Juan Pablo Scarfi aparentemente se sale de nuestro marco espacial al abordar la personalidad del teórico estadounidense del derecho internacional, James Brown Scott. Sin embargo, el estudio de Scarfi muestra cómo los desarrollos intelectuales de Scott sobre la figura del padre Vitoria fueron posibles gracias a una importante red transnacional. Y a su vez la obra de Scott pretendía contribuir a dar forma al imperio informal estadounidense sobre América Latina. Estos tres trabajos buscan ir más allá de un trazado simple de líneas de influencia entre un centro y una periferia. En ellos se ve cómo las ideas se construían en la interacción y cómo ideas que asumimos producidas en los centros (imperiales) han sido elaboradas de manera original en las periferias. Incluso en el trabajo de Bergel se contempla un interesante caso de conexiones entre dos regiones habitualmente consideradas periféricas, la India y Argentina.

El trabajo de Vanni Pettinà y hasta cierto punto el de Sánchez Román, forman parte de unas nuevas aproximaciones a la Guerra Fría que intentan ir más allá de la dinámica bipolar para ofrecer otras conexiones y para subrayar la agencia de los actores del sur global, en este caso los latinoamericanos. Pettinà muestra cómo los mexicanos navegaron con habilidad las turbulentas aguas de la Guerra Fría, buscando una política autónoma. Sánchez Román subraya cómo el discurso sobre el totalitarismo en Argentina surgió de manera autónoma en un contexto particular (local) en el que la Guerra Fría internacional pero también las viejas conexiones con el imperio británico desempeñaron papeles significativos.

El trabajo de Ernesto Bohoslavsky se aparta un tanto de resto ya que, aunque también aborda un estudio de caso, explora de manera explícita el valor metodológico de comparaciones y conexiones, dos de las herramientas habituales de la historia global. El trabajo de Bohoslavsky contribuye tanto a una historia intelectual global, en este caso el de la construcción de la ideología de derechas en el cono sur de América Latina, como a una historia política transnacional, al observar cómo las conexiones más allá de las fronteras fueron significativas para la elaboración de las agendas y las estrategias políticas nacionales.

Recientemente, Jeremy Adelman ha subrayado los límites de la historia global y los problemas para el futuro en un contexto de reacción antiglobalizadora.[4] No está claro si las corrientes trasnacionales y globales, nunca dominantes en la historiografía latinoamericana, seguirán en ascenso en los próximos años. En todo caso, los trabajos aquí presentados intentan dar una muestra de lo que estas perspectivas pueden aportar en nuestro conocimiento del pasado reciente latinoamericano.

 

Textos seleccionados para el dossier

Adelman, Jeremy (2004), “Latin American and World Histories: Old and New Approaches to the Pluribus and the Unum”, Hispanic American Historical Review, 84:3 (Agosto), pp. 399-409.

Bergel, Martín (2014), “Rabindranath Tagore: avatares de un cosmopolita periférico en el Río de la Plata”. En Bruno, Paula (coord.), Visitas Culturales en la Argentina, 1898-1936, Buenos Aires, Biblos, pp. 143-165.

Scarfi, Juan Pablo (2007), “Reconfiguraciones del saber jurídico. James Brown Scott reflota la obra de Vitoria desde Estados Unidos en años de entreguerra”. En Salvatore, Ricardo D. (comp.), Los lugares del saber. Contextos locales y redes transnacionales en la formación del conocimiento moderno, Buenos Aires, Beatriz Viterbo Editora, pp. 269-293.

Sánchez Román, José Antonio (2014), “La Nación, Peronism, and the Origins of the Cold War in Argentina”, Culture & History Digital Journal, vol. 4, n. 1. Recuperado de http://cultureandhistory.revistas.csic.es/index.php/cultureandhistory/article/view/68/250

Bohoslavsky, Ernesto (2011), “Historias conectadas y comparadas del antipopulismo de derecha en Argentina, Brasil y Chile a mediados del siglo XX”, Anuario IEHS, Nº 26, pp. 239-250.

Pettinà, Vanni (2016), “¡Bienvenido Mr. Mikoyan!: Tacos y tractores a la sombra del acercamiento soviético-mexicano, 1958-1964”, Historia Mexicana, LXVI:2, pp. 793-852.

[1] El intento más logrado de definir una agenda y una metodología para la historia global es el de Sebastian Conrad (2016), What is Global History, Princeton, Princeton University Press.

[2] Sheldon Pollock (2006), The Language of God in the Land of Men: Sanskrit, Power and Culture in Premodern India, Berkeley, University of California Press.

[3] José Antonio Sánchez Román (2017), “Doing Global History: Reflections, Doubts and Commitments”, Revista de Estudos Brasileiros, pp. 246-247.

[4] Jeremy Adelman, “What is global history now?”, Aeon, publicado on line, el 2 de marzo de 2017. Recuperado de https://aeon.co/essays/is-global-history-still-possible-or-has-it-had-its-moment, el 14 de septiembre de 2017.

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Dossier. Arte y política en Argentina https://historiapolitica.com/dossiers/dossier-arte-y-politica-en-argentina/ Tue, 28 Mar 2017 18:56:36 +0000 http://historiapolitica.com/?post_type=dossiers&p=3592 Dossier. Arte y política en Argentina

 

Ana Bugnone (IdIHCS – UNLP – CONICET)

 

Hace algunos años comenzaron a destacarse trabajos de investigación que analizaban, desde diferentes puntos de vista, los vínculos entre arte y política. En este dossier se propone un recorrido por algunas prácticas artísticas que surgieron en Argentina en marcos políticos e históricos con un peso particular: el peronismo, las décadas de los sesenta y setenta, la democracia y la poscrisis de principios de este siglo. En aquellos momentos, ciertos artistas y colectivos artísticos propusieron lecturas, miradas y experiencias de lo que se estaba viviendo y, en general, del pasado. Esas prácticas expresaron de modos específicos formas de aprobación al orden vigente o de contestación al poder, consensos o aperturas a nuevas formas de vida. A través del estudio de una diversidad de prácticas, tales como el teatro clásico y el comunitario, la historieta, el cine, la fotografía, las artes visuales y las performances, los artículos que se incluyen en este dossier, dan cuenta de la complejidad y la heterogeneidad de vinculaciones entre arte y política. En algunos casos, la presencia del estado es crucial, en otros, del movimiento político, o bien la confluencia con un conjunto de ideas políticas que circulaban en cada época.

Inicia el dossier un trabajo de Marcela Gené sobre la historieta “José Julián, el heroico descamisado”, publicada en Descamisada, revista de humor político que se transformó en un órgano de la propaganda estatal. En el contexto del primer peronismo, el protagonista de la historieta luchaba contra la oligarquía y el sabotaje, y expresaba en cada acto su lealtad al líder. Según Gené, con un personaje previsible y un argumento esquemático, la historieta fue planificada como medio para transmitir mensajes políticos. Sin embargo, en tanto género popular y masivo, contribuyó en la construcción de la identidad política peronista.

En el mismo período, las políticas culturales del gobierno peronista dieron lugar a diversas experiencias artísticas, especialmente destinadas a trabajadores. Así, Yanina Leonardi analiza prácticas y formaciones artísticas que considera parte de la democratización de la cultura durante el peronismo y que parten de una concepción pedagógica del arte. El “Teatro Obrero Argentino de la Confederación General del Trabajo” tenía un elenco formado por trabajadores. La idea de que el bienestar también incluía a las actividades artísticas no sólo como forma de transmisión educativa de valores e ideales, sino también para contrarrestar el elitismo cultural que había imperado hasta entonces, son los ejes sobre los que Leonardi transita en el artículo.

La forma en que el cine político de entre fines de los sesenta y mediados de los setenta mostró las ocupaciones de fábricas es otro de los aspectos claves que se analizan en este dossier. En efecto, Mariano Mestman estudia las imágenes que el cine argentino utilizó y significó sobre los conflictos obreros de mediados de los sesenta, y destaca de qué modo las películas mostraron los límites y problemas de dicho proceso. De este modo, señalan la necesidad de encauzar las protestas hacia la lucha armada, de acuerdo con el discurso que circulaba en la época en sectores de la nueva izquierda.

En el mismo contexto de radicalización política, Ana Bugnone trabaja sobre el artista Edgardo Antonio Vigo, cuya poética neovanguardista se distancia de una adhesión directa partidaria u orgánica, aunque establece una relación con la política contestataria de la época. De este modo, la autora analiza cómo a través de la poesía visual, las acciones artísticas en el espacio público y el uso del lenguaje judicial, Vigo proponía un tipo de cambio político, cuestionando valores, formas de vida y jerarquías del orden social autoritario.

Las huellas que ha dejado la dictadura argentina que transcurrió entre 1976 y 1983 se han expresado en distintos niveles, uno de los cuales es la producción fotográfica sobre la desaparición. Luis Ignacio García aborda un grupo de trabajos que construyen e imaginan identidades familiares en torno a la desaparición desde mediados de los noventa. La forma en que estos ensayos fotográficos elaboran la memoria se distingue de un uso anterior de la fotografía como testimonio y reclamo por lo sucedido y contienen una politicidad “en pianissimo”, dice el autor, una potencia que se revela en el cuestionamiento acerca de lo contemporáneo.

El trabajo de Lola Proaño Gómez se centra en el modo en que la experiencia del teatro comunitario opera como resistencia a la crisis social y política de fines de los noventa y principios del dos mil. Esta resistencia construye nuevas modalidades de autonomía y subjetivación, contrarias a las definidas por la organización racional y neoliberal. Proaño Gómez analiza cómo el teatro comunitario se transforma en un “monstruo” desde el punto de vista biopolítico, en tanto es un “otro” respecto de lo que impone el sistema capitalista. La autora sostiene que el teatro comunitario produce una subjetividad y un cuerpo diferentes, es decir, una nueva potencia de vida.

Otras de las formas en que los artistas trabajaron sobre los cambios de principios del siglo XXI se explica en el artículo de Leonor Arfuch a través de un análisis de exposiciones y obras que vinculan arte, memoria y experiencia. Ya sea a través de objetos que generan archivos y memorias personales o de un período, como los ochenta, su promesa democrática y posterior debacle, por medio de miradas locales y regionales críticas o bien extranjeras, las exposiciones se ocupan del mundo contemporáneo. La autora apuesta a encontrar en ellas una capacidad particular que se expresa en el poder revulsivo del arte contra la forma de vida actual.

Textos seleccionados para el dossier

 

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